El Premio Stella Corvalán, que se otorga en los géneros cuento y poesía en años alternados, es el concurso literario más relevante que entrega la Región del Maule. Desde sus inicios, el escritor y profesor Adriano Améstica, destacado agente cultural, ha actuado como su coordinador. Ahora, tras largos años de abnegada labor, ha renunciado a esta tarea. Acá incluimos el texto donde entrega sus razones. Esperamos que este relevante Premio siga organizándose y entregándose en óptimas condiciones, como ha sido hasta ahora.

CARTA DE RENUNCIA Y BREVE VIAJE HACIA LA MEMORIA
DEL CONCURSO LITERARIO PREMIO “STELLA CORVALÁN”

Por Adriano Améstica

Amigos, amigas, poetas, escritores:

Por propia decisión, y con fecha Enero 31, presenté mi renuncia al cargo de Coordinador del Concurso Literario Nacional, Premio «Stella Corvalán». Han sido 19 años -desde 2004-, desempeñando esa labor, que en la práctica significó idear, construir y llevar adelante un proceso, paso a paso, hasta consolidar, materializar y dotar de rostro propio a un proyecto siempre susceptible de perfectibilidad como toda obra humana, el que, incluso superando momentos críticos, ha permanecido vigente hasta estos días y muy estable en el tiempo. Prueba de esto último es, como respuesta a cada convocatoria, primero la acogida y, luego, la confianza con que envían sus obras al certamen, poetas, narradores, cultores de las letras en general. Confianza, que desde la perspectiva organizacional y operativa, se debe cuidar siendo estrictos en el formal cumplimiento de cada etapa del proceso, ceñidos a un protocolo que ha de dar, sin exclusiones de ningún tipo, garantías de igualdad y respeto hacia quienes participan en el certamen.

APOYO TRANSVERSAL Y VARIADO
Se entiende y quiero destacarlo: han sido muchas personas en el transcurso de estos años, sin cuya eficaz colaboración y apoyo se habría tornado dificilísimo avanzar.

Desde Alcaldes y Concejales de la Municipalidad de Talca, transversalmente y sin excepciones, hasta personal adscrito a ese mismo Municipio al principio, y luego, desde su creación institucional, personas que trabajan en la Corporación Municipal de Cultura y el Centro Cultural, han entregado su honesto esfuerzo, versión tras versión, para cumplir con las diversas labores, etapa a etapa, que exige llevar a cabo un certamen literario de alto nivel, como es en la actualidad el Premio «Stella Corvalán».

Quiero nombrar aquí, como imagen representativa de esas personas, a Marisol Venegas -hoy mi buena amiga Mar y Sol-, con quien sumamos, en la oficina-secretaría de Concejales del Municipio y en los tiempos iniciales del certamen, muchas horas de trabajo conjunto después de cumplir ella con su horario obligatorio. Horas de trabajo que cimentaron, sólidamente, las nacientes bases sobre las que crecimos, en incesante andar por esa senda que debimos forjar a la medida y que nos ha conducido hasta el presente, aproximándonos a las dos décadas de vida como torneo literario.

EXCELENCIA DE JURADOS
Quiero asimismo declarar que, desde el comienzo, especial predilección hemos tenido, al proponer como jurados a destacadísimas figuras vinculadas al arte de las letras.

A modo de ejemplo, el año 2004, fueron integrantes del Jurado, los miembros de la Academia Chilena de La Lengua -entidad que patrocina nuestro concurso-, Ernesto Livacic Gazzano, Premio Nacional de Educación; Alfonso Calderón Squadritto, Premio Nacional de Literatura 1998; y Matías Rafide Batarce, poeta maulino, Dr. en Filosofía y Letras, quien fuera mi profesor de Literatura en la Universidad de Chile-Talca, y amigo más tarde, cuya entusiasta colaboración al éxito del Premio “Stella Corvalán” fue muy activa, mientras se lo permitió su salud.

Impresos en mi memoria, recuerdo a otros jurados: Hernán Poblete Varas, Andrés Gallardo Bafalluy, Mauricio Ostria, Cristian Montes Capó, María Eugenia Góngora, Soledad Rafide Cuadra; los poetas Juan Antonio Massone, Jorge Montealegre, Tulio Mendoza Belio; los escritores Óscar Bustamante, Diego Muñoz Valenzuela, Ramón Díaz Eterovic, Juan Mihovilovich; Lilian Elphick, escritora; poeta y escritora, Alejandra Basualto; el escritor Jaime Valdivieso, hombre cordial y franco –“yo soy la oveja negra de mi familia” declaraba-, quien se autoimpuso, una vez que leyó y analizó mi modesta obra narrativa, para la que tuvo elogiosas palabras, buscar una “buena editorial” para publicarla en Santiago…

Nombres, los precedentes, inseparablemente unidos a la historia del Concurso “Stella Corvalán”. Algunos, viajeros ya por territorios inaccesibles para nosotros, que me agrada imaginar bellos y amables. Nombres, otros, que, lo siento y es lamentable, se fugan o desaparecen en los vericuetos de la memoria, al momento de querer darles rostros…

ARTES UNIDAS
En lo que se refiere a los libros publicados incluyendo alternativamente poemas y cuentos de selección, ya que se trata de las obras premiadas en cada versión del concurso, se ha contado -y hay que agradecerlo- muchas veces con aportes desde las artes plásticas. El formato, diseño y modelo de portada, conservado hasta hoy, fueron regalo de mi gran amigo, el pintor Orlando Mellado, junto con la fotografía artística de la portada de ese primer libro, año 2004. Y cuatro años después, el 2008, un dibujo color también de su autoría, adornó la portada de otro de los libros del Premio “Stella Corvalán”.

Mellado, recuerdo, quien acostumbraba, en tantos viajes de conversas y pausas adheridos a la red de caminos que anduvimos por nuestra Región del Maule, acostumbraba, digo, detenerse de pronto e instalarse en medio de las sinuosidades y abruptos quiebres del paisaje, y provisto de las “herramientas” propias de su oficio, se sentaba sobre un montículo de tierra o una piedra, y en poquísimos minutos daba nacimiento a una acuarela. Quiero imaginarlo, desde su partida sin retorno el 2012, dibujando, pintando, capturando con sus “carbones”, pinceles, telas, y a su modo, creando a su modo, nuevas obras, absorto ahora viendo paisajes que le hablan con lenguajes de colores nuevos, tal vez distintos e inimaginables, que ha debido ir aprendiendo…

También, debo agradecer a mi hijo mayor, Pablo Améstica Miño, radicado en USA desde tiempos que tienden en mi interioridad a traducirse en siglos, agradecer su generosidad y compromiso afectivo, al acoger con alegría y seriedad mi contagioso entusiasmo por el Premio “Stella Corvalán”, plasmando en sus telas creaciones pictóricas, inspiradas y afines -nunca ilustraciones-, a poemarios y cuentos que obtuvieron los primeros lugares en el certamen, desde 2017 a 2021. Regalos también, que desde las portadas de los libros, editados y acordes a las versiones de esos mismo años, lucen su original mixtura cromática.

LA POETA STELLA CORVALÁN
En cuanto a la poeta talquina Stella Corvalán, mujer-poeta cuya valiosa obra lírica y presencia prestigió a Talca y nuestro país mucho más allá de las fronteras patrias, especialmente en naciones europeas durante el pasado siglo XX, ha resultado bueno, hermoso, muy agradable, el contribuir, y lo digo con humildad, a situarla en el alto sitial que merece y que, salvo excepciones, le fuera otrora negado, dejando enmudecer su poesía, dejándola a merced del pálido olvido y las penumbras, y privándola de trascender, exiliada, ausente y marginada su obra, como perdida entre los pliegues de la literatura nacional.

Ojalá, y es quehacer pendiente, nuestra Municipalidad de Talca en conjunto con las Casas Universitarias insertas en los territorios del Maule, unan fuerzas y elaboren un proyecto editorial, cuyo fin sea reunir y publicar las obras completas de Stella Corvalán. Asimismo, y esto es más sencillo, ¿será mucho pedir que el Centro Cultural dependiente del Municipio lleve por nombre el de “Poeta Stella Corvalán”?

DECLARACIÓN
Debo expresar finalmente, en esta carta-renuncia entretejida con la historia del Premio “Stella Corvalán” y abreviadas facetas de la memoria de éste necesarias de conservar, que mi decisión es producto del meditar, aquilatando motivos y razones que, al cabo, no me dejaron alternativa. Fue decisión difícil de tomar y de asumir, pero, desde otra perspectiva, pienso y creo con firmeza, lejano de dramatizar, que somos los seres humanos pasajeros en tránsito y carentes de estadías vitales seguras a toda prueba mientras existimos. Tránsito en el cual son nuestros soportes éticos esenciales, e irrenunciables por lo mismo, respetables principios de convivencia social o relacional si se quiere, donde las jerarquías han de moderar impulsos autoritarios que puedan amenazar la dignidad de las personas, dignidad que nos hace iguales, y donde coexisten deberes y derechos mutuos, a los que no podemos negar su valor, sin negarnos a nosotros mismos, sin vulnerarnos o faltarnos el respeto a nosotros mismos… Y conscientes de que habrá siempre quienes todo lo relativizan y no logran, para comprender, establecer sintonías empáticas… Suele ser muy arduo, cruzar a la vereda del frente y mirar desde allí, pero hay que intentarlo, hay que hacer el máximo esfuerzo, por el bien propio y por el bien de los demás…

Me voy tranquilo, y con cierta tristeza inevitable y natural, y deseando con pasión que nuestro Premio «Stella Corvalán», que ya es patrimonio artístico y cultural de Talca, la Región del Maule y de Chile, ¡permanezca muy vivo y profundizando sus raíces maulinas, y elevando su velamen, navegue seguro hacia los tiempos por venir…!

¡Fraternos abrazos y deseos de Buena Fortuna para todas y todos, y Gracias por permitirme crecer junto a Ustedes…!

A.A.