Por Omar López

El Tabo, jueves 07 de septiembre 2023

1973, 13 de septiembre: comienza la tortura y asesinato de Víctor Jara;

Día 14… Tortura y asesinato de Eduardo Paredes ex Director de Investigaciones y otros detenidos en la defensa de la Moneda;

Día 18… En un vehículo de la Papelera, 19 vecinos de Laja y San Rosendo son trasladados en horas de la madrugada desde la Tenencia de Laja hasta un predio cercano donde son acribillados y enterrados en el mismo lugar: obreros de CMPC; ferroviarios; un regidor; el director y un profesor de la escuela; pequeños comerciantes y dos estudiantes.

Día 24… Efectivos del Regimiento de Infantería de San Bernardo detienen en un operativo a 18 campesinos del fundo El Escorial de Paine. Los prisioneros son subidos a un camión que enfila hacia los cerros de Chena y ahí se pierde su rastro. Muchos de ellos aparecen en el patio 29 del Cementerio General.

Día 30… El Gobierno informa de la ejecución de 6 detenidos en Pisagua, Entre los muertos se encuentra Michel Nasch, de 19 años, quien a la fecha cumplía su servicio militar y que había sido arrestado por negarse a participar en el fusilamiento de un detenido.

1973 octubre 5 al 19… setenta y ocho presos políticos ejecutados, unos “por ley de fuga”, otros simplemente asesinados a corvo o fusilados, desde Arica a Valdivia.

Este breve recuento de los primeros crímenes quiere, de alguna manera, simbolizar lo que fue y es la verdadera historia de un hecho que marcó y sigue presente como una huella de sangre y cobardía que los supuestos “salvadores de la patria” implantaron desde el minuto uno en que perpetraron el golpe de estado sobre un gobierno elegido por voluntad popular y reafirmado con un apoyo electoral sobre el 45% en las elecciones parlamentarias de marzo 1973. A pesar de los sabotajes, la intervención de Estados Unidos, CIA mediante, de los paros de camioneros y comerciantes y el ocultamiento de mercaderías, el gobierno de la Unidad Popular mantenía un respaldo único por parte de los trabajadores, los campesinos, los estudiantes y un pueblo comprometido con un futuro más justo.

Desde el 04 de septiembre de 1970, la derecha criolla y sus amos gringos, orquestaron la creación de un clima de odiosidad y mentiras: comenzaron con el asesinato de René Schneider, Comandante en Jefe del Ejército (octubre 21 de 1970) y vuelven a matar, esta vez, al edecán naval del Presidente Salvador Allende, Arturo Araya el 26 de julio de 1973. Varios de estos gánsteres de “Patria y libertad” fueron eficaces verdugos y torturadores de centenares de chilenos… integrando la siniestra garra DINA para imponer un exterminio sistemático de militantes de izquierda o cualquier sospechoso de serlo, mediante la detención, tortura y desaparición de sus cuerpos. También ejercieron el terrorismo internacional con los asesinatos de Carlos Prats y su señora esposa (septiembre 29 de 1974); el asesinato de Orlando Letelier y su secretaria en el centro mismo de Washington (septiembre 21 de 1976); el atentado fallido de Bernardo Leighton y Anita Fresno, su esposa, en una calle de Roma ( octubre 06 de 1975) y a nivel local, el secuestro y degollamiento del presidente de la Asociación de Empleados Fiscales, Tucapel Jiménez (febrero 25 de 1982 ) y el secuestro y degollamiento de tres profesionales, Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino (marzo 28 de 1985).

Recién en los años noventa comienza una lenta, lenta y difícil etapa de reconocer querellas e iniciar los juicios respectivos contra los agentes civiles y militares involucrados en tantos asesinatos y pillaje. Aquí se asesinó a mujeres embarazadas o en ciertos casos, se apropiaron de esas guaguas con fines aun más perversos. Aquí se hizo de la violación y la utilización de perros y ratas, una práctica habitual de humillación sexual y salvajismo en las jóvenes detenidas. Aquí se asesinó a exparlamentarios, médicos, ingenieros, profesores, periodistas, obreros y dirigentes campesinos, jóvenes sin militancia política alguna e incluso, a niños y estudiantes. También, a sacerdotes y militares constitucionalistas que no quisieron manchar su conciencia ni sus manos con las bestialidades del régimen.

Sabemos que muchos de los personajes ejecutores de estos crímenes, constituyen un nido de serpientes venenosas en Punta Peuco y hacen, cada cierto tiempo, gala de sus miserables acciones o también, se victimizan fingiendo dolencias de salud y amnesia total a la hora de imputarles, de acuerdo a las investigaciones, nuevas atrocidades y abusos. No sería raro que apelen a la inocente silla de ruedas como lo hicieron los delincuentes Pinochet y su amigo torturador, sádico y pedófilo, Paul Schäfer. Se constata además, que todavía no se sabe y tal vez nunca se pueda saber del destino de más de mil personas, en su gran mayoría, compatriotas, que fueron secuestrados, humillados, torturados y desaparecidos al amparo de un régimen inhumano, perverso y corrupto que mantuvo el poder por 17 años ejerciendo el terror; los montajes de falsos enfrentamientos para cubrir sus masacres; la mentira; el soplonaje y la traición sin vergüenza alguna y con la amplia y silente complicidad de una clase social arraigada en una tradición de dominio y poder económico.

Y por lo visto, la derecha en cualquiera de sus máscaras y su acostumbrada e hipócrita retórica apela a “la unidad de todos los chilenos”, porque siempre les acomoda la impunidad antes que la justicia real y el olvido antes que la verdad. Para ellos la palabra exilio, las palabras detenido desaparecido; la palabra montaje; las palabras secuestro y tortura, la palabra impunidad son conceptos ajenos o peligrosos para su memoria; no están incluidas en ninguno de sus discursos ni en su diccionario y menos, en su conciencia.

Sin embargo, para la esposa, los hijos o la familia de aquel anónimo dirigente sindical del puerto de San Antonio que lo fueron a buscar a su domicilio una tarde de septiembre 73 y le dijeron a su señora que lo llevaban “sólo para resolver algunas dudas” y de Tejas Verdes, nunca más volvió…cincuenta o cien años será una noche eterna

“La historia es nuestra y la hacen los pueblos”
(Salvador Allende)