william haltenhoff nikiforos

“La pregunta básica que me hice fue, qué es lo vivo y qué muere, o qué tiene que estar pasando en su interioridad en un ente para que yo, mirándolo desde afuera, pueda decir que es un ser vivo”.

Esta es una de las frases descollantes, una de las tantas que concentran el origen de su avidez por conocer sobre el origen de lo viviente, de Humberto Maturana (1928-2021), prestigioso y admirado biólogo, filósofo, Premio Nacional de Ciencias, 1994.

Ahora bien, ¿es posible escenificar teatralmente el impacto de la obra de Maturana tanto en el mundo de la ciencia como en los ciudadanos que lo admiran? Si es posible, cómo sería esta intrépida y osada manera de volcar en escena semejante contenido biológico-filosófico de uno de los científicos más prominentes de nuestro país.

Una de las respuestas es A los pies del árbol, reciente estreno en sala N1, (Edificio B, piso 2) del Centro Gabriela Mistral, GAM. Escrita y dirigida por Manuela Oyarzún, y protagonizada por Patricia Rivadeneira, esta obra no sólo articula y despliega en escena los hitos esenciales del maturanismo filo-genético sino además usa la sala teatral -actores-público-, como parte de los “sistemas autopoiéticos moleculares”, en otras palabras, la protagonista se pregunta “¿por qué se está en esta sala?”.

La esceno-arquitectura donde se sitúa A los pies del árbol está compuesta por dos enormes andamios metálicos de varios pisos que bordean los límites del suelo escénico (donde está escrita la frase “¿qué es lo vivo?”). En un extremo de estos andamios si sitúa el pianista y compositor musical de la obra, Alejandro Miranda, y en el andamio opuesto, está la directora-actriz-hablante, Manuela Oyarzún.

Al centro, como sogas entre dos murallas, se sitúan un entrevero enorme de cables que simulan las venas y arterias (algunas se iluminan) que simbolizan el mundo de Maturana, es un vasto tejido (también hay una argolla gigante) por donde se mueve con gran curiosidad Patricia Rivadeneira, especie de alter ego de Maturana.

Este cableado conjuga un acercamiento, a base de preguntas y repuestas, a la obra de este pensador y científico; esta opción estructural, realizada por Macarena Urzúa y Rodrigo Santa María (Siglo 22 Arquitectos) es, teatralmente, del todo eficaz, ya que motiva al espectador a adentrarse en la vasta jungla de ideas y conceptos de Maturana, como lo es la autopoiesis (“capacidad de los sistemas de producirse a sí mismos”), concepto que trabajó junto a otro gran neurocientífico, Francisco Varela.

TALENTOS MULTIPLICADOS

La música, tocada en vivo de manera magistral por Miranda, es una especie de latido íntimo que acompaña a la protagonista en todo su navegar por el mundo de Maturana; el otro hemisferio cerebral de este montaje autopoiético, tiene nombre y apellido, Manuela Oyarzún, artista múltiple, quien diseñó una puesta en escena donde las ideas y principios científicos se entrelazan a un ritmo actoral y juego visual de gran originalidad. Logró que esta suerte de medio monólogo se convirtiera en un trabajo actoral multidialogal, ya que la protagonista contó a ratos con ayuda de un asistente, como también fue la propia voz de Oyarzún, cargada de matices y de intenciones diversas, la que atiza permanentemente la labor de Rivadeneira.

Oyarzún fusionó lo teatral con los cimientos del pensamiento de Maturana logrando que A los pies del árbol sea comprensible para todo espectador (conozca o no la obra de este científico) su trabajo logra que el universo de Maturana sea más visible que nunca, recordemos que la palabra teatro, del griego theatron, significa “lugar para ver”, por tanto, lo que hizo Oyarzún fue lograr que los conceptos de Maturana “se vieran y se palparan” con más claridad que nunca. A eso se suma que tuvo a su cargo la escritura de este especie de sesudo “diccionario visual” del trabajo del neurocientífico que publicó en vida 21 libros, donde no sólo lo relaciona con Darwin, sino que hay citas de Platón, Buda, Brecht, entre otros autores.

Patricia Rivadeneira, la protagonista de este cruce de universos paralelos, se sitúa en el corazón de este juego teatral con una solvencia y sencilla naturalidad que asombra y seduce, no “hace de” sino que “explora a” Maturana en su íntima complejidad de científico y ser humano, dueña de una gran presencia escénica, esta actriz, que además interpreta a Darwin, se mueve entre estos cables y venas subterráneas como pez en el agua, algo así como un delfín de tierra y mar que integra las raíces teatrales de A los pies del árbol, el magnífico árbol del conocimiento del gran Humberto Maturana.

NOTA: Esta obra se podrá ver entre el 6 al 22 de octubre, de jueves a sábado, a las 21 horas y domingo, a las 20 horas.

Sala N1, (Edificio B, piso 2), Centro Gabriela Mistral, GAM, Alameda 227, Santiago.