Letras de Chile agradece al escritor Darwin Bedoya el envío de su muy interesante entrevista a Lauro Zavala, académico, doctor en literatura, en que se refiere al microcuento, la minificción y Augusto Monterroso.

Cien años de Augusto Monterroso
o las huellas de un dinosaurio perpetuo

Entrevista con Lauro Zavala
Universidad Autónoma Metropolitana de México – Xochimilco

Augusto Monterroso fue fabulista, cuentista, narrador, ensayista, poeta y maestro. La narrativa de Tito Monterroso (Tegucigalpa, 21 de diciembre de 1921- Ciudad de México, 7 de febrero de 2003), está en Obras completas (y otros cuentos) (1959), La o veja negra y demás fábulas (1969), Lo demás es silencio (1978), Movimiento perpetuo (1972), Viaje al centro de la fábula (1981), La letra e. Fragmentos de un diario (1987), Los buscadores de oro (1993). Pero toda ella está representada por el «El dinosaurio».

La fama singular de este texto narrativo radica en su ambigüedad, brevedad y originalidad. Ese valor se desprende de las múltiples lecturas que se pueden obtener y el contexto en el que fue escrito: la posmodernidad. El terrible lagarto antediluviano aparece en pleno siglo XX para borrar una línea entre magia, realidad, ficción y sueño. Incluyendo el título: estamos frente a nueve palabras ordenadas con una simetría consistente que comunica muchas cosas. A propósito de este texto se han escrito interpretaciones, análisis y otras formas textuales para tratar de comprenderlo por parte de David Lagmanovich, José Luis Martínez y Lauro Zavala1.

La estudiosa de la minificción Laura Pollastri hizo un análisis anotando las siguientes ideas: «Pensémoslo desde su magnitud de oración: cada palabra ocupa un lugar inalienable en la serie; en el centro exacto el sustantivo que, repetido en el titulo marca un eje desde el que se ordenan los demás elementos. La oración se abre y se cierra especularmente: adverbio más verbo: verbo más adverbio; la sustantividad encerrada en su valva de espacio marcando un movimiento centrípeto. Los tiempos verbales se relacionan con corrección impecable: un perfectivo en la prótasis (subordinada), aspecto puntual, un imperfectivo en la apódosis (principal), aspecto durativo. Vale decir, una acción terminada en el tiempo despertó, una acción que se continúa en el pasado, estaba. Toda esta matemática economía se dispersa con los signos que emite el texto en otro nivel de su asimilación. Por ejemplo, la puntualidad que marca la desinencia del primer verbo —pretérito indefinido del indicativo—, se desdice en su significado: «despertar» es un proceso que dura en el tiempo, es un verbo que implica el pasaje de un estado, el sueño, a otro, la vigilia. Las desinencias señalan a una tercera persona, ¿la misma? Sabemos que el sujeto de la principal es «el dinosaurio», ¿cuál es el de la subordinada? El «cuando» con que se abre la primera frase, además de subrayar la subordinación, deberían indicar un tiempo preciso en el pasado, pero ¿en qué zona de su inasible extensión? El «allí» con que se cierra la segunda señala un lugar específico en el espacio, pero ¿dónde? Por último, la inminencia semafórica del «todavía» detrás del cual asoma el sujeto de la enunciación indicando que hay algo fuera de lugar, pero ¿qué? A la fuerza centrípeta del enunciado se le opone otra de igual magnitud y valor, pero con sentido contrario: la fuerza centrífuga de la enunciación»2.

D. Bedoya. ¿Qué se podría decir de la obra y, especialmente del texto más difundido y conocido de Monterroso, «El dinosaurio», al celebrarse cien años del nacimiento del autor?

L. Zavala. Creo que durante más de treinta años los numerosos lectores de este breve texto han puesto en práctica diversas formas de utilizar, analizar, homenajear y parodiar este texto. Se ha convertido en un laboratorio donde se ponen en juego las posibles formas de lectura que podemos realizar de un texto cualquiera. «El dinosaurio» ha sido una especie de Rorschach donde cada lector encuentra un motivo para poner en práctica sus propias formas de leer el universo textual. Y creo que este efecto es consecuencia precisamente de la diversidad y el interés literario que tiene el resto de la obra de Monterroso. Se ha leído este texto como si todo Monterroso (y de paso, toda la literatura) se pudiera encontrar en una nuez literaria.

D. Bedoya. Existe un libro clásico e inevitable a la hora de hablar de Monterroso: Variaciones sobre «El dinosaurio» preparado por usted. En este libro, Umberto Senegal señala que «El dinosaurio» tiene la posibilidad de ser leído indistintamente como minicuento (convencional y cerrado) o como microrrelato (moderno o posmoderno con más de una interpretación posible). ¿Dónde ubicar este texto que, con el humor que le caracterizaba, el mismo autor decía que se trataba de una novela?

L. Zavala. Creo que cada lector, en cada lectura, establece la perspectiva desde la cual decide apropiarse del texto. La brevedad de «El dinosaurio» permite utilizarlo como inicio o como final de un texto literario. Y esta misma brevedad permite utilizarlo como panóptico desde el cual observar las posibilidades de la relectura.

D. Bedoya. La fábula esópica, una de las formas literarias más antiguas que existen, ha sido convertida y reescrita en la literatura contemporánea por autores del siglo XX. Monterroso debe ser uno de los más preclaros en esa línea, si revisamos por ejemplo La oveja negra y demás fábulas, ¿se podría decir que tienen vigencia las fábulas de Monterroso en la narrativa breve de hoy?

L. Zavala. Creo que las anti-fábulas de Monterroso, que se resisten a proponer ninguna moraleja, provocan una polisemia consonante con la literatura escéptica que se escribe hoy. Este es el sentido de la reescritura irónica de los géneros clásicos, lo que les devuelve su relevancia original.

D. Bedoya. Si hablamos de las fábulas de Monterroso, estamos refiriéndonos a la intención retórica y sus rasgos adscritos a la posmodernidad. Y precisamente en esa posmodernidad aparece el microrrelato como género y, también, el escepticismo del que departía Francisca Noguerol como primer asunto vertebral en sus esbozos sobre los rasgos posmodernos en los microrrelatos. ¿Son microrrelatos los textos breves de Monterroso?

L. Zavala. La respuesta a esta pregunta depende de la preceptiva utilizada. Si consideramos como microrrelato todo texto literario breve de carácter narrativo, los textos de La Oveja negra son microrrelatos. Pero la mayor parte de las entradas breves en La letra e, los textos breves de Movimiento perpetuo, una porción considerable de Lo demás es silencio, las conversaciones del Viaje al centro de la fábula y los fragmentarios retratos literarios de La palabra mágica y Pájaros de Hispanoamérica son ensayísticos, y muchos de estos textos son aforísticos. La mayor parte de su escritura, entonces, pertenece al campo de la minificción, no del microrrelato.

D. Bedoya. ¿Se podría afirmar entonces que el carácter fragmentario de la obra monterrosiana, además de su diversidad de géneros literarios abarcados (fábulas, autobiografías ficticias, cuentos, microrrelatos, ensayos, etc.) suponen una comprensión cómoda y fluida para el lector contemporáneo?

L. Zavala. Sí. Creo que en los textos de Monterroso se prefiguran las formas de escritura de carácter carnavalesco, paradójico y lúdico que encontramos en la escritura actual.

D. Bedoya. ¿Cree que esta diversidad de géneros revisitados por Monterroso de deben leer como unidad?

L. Zavala. Además de practicar los géneros literarios tradicionales de una forma poco convencional (novela, cuento, fábula y memorias), también utilizó géneros considerados como ajenos a la literatura para darles un lugar como formas de creación literaria (entrevista, diario, retrato hablado y ensayo académico). Lo que tienen en común todos estos textos en Monterroso es una tendencia a la concisión.

D. Bedoya. Si bien la obra narrativa de Augusto Monterroso posee referencias que incluyen familiarmente a los clásicos griegos y, principalmente, latinos, a los escritores del Siglo de Oro español y a una vasta constelación de autores modernos y contemporáneos. ¿Esto implicaría una razón justificada de su vigencia y frescura en la narrativa breve de hoy?

L. Zavala. Sí. La familiaridad con los clásicos (adquirida en las bibliotecas y en su trabajo como editor) no sólo es evidente en su escritura, que dialoga con estos autores (como Gracián o Cervantes), sino en los temas que ocupan sus ensayos literarios (como Dante o Shakespeare).

D. Bedoya. «El dinosaurio» está incluido en una larga lista de antologías sobre el microrrelato. Es usado como ejemplo para hablar de microrrelatos en talleres de escritura creativa del género. Es de cita necesaria en coloquios o debates sobre minificción, es de lectura obligatoria para comprender microrrelatos. Entonces cabe preguntarse ¿cuál es el aporte de este texto al microrrelato actual?

L. Zavala. Creo que se trata de un caso difícilmente repetible, pues la atención recibida por «El dinosaurio» coincide con el surgimiento del interés por la minificción como género literario. «El dinosaurio» fue publicado en 1959, pero fue objeto del primer comentario analítico (con la extensión de más de una página) hasta 1985, en el trabajo de Will Corral publicado por la Universidad Veracruzana. Es decir, casi treinta años después de la publicación original. El año siguiente (1986) se presentó la primera tesis doctoral sobre el microrrelato, precisamente dedicada al estudio de Arreola, Torri y Monterroso, elaborada por Dolores Koch en Nueva York. Durante la siguiente década empezó el interés más sistemático por la minificción, con la publicación de volúmenes colectivos (como el coordinado por Juan Armando Epple en 1996), la realización de encuentros internacionales de investigadores (como el de México en 1998) y la creación de la primera revista especializada en estudios sobre cuento y minificción (El Cuento en Red, creada en el año 2000)3.

Yo creo que «El dinosaurio» ha sido tomado como referente para mostrar las posibilidades de la imaginación crítica y la imaginación creativa en la lectura de la literatura breve. Ensayos y poemas de Julio Torri ya había sido publicado en 1917. Y el Bestiario de Arreola se publicó en 1958. Pero es ahora, 50 o 100 años después, cuando se publican estudios con la extensión de un libro sobre estos textos literarios. Por ejemplo, la Anatomía de La feria, de Ignacio Ortiz Monasterio, publicado por la UNAM, apareció en el año 2018, cuando esta novela formada por minificciones fue publicada en 1963. Y también el estudio Borges y la conformación de la Antología de la literatura fantástica, de Daniel Zavala Medina, apareció en el año 2012, cuando esta antología de textos breves fue publicada por primera vez en 19404.

«El dinosaurio» es un referente común para los lectores de minificción. La literatura crítica y creativa sobre «El dinosaurio» tiene un carácter sintomático. Es un indicador lúdico del interés que existe por la literatura breve. Y precisamente este interés de los lectores y la crítica por la minificción está generando por primera vez un cuerpo teórico y analítico sobre un género literario producido (tanto el género como los estudios) casi exclusivamente en lengua española, a diferencia de lo que ha ocurrido en los últimos 300 años en la historia de la literatura universal.

En estos 25 años se han publicado más de 50 volúmenes individuales y colectivos de teoría y análisis de la minificción, todos ellos en español. En cambio, sólo existe un par de estudios sobre la literatura breve publicados en inglés5. La minificción es parte medular del patrimonio literario más importante producido en lengua española. Después de todo, la minificción es resultado de una forma de lectura y no sólo una forma de escritura.

Borges, Cortázar, Arreola, Torri, Galeano y muchos otros escritores en lengua española son ahora los referentes necesarios en la conformación de una teoría de la minificción. Y es ahí donde encontramos el trabajo de Monterroso, que es simultáneamente hondureño, guatemalteco y mexicano, es decir, un escritor más regional y universal que nacional.

D. Bedoya. La matriz de la poética de Monterroso se solaza en el ingenio, la agudeza, el humor negro, la concisión, la intertextualidad, su estilo disruptivo, irreverente, bien logrados estéticamente como rasgos propios de una narrativa sólida, ¿qué rol jugarían estas vertientes en la narrativa breve de hoy, especialmente en los nuevos creadores de microrrelatos? ¿Se podría hablar de un legado monterrosiano?

L. Zavala. Ya Borges señalaba que cada autor elige a sus predecesores. Pero es evidente que estos rasgos literarios tienden a formar parte de la naturaleza misma de la minificción (y no sólo del microrrelato). La mayor parte de la escritura breve de Monterroso es minificcional (en lugar de ser microrrelatística), pues sólo las fábulas tienen un carácter narrativo. Se ha adoptado a Monterroso como referente común de la literatura breve, más que a Torri, Arreola, Britto, Shua o cualquier otro autor de minificciones, debido a su diversidad de registros genológicos, el alcance de sus intereses literarios y el tono general de su escritura. Y sí, es evidente la existencia de una herencia monterrosiana, que trasciende la lengua española.

D. Bedoya. En todo ejercicio textual breve es posible escuchar el silencio. El silencio funciona como la ruptura de un límite. Dicen que el silencio en la narrativa se comporta como un juego de huellas en la orientación del texto. La obra de Monterroso es el lugar donde el silencio y la escritura crean un diálogo de desmontajes, se suceden los acontecimientos discursivos en su plenitud. Hace poco el estudioso de minificción David Hidalgo Gonzáles (Perú, 1982), publicó un libro no muy divulgado, pero inmensamente sugestivo: Maestros del silencio (2021), en el capítulo denominado La oveja negra y otros dinosaurios, hace referencia al silencio como asunto vital en el ejercicio literario monterrosiano, ¿cómo se debe tomar el silencio en el actual microrrelato a la luz de lo que representó para Monterroso?

L. Zavala. Por supuesto, el silencio forma parte sustancial de la minificción, debido a la naturaleza poética de la literatura breve. También Paqui Noguerol ha estudiado la importancia del silencio en la minificción, como se puede encontrar en las Memorias del Congreso Internacional de Minificción realizado en Bogotá en 20106.

Esto lleva a pensar en la necesidad de crear mecanismos que permitan que las publicaciones críticas circulen libremente entre todos los países de la región latinoamericana. La pandemia, con todos sus horrores, también trajo un empleo más amplio de los recursos digitales. Esperemos que en algún momento este trabajo peruano, así como las memorias de los congresos de minificción —y en general toda la producción crítica y creativa de la región— circule libremente, al menos en formato digital, y que estos materiales sean traducidos a otras lenguas.

D. Bedoya. Algunos escritores de microrrelato, al igual que estudiosos de este género, han mencionado que, a pesar de los blogs, talleres, concursos, congresos, revistas, etc., el microrrelato aún continúa siendo un género al que no se le da el espacio que se merece. En ese sentido, ¿se podría decir que todavía hay monterrosos o dinosaurios que no han sido valorados o conocidos en su real dimensión? ¿Cuál sería el motivo de fondo y qué se podría hacer frente a esta imposibilidad de un género que, ciertamente, de a poco, se está haciendo inmenso en su brevedad? ¿Cree Ud. que hace falta una consistente red de revistas especializadas, espacios exclusivos del género para conseguir un cambio considerable en la percepción que tienen de la narrativa breve los críticos literarios, los editores y los lectores?

L. Zavala. El proceso de canonización de cualquier género literario en el medio académico es particularmente lento y requiere de varios cambios de perspectiva generacional. La misma brevedad despierta toda clase de sospechas. Todavía no se considera como obligatorio que los programas de estudios literarios incluyan seminarios dedicados a la minificción con la misma atención que los dedicados a la novela, el cuento o la poesía. Sin embargo, siempre se han estudiado formas de minificción específicas, como el haiku, los sonetos, los aforismos, los bestiarios o el poema en prosa.

La minificción siempre ha formado parte de la tradición literaria. Lo que ha ocurrido en los últimos 25 años es una explosión que corresponde al ritmo de la cultura digital, como lo han señalado sociólogos como Roberto Igarza, comunicólogos como Carlos Scolari y filólogas como Belén Gache. Es un nuevo boom latinoamericano, sólo que ahora no tiene un carácter mediático y editorial, como el de la década de 1960, sino un carácter estrictamente literario7. Y al mismo tiempo, la presencia de la minificción ya se registra en la prensa diaria, en las redes sociales y en la misma actividad académica.

D. Bedoya. En el entorno lector, en el espacio escriturario y, especialmente, ahora que se habla de nuevos conceptos narratológicos transmediales, concepciones de hiperbrevedad, estudios de nanofilología, dispersión de hipermedios, estudios de hiperficción, ¿cuál cree que será el futuro de la obra de Monterroso, y, particularmente de «El dinosaurio»?

L. Zavala. Probablemente seguirá acompañando el paulatino proceso de canonización de la minificción como género literario. La obra de Monterroso y «El dinosaurio» en particular han sido objeto de una atención sintomática, incluso en otras lenguas, como en el reciente trabajo de Giovanna Minardi, publicado en Italia, Augusto Monterroso e la minifinzione ispanoamericana8.

Pero también es probable que ya se haya cumplido el ciclo inicial de deslumbramiento por la minificción literaria, y ahora se inicia el estudio de la brevedad en los medios digitales y audiovisuales, en la música de concierto y en la comunicación gráfica9. Hablar sobre el futuro siempre es más una proyección de nuestros deseos que una prospectiva certera.

D. Bedoya. Monterroso fue un tenaz crítico del mundo intelectual de su época, ese mundo al que siempre terminaba ridiculizando a través de fábulas como «Monólogo del mal», «El cerdo de la piara de Epicuro», «Los cuervos bien criados», «El zorro es más sabio» o con personajes como el profesor Frombona y Feijjo o el maestro Marcel Bataillon, entre otros, en ese espacio visionario, crítico, ¿qué función cumple el escritor de hoy? ¿Cómo puede el microrrelato actual iluminar la condición humana del siglo XXI?

L. Zavala. Estas posibilidades siempre están presentes en todos los géneros literarios, sean breves o no. La minificción, al no estar restringida a la dimension narrativa del microrrelato, tiene un alcance que difícilmente tiene cualquier otro género literario, precisamente porque los condensa a todos, al mismo tiempo que los hibridiza y los parodia, y dialoga de manera incisiva con la experiencia de la vida cotidiana.

D. Bedoya. En algunos sectores de Latinoamérica y en Europa, específicamente en España, el microrrelato se cultiva de manera seria. Se publican libros, se celebran congresos, se editan revistas y se realizan antologías; signos, sin duda, que muestran cómo va ocupando espacios el microrrelato. Cabe preguntarnos por ello, ¿cuáles son las líneas o poéticas del microrrelato contemporáneo (tendencias, temas, estilos)? ¿Cree que exista alguna relación con la obra de Monterroso?

L. Zavala. Las tendencias temáticas y estilísticas de un género literario (como la minificción) requieren la existencia de una mirada panorámica, como la que propone Franco Moretti, el creador de la Geografía Literaria construida a partir de cartografías de la producción textual10. Este es uno de los campos que está por ser desarrollado en los estudios sobre minificción y otros géneros producidos en español.

La pregunta por el lugar de Monterroso en esta historia llevaría a la hipótesis de considerar los diversos registros de su obra como un programa textual que está siendo desarrollado en la literatura contemporánea.

D. Bedoya. En el otro lado, y también gracias a las redes sociales, se da una proliferación de textos que no son microrrelatos. Ocurre a menudo que ciertos autores que «ingresan a la práctica del microrrelato» escriban chistes pésimos o aforismos insípidos o simples frases que no llegan a oración, tal vez suene duro, pero así es como pretenden engañar a los lectores haciendo pasar sus textos por microrrelatos; en ese contexto, ¿qué representaría la obra de Monterroso para el lector actual? ¿Cómo se debería leer al autor de «El dinosaurio»? ¿Monterroso debería ser un referente en el lector y en el microrrelato contemporáneo?

L. Zavala. En literatura siempre es riesgoso adoptar una preceptiva única, un autor central o una estética universal. Pero también existe el riesgo de que se trivialice la brevedad. A esto se refiere Violeta Rojo cuando afirma que «la minificción ya no es lo que era», precisamente por la ubicuidad de las redes sociales, donde cualquier cosa puede circular sin ninguna restricción cualitativa11.

Entre la Escila de la preceptiva única y la Caribdis de la trivialización textual, la obra de Monterroso podría ser un referente confiable, precisamente por su naturaleza lúdica y en permanente estado de autoironía.

Lago Titikaka, Perú / Coyoacán, Ciudad de México
Sábado 29 de enero de 2022

Lauro Zavala (México, 1954)

Doctor en literatura por El Colegio de México e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana desde 1984. Es profesor del posgrado en letras de la UNAM y del posgrado en cine de la Universidad de Nueva York. Ha sido, además, traductor, reseñista y dictaminador de publicaciones académicas. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran Hacia una museología de la vida cotidiana (2012), La seducción luminosa (2010), Instrucciones para eliminar a un profesor (2008) y Cómo estudiar el cuento (2010, 2013). Además, es coautor de 36 libros publicados en Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otros países, y sus trabajos han sido citados en más de 200 libros y revistas de investigación. Es especialista en estudios sobre minificción sobre este tema ha publicado Relatos vertiginosos (Antología de cuentos mínimos, Alfaguara, 2000), El dinosaurio anotado (Edición crítica de «El dinosaurio» de Augusto Monterroso) (comp.), Alfaguara / UAMX, 2002.

Darwin Bedoya (Perú, 1974)

Docente de literatura y editor. Publicó algunos libros de poesía, antologías de poesía y narrativa. También varios artículos, reseñas y ensayos en periódicos, revistas, blogs y páginas web. Obtuvo el Primer Premio Nacional Horacio en el género de cuento por su libro de microrrelatos Bosque de luciérnagas (2011), Primer Premio Copé Internacional de Oro por el poemario El libro de las sombras (2012), Premio Nacional Horacio en el género de poesía por su libro El lugar donde orina un animal (2015). Recientemente ha publicado Canciones de cuna (microrrelatos, 2016), Nada fue tuyo (cuentos reunidos, 2017), Hotel Saqras (micronovela, 2018), Ánimas (microrrelatos, 2018), Quijoterías (antología de microrrelatos sobre El Quijote, 2018), Hormiguero (antología del microrrelato hispánico contemporáneo, 2018), Cabellera de Medusa (microensayos sobre la escritura del microrrelato, 2019), Reinos (microrrelatos, 2020), Parva nocta (microrrelatos, 2021), Sirenayoc (microrrelatos, 2021). Administra el blog: http://darwinbedoya.blogspot.com.


1 David Lagmanovich: «Regreso al dinosaurio» en Microrrelatos. Cuadernos de Norte y Sur, Tucumán, Argentina. 1997, 48-52. Incluido en Variaciones sobre El dinosaurio. Edición de Lauro Zavala. Lima, Micrópolis, 2018, 221- 225 / José Luis Martínez Morales. «Viaje al centro de un dinosaurio» en Brevísimas lecturas. Xalapa, Universidad Veracruzana, 2000, 147-160. Incluido en Variaciones sobre El dinosaurio. Edición de Lauro Zavala. Lima, Micrópolis, 2018, 288-313.
2 Laura Pollastri: «Una casi inexistente latitud: El dinosaurio de Augusto Monterroso» en Revista de Lengua y Literatura, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue, Argentina, núm. 6, noviembre de 1989, 64-70. Reproducido en el volumen de Lauro Zavala (ed.): Variaciones sobre El dinosaurio. Lima, Micrópolis, 2018, 226-238 (227-229).
3 Augusto Monterroso: «El dinosaurio» en Obras completas (y otros cuentos). México, UNAM, 1959. / Willfrido Corral: «Inversión y dilatación de expectativas». Fragmento del capítulo «Recorrido generativo por la lectura del texto desplazado» en Lector, sociedad y género en Monterroso. Xalapa, Universidad Veracruzana, 1985, 88-90. / Dolores M. Koch: «El microrrelato en México: Julio Torri, Juan José Arreola y Augusto Monterroso». Ph.D., City University of New York, 1986, 232 p. Tesis completa disponible en la revista digital El Cuento en Red, núm. 24, Otoño 2011 (www.cuentoenred.xoc.uam.mx). / Revista Interamericana de Bibliografía, Vol. XLVI, No. 1-4, 1996: Brevísima relación sobre el cuento brevísimo, 395 p. Revista dirigida por Carlos Paldao. Número coordinado por Juan Armando Epple con colaboraciones de él mismo y de David Lagmanovich, Violeta Rojo, Francisca Noguerol, Lauro Zavala, Graciela Tomassini, Stella Maris Colombo, Enrique Yepes, Julio Miranda, Andrea Bell, Laura Pollastri y Rondha Dahl Buchanan.
4 Julio Torri: Ensayos y poemas (1917). Libro incluido en Obras completas. México, Fondo de Cultura Económica, 2011, 97-129. / Juan José Arreola: Bestiario. Punta de plata. Edición facsimilar de la versión original (1958) ilustrada por Héctor Xavier. Incluye el postfacio «Amanuense de Arreola» por José Emilio Pacheco. México Joaquín Mortiz, 2018, 99 p. / Ignacio Ortiz Monasterio: Anatomía de La feria. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2018, 83 p. / Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo: Antología de la literatura fantástica (1940). Edición del 60 aniversario. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1999, 407 p. / Daniel Zavala Medina: Borges y la conformación de la Antología de la literatura fantástica. México, Miguel Ángel Porrúa – Universidad Autónoma de San Luis Potosí, 2012, 375 p.
5 Este será uno de los temas de discusión durante el XII Congreso internacional de Minificción, en Lima, Perú, 2022.
6 Francisca Noguerol: «Espectrografías: minificción y silencio» en La minificción en el siglo XXI: Aproximaciones teóricas. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia. Edición a cargo de Henry González Martínez, 2014, 60-85.
7 Roberto Igarza: «Microcontenidos» en Burbujas de ocio. Nuevas formas de consumo cultural. Buenos Aires, Ediciones de la Crujía, 2009, 161-190. / Carlos A. Scolari: Cultura Snack. Lo bueno, si breve… Buenos Aires, La Marca Editorial, 2020, 197 p. / Belén Gache: Escrituras nómades. Del libro perdido al hipertexto. Gijón, Ediciones Trea, 2006, 256 p. / Lauro Zavala: «Algunas hipótesis sobre el boom de la minificción en Hispanoamérica» en Entre el ojo y la letra. El microrrelato hispanoamericano actual. Washington, Academia Norteamericana de la Lengua Española. Volumen coordinado por Carlos Paldao y Laura Pollastri, 2014, 215 -227.
8 Giovanna Minardi: Augusto Monterroso e la minifinzione ispanoamericana. Messina, Andrea Lipolis Editore, 2007, 112 p.
9 Vincent Cotro (ed.): Musique et formes breves. New York, Peter Lang, 2018, 349 p. / Matt Madden: 99 Ways to Tell a Story. Exercises in Style. New York, Penguin Books, 2005. / Walter Benjamin: Denkbilder. Epifanías en viajes. Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 172 p.
10 Franco Moretti: Graphs. Maps. Trees. Abstract Models for Literary History. London, Verso, 2005, 119 p. / Franco Moretti: Atlas de la novela europea, 1800-1900. México, Siglo XXI Editores, 1999, 209 p.
11 Violeta Rojo: «Atrapados en la red: la banalización de la escritura mínima» en Liberándose de la tiranía de los géneros y otros ensayos sobre minificción. Lima, Micrópolis, 2015, 117- 136.