Por Omar López
Puente Alto, 17 de agosto 2023

Poema N° 48, de Gonzalo Millán

El río invierte el curso de su corriente.
El agua de las cascadas sube.
La gente empieza a caminar retrocediendo.
Los caballos caminan hacia atrás.
Los militares deshacen lo desfilado.
Las balas salen de las carnes.
Las balas entran en los cañones.
Los oficiales enfundan sus pistolas.
La corriente penetra por los enchufes.
Los torturados dejan de agitarse.
Los torturados cierran sus bocas.
Los campos de concentración se vacían.
Aparecen los desaparecidos.
Los muertos salen de sus tumbas.
Los aviones vuelan hacia atrás
Los “rockets” suben hacia los aviones.
Allende dispara.
Las llamas se apagan.
Se saca el casco.
La Moneda se reconstituye íntegra.
Su cráneo se recompone.
Sale a un balcón.
Allende retrocede hasta Tomás Moro.
Los detenidos salen de espalda de los estadios.
11 de septiembre.
Regresan aviones con refugiados.
Chile es un país democrático.
Las fuerzas armadas respetan la constitución.
Los militares vuelven a sus cuarteles.
Renace Neruda.
Vuelve en una ambulancia a Isla Negra.
Le duele la próstata. Escribe.
Víctor Jara toca la guitarra.
Canta
Los discursos entran en las bocas.
El tirano abraza a Prat.
Desaparece.
Prat revive.
Los cesantes son recontratados.
Los obreros desfilan cantando
¡Venceremos!

La poesía, cuando está bien escrita y consigue inquietar al lector un poco más allá de su rutina, se convierte en un puente indudable para unir la distancia entre dos desconocidos. Y no solo eso, también es capaz de trascender generaciones y mantener una vitalidad en sus contenidos que ya se quisiera cualquier mortal. El texto del poeta chileno Gonzalo Millán, escrito en 1979 desde el mapa del exilio, forma parte de un poemario titulado “La ciudad” y recuerdo perfectamente haberlo escuchado por vez primera en voz y presencia de su autor, en un acto realizado en la Sociedad de Escritores de Chile por ahí en el año 1988 o tal vez, 89.

Lo notable de esta poética es que hace una descripción en reversa desde el fondo de una tumba histórica, cruel y dramática como si fuera una máquina del tiempo y finaliza con la impecable consigna aquella de una victoria popular que nos comprometía y hacía soñar a cada instante, con un país y una sociedad distinta. Es decir, el poeta con un lenguaje directo, informativo, certero, nos insta a recuperar la confianza en nuestros valores deshaciendo las sombras, borrando las escenas que nunca deberían haber ocurrido hasta llegar al desfile, la movilización, la utopía y el derecho de ser justos y felices. Gran poeta Gonzalo Millán, fallecido tempranamente el 14 de octubre de 2006 y que ya, al final de su vida alcanza a escribir sus últimos poemas que reúne bajo el nombre de “Veneno de escorpión azul”.

Ahora, a semanas de cumplirse cincuenta años del golpe de estado civil militar, incitado y financiado desde el primer día del gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular, por el corrupto y agrio Richard Nixon desde Estados Unidos, es necesario defender la memoria del antes y después en nuestra historia social, política y cultural que se quiebra constitucionalmente, ese oscuro once de septiembre de mil novecientos setenta y tres. No podemos pedir a los sectores negacionistas que cambien su discurso: ellos son y serán siempre fieles a la complicidad con la traición; la mentira; los montajes; la cobardía y la impunidad. A nuestro favor, en nuestra piel, late otra perspectiva y es la del arte, la creatividad y el humanismo. Siempre en esta veta existe un mundo todavía pendiente para afianzar la esperanza en el ser humano: un ser humano libre de contaminación mercantil y lejos del idiotismo tecnológico que, hoy por hoy, se impone como otra arma de dominación y vacío.

La historia no puede volver atrás como en el poema de Millán y tampoco repetirse, pero sí puede ser, como en este caso, una herencia de aprendizaje y respeto por todos y cada una de las personas asesinadas o torturadas en dictadura.

Y un poema, un testimonio o cualquier manifestación que busque la fortaleza del NUNCA MÁS será siempre una opción por la vida.