Hemos recibido con alegría un nuevo “Diario del minuto” del notable escritor Omar López, siempre aportando ángulos especiales en sus crónicas.

Por Omar López

Me gusta ver a un Presidente de la República sin corbata. En la foto oficial y reproducida por ley supongo, en todas las oficinas del estado y en las embajadas… sin corbata y más encima, “sacando pecho”. Es una buena señal para los tiempos que corren, entre las expectativas de una nueva constitución y los aullidos de una derecha amarillenta y porfiada que todavía recurre al cuco del comunismo para asustar a la ya manoseada “mayoría silenciosa”. Siempre los sectores conservadores de nuestro país comienzan a temblar cuando el voto es obligatorio porque la juventud particularmente, bien puede inclinar la balanza. Y el voto femenino también, porque afortunadamente hoy la mujer está presente, activa y orgullosa de ser parte de la historia, de las decisiones y de un futuro equitativo en derechos y tareas para asumir la construcción de un mundo mejor.

Nuevamente vamos a derrotar a los rechazadores de los cambios, con un lápiz. Y seguramente, van a llorar a mares e invocarán cualquier subterfugio para deslegitimizar el veredicto popular. Sus diarios, sus ampulosos sitios web, sus canales privados y sus iglesias pedófilas; sus bancos usureros, sus financieras brujas, sus jueces, sus militares, sus AFP, sus corruptos fiscales; sus macro empresas nacionales e internacionales; sus campañas publicitarias, sus vinculaciones narco, sus colusiones mercantiles, sus encuestas digitadas a gusto del cliente; sus predicciones catastróficas y sus eficaces blanqueos de memoria histórica tendrán mucha, mucha actividad desde la sombras y también, por qué no, desde la actual y manchada constitución de estirpe dictatorial.

Recuerdo ahora, unos versos de Mario Benedetti … “somos mucho más que dos” y es cierto, mucho más que dos millones o cuatro o seis o nueve los que podrían decir el 4 de septiembre… APRUEBO. Y será un bello homenaje a ese 4 de septiembre de 1970 que otorgó al pueblo de Chile, a sus trabajadores, a sus estudiantes, a sus campesinos la oportunidad de mejorar las condiciones de vida y alcanzar una dignidad como personas sanas y optimistas. En fin, estamos en el inicio de una campaña que será intensa y moderna comparada con la del plebiscito del año 88 porque a nivel local y planetario, las redes pesan y la frenética danza de los celulares robotiza conciencias, modela actos o diálogos y mecaniza servidumbres varias: por ejemplo,… la ignorancia y el miedo; el sonambulismo existencial y la adicción publicitaria.

Por estas y otras razones, tal vez de índole más domésticas, un Presidente de Chile sin corbata me parece una genial estrategia para quebrar moldes, costumbres y estereotipos que aparte de certificar una tela de exclusiva procedencia, no garantiza honradez ni solvencia moral de quien la lleva. Todo el peso cultural de la “gente bien” ha ido palideciendo porque en gran medida, ellos se han cocinado en su propia salsa y sus “tendencias” y sus marcas y sus voceros o se diluyen o se refugian con oscuros procedimientos en los paraísos fiscales, bien alejaditos del retórico “amor a la patria” y de eso que antes se llamaba pueblo.

Bueno, el cinco de septiembre de 2022 tendrá algún eco del 5 de octubre de 1988 y hasta es posible, que, igual a lo ocurrido ese día, la gente aparte de bailar y cantar, termine abrazando a un sorprendido carabinero con la mejor sonrisa, un acogedor apretón de mano y un abrazo de futuro distinto.

Puente Alto, domingo 19 de junio 2022.