Por Diego Muñoz Valenzuela / Letras de Chile

DeMentes es un título inquietante y provocador que sacude al lector desde antes de iniciar su -lo anticipo- placentero trabajo. De inmediato nos remite a la posibilidad de la locura humana, la acción y el razonamiento de una mente perturbada, que pone en duda el imperio de la razón. Justamente como raza humana hemos forjado un imperio que hace gala de la razón como distintivo de especie dominante en el planeta. Y si examinamos la historia humana, cuyo reflejo es la historia de la literatura, encontraremos demasiados episodios marcados por la ausencia de la razón o de la lógica.

Lo mismo ocurrirá si aplicamos un criterio duro de racionalidad a nuestras propias vidas. ¿Dónde reside la normalidad y cuáles son sus claves esenciales? ¿Cuándo actuamos bajo el dominio de la razón y cuándo nos extraviamos para alejarnos de ella? ¿Acaso no hemos motejado de locos a grandes renovadores del arte o la ciencia, a líderes de la humanidad que después han tenido su merecido reconocimiento? ¿Dónde está entonces el límite que separa a locos de cuerdos, quiénes son quiénes? ¿Quién posee el patrimonio de la normalidad?

A esta clase de reflexión, muy pertinente, me conduce el libro de Cristóbal Acevedo, y cada uno de los relatos que lo componen, sutilmente unidos por diversas expresiones de una idea central, que es un atributo relevante de esta colección de cuentos. Sobre todo, porque la lectura encarna al menos un doble desafío; primero el de cautivar, entretener, seducir, trasladar al mundo narrativo propuesto, darle visos ciertos de verosimilitud. Luego está el segundo reto, ciertamente complejo, el de transmitir otra historia esencial, invisible de manera directa en la palabra narrada, pero presente de un modo más sutil, que exige la participación activa del narrador. Me refiero a aquella esencia que está allí, inmanente, a nivel de sugerencia, casi subliminal, podría decirse.

De este modo, el buen lector -aquel al que los cuentistas aspiramos a capturar- terminará el relato y al mismo tiempo sentirá que este no ha culminado. Permanecerá en la conciencia del lector, en búsqueda de aquello que nos genera inquietud por su ausencia, lo no dicho, aunque su presencia esté remarcada en el conjunto. El buen cuentista cuenta una historia para decir otra cosa, así lo podríamos resumir.

Otra relevante característica de la escritura del autor es que se desliza con eficacia en la frontera entre realidad y fantasía, un territorio inestable, abundante en conflictos, pues definir límites concretos nunca ha resultado tarea fácil. Quizás esto se deba a que es preciso aceptar que la literatura es parte de la realidad, junto con ser su mímesis de forma inevitable.

Esta zona de penumbra entre realidad y fantasía es muy interesante y ha merecido la atención de grandes maestros de la literatura: Poe, Maupassant, Quiroga, Rulfo, García Márquez, Borges, Cortázar. Hoy en día esta exploración de lo extraño (o la realidad “extrañada”, en el sentido de hecha extraña) se expresa, por ejemplo, en el trabajo narrativo de las argentinas Samantha Schweblin y Mariana Enríquez, la mexicana Fernanda Melchor, la ecuatoriana Solange Rodríguez, por citar algunos nombres.

De otra parte, este largo encierro del cual recién comenzamos -morosa y dubitativamente- a despegarnos, nos ha puesto en una situación de altísima complejidad donde hemos debido enfrentar toda clase de anomalías bastante próximas a la locura. DeMentes es tributario del referido encierro, durante el cual el autor ha tenido la ocasión de leer, reflexionar y escribir desde sus consecuencias y desde las posibilidades que ha abierto.

El libro contiene dos secciones: DEMENTES, compuesta por una docena de relatos breves, constituidos por pocas páginas, muchas veces clasificables como microrrelatos, no tanto por su brevedad, sino por su concisión, esta última siempre un rasgo notorio de la escritura del autor. Y una segunda sección, HISTORIAS IMPOSIBLES, integrada por un solo relato más extenso, que supera las treinta páginas.

“Está usted bien” es uno de los cuentos breves de la primera sección, solo cuatro páginas para narrar el vínculo entre una tía y su sobrino, que se profesan un especial cariño. El relato se estructura a través de un diálogo telefónico, mediante el cual se van entregando antecedentes de la historia de ambos: gratos recuerdos remotos, añoranzas de tiempos pasados. La intervención del narrador es mínima y se manifiesta en las líneas finales del relato para desembocar en la vuelta de tuerca que nos sumerge en el dominio de lo fantástico.

“Matar a la muerte”, otro integrante de la sección de textos breves, parte de lleno en el terreno de la fantasía de esta manera que invita a proseguir la lectura y dejarse arrastrar por el vértigo de la historia: “Esa noche Cristián dejó caer desde el puente a la muerte que lo acechaba”. De este modo, el autor nos hace parte de una intriga casi filosófica de la cual es imposible apartarse, tan imposible como evadir a la misma mencionada muerte.

¿Hasta qué punto todas estas historias de la primera sección son delirios, frutos de la imaginación de un personaje enloquecido? Lo mismo da la respuesta mientras estemos atrapados en la lectura, sea por un Quijote idealista, un Gregorio Samsa que amanece convertido en escarabajo, un personaje que huye del aterrador e invisible Horla de Maupassant, o una Sherezade que nos hechiza -a nosotros y al Sultán- con una historia maravillosa cada una de las próximas mil y una noches.

“La joya de Bolívar” es el cuento largo que constituye en sí mismo la segunda sección del libro, con 5 capítulos y casi 40 páginas, extensión y estructura desusada en la actualidad. La historia del gran Libertador Bolívar y sus contemporáneos se cruza -trasponiendo dos siglos- con la de un obseso coleccionista de muebles (que sufre un severo trastorno, como la totalidad de los personajes del libro, haciendo honor al título). El coleccionista parte en un viaje notable a la Amazonía a la busca de un mueble único y al final se encuentra con una realidad maravillosa, extraña y sorprendente, poblada de personajes propios de un hermoso delirio. Notable y gozosa historia que -de una parte- exhibe el agrado de nuestro autor por los relatos de corte histórico y -de otra- le propone el desafío de enfrentar historias de más aliento en este ámbito.

Cristóbal Acevedo ha sabido trasponer la barrera de un segundo volumen de cuentos y con seguridad nos ofrecerá próximamente nuevos frutos de su trabajo creativo poderoso y perseverante. Recomiendo sin reservas a cualquier persona la lectura de DeMentes, una auténtica novedad que se suma al cauce de la narrativa chilena, aportando una interesante mirada fresca de este mundo que habitamos y simulamos comprender, pero que siempre nos sorprende paso a paso, igual que la prosa del autor.

Dementes, cuentos, Cristóbal Acevedo, Simplemente Editores, 2022, 97pp.