Por Sonia Cienfuegos

 

De: Ainos – Santiago
A: Charles -Bruselas

Amaneciendo alentada
(A Cristóbal)

Charles, mon amour:

¡Qué lindo que ese cantante belga como tú – Brel – que también mucho
me gusta, te acerque a mí!
Hoy es mejor día que ayer aunque no estoy del todo bien
con esta tremenda congestión que me agarré. Todo el martes
estuve volando sobre Santiago irritada e irritable tratando
de entender qué me pasaba. El médico que me revisó y
recetó sus leseras y pese a haberle contado que soy
alérgica, incluyó un remedio que contiene dos
substancias que operan en mí como drogas. No lo compré y
¡Fin de la tontera y sentirme mal¡.

Charles, te quiero muchísimo. El tiempo pasará y
espero no nos pongamos viejos – como canta
P. Milanés – sino antiguos y sabios. Algo así
como aceptar las preguntas sin respuesta frente a un objeto
precolombino o zapatillas egipcias expuestas en el Pabellón Egipcio
de un museo y que provocan que una evoque a tu amigo Pablito –
como sueles nombrarlo y repetir: ¿y el hombre – agrego – La Mujer -, dónde
anduvo o dónde estuvo?
¿O los mayores de la tribu a quienes las generaciones
menores escuchan con respeto y quieren de verdad
porque con ellos, ellas, está la vida y los códigos y
sentimientos de la naturaleza; en definitiva:
de la tierra, del cosmos?.
Sobre todo, sabios, para sentir que un espíritu o ángel titular o
tutelar nos reúne, nos reunió para compartirnos y
compartir la vida que nos esperará, por el centro,
norte o sur. Un beso. A.