Por Eduardo Contreras Villablanca / Letras de Chile

La última novela de Carlos Tromben, gira en torno al sino trágico de la historia del presidente Salvador Allende y el proyecto de la Unidad Popular. Los elementos típicos de la estructura de la dramaturgia, remontándose a la época griega, parecen estar presentes en esos mil días en que la Unidad Popular intentó transformar a Chile en un país menos desigual y con mayor bienestar social: desde la época de Esquilo, Sófocles y Eurípides, esas obras abordan algún conflicto universal, en este caso el de una lucha emancipadora por el restablecimiento de la justicia, con un sentido de fatalidad que se va acrecentando a lo largo de la trama. El héroe es consciente de dicho destino y lucha contra él, y el desenlace siempre implica la caída del héroe.

También en la obra de Tromben, como en aquellas, las virtudes y miserias de la condición humana son centrales, y los sentimientos del pueblo que en el mundo antiguo se expresaban en un coro, en esta novela se manifiestan en una variedad de personajes que viven esos meses intensos desde realidades muy distintas: Luciano Cruz, Humberto Maturana, una joven investigadora que a la larga será la suegra de la narradora, Michel Foucault, Tati Allende, tres hermanas que eran niñas en esas fechas, una de ellas la narradora de la mayor parte de la novela, la madre de la narradora, su tía economista que trabaja en el Banco Central, el padre de la narradora que es un ex militar que apoya a Allende, y se involucra en las investigaciones para sacar adelante lo que habría sido la primera intranet estatal del mundo (Cybersyn) y Pedro Pozo, otro ex militar que se pasó al MIR y termina siendo parte del equipo de seguridad del presidente Allende (el GAP), entre otros atractivos personajes de un amplio elenco.

Consultado sobre la elección de la narradora, el autor declaró en una entrevista realizada por Ana Clara Pérez Cotten (Télam): “Siempre quise escribir una novela sobre tres hermanas que recuerdan a un padre. No sé por qué. Tal vez por la figura arquetípica de las tres hijas del Rey Lear. Las tres gracias, las tres moiras que entretejen el destino. Las tres brujas de Macbeth. Allende tenía también tres hijas. La voz femenina me permitió darle un tono de mayor intimidad a la novela, de cercanía, un arco más amplio de matices emocionales y de detalles cotidianos de los que me hubiera permitido, creo, una voz masculina”.

Una buena elección, a mi juicio. La voz coral se enriquece con las miradas y vivencias de esa familia, a la postre también víctima de la brutalidad de la represión de la dictadura cívico militar.

La novela gira en torno a este leitmotiv del destino aciago, que se hace explicita más o menos en la mitad de la obra, cuando la narradora declara que: “va a llegar el minuto en que Salvador Allende no tenga hacia dónde escapar, porque ha puesto en marcha un proceso social gigantesco y despertado unas fuerzas que no descansarán hasta consumar su venganza. Cuando llegue ese momento, Allende estará completamente solo, ni sus seres más queridos lo podrán ayudar. Entonces la única salida para él será la historia”.

Para enfatizar la deriva fatal, la novela muestra esa creciente soledad del presidente Salvador Allende. Como recurso literario se extrema ese aislamiento, se le presenta huérfano del apoyo de sus compañeros de ruta. La historia documentada nos muestra que si bien la dirigencia de su partido le jugó en contra (con altisonantes y radicales declaraciones que daban pábulo al mundo conservador), el presidente siempre contó con el respaldo del Partido Comunista. Sin embargo, no hay personajes de ese partido en la novela, como si no hubiera existido. Si bien en la obra el mundo de la derecha aparece abominando del supuesto advenimiento del comunismo, no figura este partido, parafraseando a Marx: es el fantasma del comunismo el que recorre la obra, pero como fantasma no puede apoyar al presidente mártir. Este alejamiento de la historia, resulta sin embargo funcional al tono trágico de la novela.

El rol de algunos de los principales dirigentes de la Democracia Cristiana (D.C.) instigando el golpe (muy a la luz en estos días a propósito de la serie de televisión “Los mil días de Allende”), también está presente en la novela. A ratos Salvador Allende, desde el más allá, interviene en la narración, y en uno de esos pasajes, a propósito de la certeza de que vendría el desenlace buscado por EEUU, la derecha y parte de la directiva de la D.C., declara: “A partir de aquel diagnóstico sin medias tintas comprendí que ya no podíamos seguir así. Sin desechar nunca el diálogo con la Democracia Cristiana, pese a tener al frente a un Aylwin implacable y mezquino, tomé la decisión de convocar a un plebiscito para dejar que la ciudadanía zanjara la continuidad del gobierno”.

El siguiente pasaje de la última parte de la novela, bien podría ser parte del éxodo en una obra clásica: “El estuco del palacio saltó en pedazos y del balcón desde donde Salvador Allende habló tantas veces a la multitud ahora brotaban llamas. El fuego comenzó a consumir la bandera que colgaba desde el capitel”.

En esta novela, Allende, el compañero presidente como le gustaba que lo llamaran, es tratado con respeto, y con bastante fidelidad a lo que muestra la historia a lo largo de la extensa obra de investigación en torno a su vida.

A propósito de los cincuenta años del golpe, una novela recomendable en tiempos de ascenso del negacionismo y de una alarmante falta de empatía con quienes fueron actores y víctimas del acto inaugural del peor periodo de la historia chilena. Quienes dudan en condenar el golpe, o lo hacen con notas al pie o restricciones, al hacerlo amparan los años más oscuros de Chile en cuanto violaciones de los derechos humanos, avalan la más flagrante intervención extranjera contra nuestra soberanía, y comulgan con más de una década y media de precariedad económica y social de la gran mayoría de la población. Leer esta novela les daría otra visión, una con bastante más humanismo.

ALLENDE. UNA NOVELA EN CINCO ACTOS
Carlos Tromben
Editorial: EDICIONES B
Año de edición: 2023
464 páginas