“The love of books. My library is an archive of longings”
Susan Sontag1

María Eugenia Góngora Díaz

En el primero de sus varios poemas dedicados a Islandia2, así como en alguna de sus entrevistas, Jorge Luis Borges alude a su temprano encuentro con las sagas islandesas; siendo todavía un niño, su padre le regaló un ejemplar de la Volsunga Saga, en la versión inglesa del poeta William Morris y de su colaborador, el islandés Eiríkr Magnússon3.
Se puede decir que los versos que relataron las hazañas de los héroes de las Sagas y de los dioses del Norte acompañaron a Borges hasta su tumba, literalmente. En el dorso de la lápida que señala el lugar donde está enterrado Borges en el cementerio de Ginebra, encontramos un verso de esa misma Saga de Volsung, verso al que también se alude en “Ulrica”, el cuento de amor que encontramos en El libro de Arena y en el Libro de los sueños, ambos publicados en 1975:

“Hann tekr sverthit Gram ok leggr i methal theira bert” (Völsunga Saga, 27)
“Él toma la espada Gram y la coloca entre ellos desenvainada”4

Este verso de la Saga aparece en el contexto del relato de las tres noches que el héroe Sigurd, ya desposado con Gudrun, y asumiendo la figura de su hermano Gunnar para conquistar a Brynhild para él, atravesó el muro de fuego que la resguardaba; Sigurd durmió junto a la Walkyria que había sido su primer amor, pero se mantuvo siempre separado de ella por Gram, su espada desenvainada.5

Es necesario señalar que, en sus poemas “A Islandia” (1972), así como en “Islandia” y Gunnar Thorgilsson (1816-1879)” (ambos publicados en 1977), Borges niega que el deseo que experimenta por Islandia, su memoria y su pasado, sea en verdad sólo una ‘nostalgia’ del pasado; el presente -y el presente del amor- es al menos tan fuerte como esa memoria que podemos convocar gracias a la lectura de las Sagas.

En el poema “Islandia”, (Historia de la Noche, 1977), los últimos versos dicen: “(…) Islandia de la espada y de la runa,/ Islandia de la gran memoria cóncava/ que no es una nostalgia6. Y los últimos versos de “Nostalgia del Presente”, Borges refuerza también la relación entre la nostalgia por Islandia y la presencia y actualidad del amor.

En aquel preciso momento el hombre se dijo:
qué no daría yo por la dicha
de estar a tu lado en Islandia
bajo el gran día inmóvil
y de compartir el ahora
como se comparte la música
o el sabor de la fruta.
En aquel preciso momento
el hombre estaba junto a ella en Islandia.

Jorge Luis Borges, “Nostalgia del presente”
La Cifra, 1981

En el segundo poema mencionado más arriba, “Gunnar Thorgilsson”, una “memoria del tiempo” que parece casi insaciable (y que permite evocar un pasado colmado de espadas y de imperios, de los hexámetros de la épica y de clamores y de Shakespeare), queda totalmente subordinada a un solo recuerdo que vale por todos los demás, el de un beso, el de un instante de amor en Islandia:

La memoria del tiempo
está llena de espadas y de naves
y de polvo de imperios
y de rumor de hexámetros
y de altos caballos de guerra
y de clamores y de Shakespeare.
Yo quiero recordar aquel beso
con el que me besabas en Islandia”.

“Gunnar Thorgilsson 1816-1879)”
Historia de la Noche, 1977

Orígenes de una nostalgia

La frase de Susan Sontag, citada como epígrafe, apunta al anhelo que experimentamos por algo que hemos perdido y que podríamos reencontrar en nuestras lecturas y gracias a los libros que hemos leído y amado. Por otra parte, cuando hablamos más específicamente de la “nostalgia”, hay que recordar que estamos usando una palabra que surgió en el vocabulario médico recién en el siglo XVII, para denominar el mal que afectaba a los soldados suizos contratados para los ejércitos del rey Luis XIV de Francia. Al escuchar o al recordar los sonidos de sus tierras y de los Alpes, los suizos caían en un estado de languidez y perturbación que un médico denominó “nostalgia”, fusionando las palabras griegas “nostos” y “algia”, “dolor por el retorno”. Fue Johannes Hofer (1669-1752) quién describió este mal en su “Dissertatio medica de nostalgia oder Heimweh”, y la defendió en Basilea el año 16887.

Creo que el sentido y la comprensión de la nostalgia de Borges por Islandia, una nostalgia fundada en una lectura juvenil, se pueden enriquecer si nos acercamos a una nostalgia anterior a la suya, la del artista y escritor inglés William Morris (Walthamstow, Londres, 1834- Kelmscott 1896), cuya recreación de la Saga está en los orígenes reconocidos de la nostalgia de Borges por Islandia y por “el Norte”.

En mi lectura intento reconocer lo que podemos denominar una “nostalgia por los orígenes” en Morris, la que resurgirá más tarde en la escritura de Borges, y que, en el caso del primero, va a proyectarse en un arduo trabajo artístico y artesanal, así como también en un proyecto político inspirado por las discusiones al interior del movimiento socialista inglés, proyecto que significó un fuerte compromiso por parte de William Morris, hasta su muerte.

En ese campo de ideas y proyectos tan amplio y realmente inabarcable que durante el siglo XIX europeo se manifestó como expresión de un deseo de regreso a los ‘orígenes nacionales’ y a una Edad pre-moderna, quiero relevar aquí esta relación literaria quizás inesperada, la de William Morris, medievalista y socialista de convicciones muy fuertes, con una figura aparentemente tan distante de la suya como lo fue la del escritor argentino Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899-Ginebra 1986), gran lector y traductor, muy alejado de los intereses políticos y sociales de William Morris, un autor al que, sin embargo, siguió de cerca toda su vida.

Me interesa también reconocer las relaciones entre la visión política y el ideario socialista de William Morris, y su interés apasionado por la Edad Media, por el arte gótico, por las artes decorativas, y por sus lecturas de Chaucer, de Malory y del Dante. Toda su actividad literaria, así como sus múltiples aprendizajes como artesano, su interés por el arte bizantino, por Islandia y por las lenguas y las sagas de los antiguos germanos, todo ello parece confluir en su interés por los tiempos medievales y su dura crítica al tiempo del comercio y de la usura que lo tocó vivir. La pasión por la historia medieval, que fue para él un objeto de estudio, fue acompañada del aprendizaje de artesanías como la confección de bordados, tejidos y vitrales cuya realización se concentró en su firma Morris& Co.; las lecturas de sus autores favoritos se convirtieron en creación de un mundo poético propio; por otra parte, el profundo conocimiento de manuscritos iluminados, en los cuales llegó a ser un verdadero experto, llevó también a Morris a crear su propia imprenta, la Kelmscott Press, en la cual cada elemento y cada etapa del proceso de impresión eran cuidadosamente realizados siguiendo los modelos de la antigua artesanía. Es fundamental recordar también la adscripción de William Morris al movimiento de los escritores y artistas Pre-Rafaelitas, interesados en volver al arte medieval y del Renacimiento temprano anterior a Rafael. Este movimiento reformador surgió en un grupo de estudiantes de Oxford y fueron especialmente influyentes a mediados del siglo XIX, manteniendo su importancia en las décadas posteriores. Entre ellos, hay que mencionar a Dante Gabriel Rossetti y a su hermana, la poeta Christina Rossetti, así como a Edward Burne-Jones, William Holman Hunt, John Everett Millais y Ford Madox Brown entre otros. El poeta y pintor Dante Gabriel Rossetti y el pintor Edward Burne-Jones fueron los artistas con los cuales Morris mantuvo una relación personal y de colaboración en diversas obras, durante muchos años8.

Además de los escritos propiamente literarios de William Morris, en particular su gran recreación de relatos provenientes, en su mayoría, del mundo griego, y denominado The Earthly Paradise (1868-1870)9 y de los poemas que pueden ser entendidos como una reelaboración de los relatos cortesanos medievales, un buen punto de partida para comprender su pensamiento es, sin duda, su defensa del arte y, en particular, de la arquitectura gótica como un arte relacionado con la vida y las necesidades de sus cultores, un arte propiamente orgánico.

El ‘medievalismo’ de Morris es explícito y fácilmente reconocible en su obra como diseñador, impresor y poeta; lo que me parece importante de explorar, como ya he mencionado, son las posibles razones de su valoración de la Edad Media, su arquitectura y la variedad de sus formas de vida, en particular la de los gremios de artesanos, en relación con su ideario socialista, expresada en su importante escrito “How I became a Socialist”, de 189410.
Es importante también recordar que unos pocos años antes, en 1890, Morris había publicado en la revista Commonweal, y por entregas, su novela utópica News from Nowhere (or An Epoch of Rest)11. Su protagonista, William Guest, despertará un día en el año 2102, en el Londres del siglo XXII, en una sociedad que había dejado atrás la propiedad privada, la autoridad, el sistema monetario, la educación formal, el matrimonio contractual, los tribunales y las prisiones. A través de su protagonista, un ‘huésped’ del futuro, Morris nos presenta una nueva Edad Media, una ‘Época de descanso’; no se trata de una sociedad ‘socialista’, en un sentido estricto; pero sí es una sociedad que ha superado las formas de vida que Morris había llegado a detestar, y en la que nos propone una visión idealizada de una comunidad en la que hombres y mujeres pueden descubrir el placer en sus relaciones personales y en su trabajo, al mismo tiempo que pueden también gozar y encontrar placer en la naturaleza.

Por otra parte, Morris confiesa que, al leer a Karl Marx, el análisis histórico presente en Das Kapital lo hizo gozar plenamente, mientras que su análisis económico le produjo una gran confusión y lo llevó a interesarse más bien en las posibilidades prácticas del socialismo. Como hombre de fortuna, reconoce que nunca sufrió las limitaciones de los hombres que deben trabajar duramente para subsistir; pero que esa misma condición de bienestar lo llevó a pensar que ninguna solución parcial de las desigualdades podría ser deseable12.

En este mismo escrito, William Morris escribe uno de los párrafos más radicales de su crítica al mundo moderno, y sin duda, podemos ver en este pensamiento las raíces tanto de su ‘socialismo’ como de su ‘medievalismo’:
“Además de mi deseo de producir objetos hermosos, la pasión dominante de mi vida ha sido y es el odio a la civilización moderna. ¿Qué diré ahora de ella, cuando me ponen las palabras en la boca, cuando mi esperanza reside en su destrucción, qué diré de su remplazo por el Socialismo?”13.

Consciente de no querer ser un simple detractor del presente lo animan al mismo tiempo el trabajo y el conocimiento práctico de las artes, así como la consideración amorosa del pasado histórico y la esperanza en un futuro de bien común.
Mira su presente como una etapa de dominio del poder mecánico, del bienestar solo para algunos, de la existencia de una “estupenda organización” que sirve más bien para llevarnos a una vida miserable en la cual se desprecian los placeres sencillos de los cuales todos podrían gozar. La vulgaridad ciega, escribe, ha destruido el arte, que es el único solaz frente al trabajo.

Le pareció en una etapa de su vida, escribe Morris, que todas las esperanzas de los tiempos pasados habían desaparecido y que las luchas de la humanidad no habían producido sino esta actual situación de confusión sórdida, sin objeto y carente de belleza. Por otra parte, se describe a sí mismo como un hombre que no se siente ligado ni a una metafísica ni a una religión ni al análisis científico, pero que experimenta un profundo amor por la tierra y por la vida en ella, y una pasión por la historia del pasado de la humanidad. Por lo mismo, no podía admitir que todo ello iba a terminar en una “oficina de contabilidad instalada sobre un montón de cenizas”, ni con un “comité de ‘liberales’ Whigs distribuyendo champaña a los ricos y margarina a los pobres para contentarlos a todos, mientras el placer de la belleza ha desaparecido del mundo”14.

La posibilidad de que la historia se convirtiera en un disparate sin sentido y el arte en una colección de curiosidades del pasado, sin relación con la vida presente, escribe Morris, le hicieron pensar en una revolución que devolviera a toda la posibilidad de desear la belleza, conocer la historia y el arte a partir de una vida plena. Concluye William Morris su escrito planteando que está justamente en el campo del arte la posibilidad de proponer el verdadero ideal de una vida plena y razonable a los hombres de trabajo, actualmente reducidos a una existencia limitada y exigua. El arte puede permitir una vida en la cual la percepción y la creación de la belleza y su goce sean tan necesarias a los hombres como su pan de cada día.

Sin duda, la pasión de William Morris por cambiar la vida cuotidiana e instalar ‘una nueva belleza’ que pueda ser gozada por todos, está relacionada con su evolución política y se manifiesta de manera privilegiada en su ya mencionada novela News from Nowhere, además de sus escritos sobre arte y política. En este ensayo nos propusimos acercarnos en particular a lo que será su gran obra de traducción y sus viajes a Islandia, en 1871 y en 1873 y relevar su importancia en relación a su compromiso político, que se fortaleció después de su experiencia islandesa. Y será esa nostalgia por ese mundo lejano, el de la Islandia ‘de los fuegos y los hielos’ la que compartirá más tarde Jorge Luis Borges, gracias al regalo que este último recibió de su padre y a su temprana familiaridad con la literatura inglesa.

Islandia

El interés de William Morris por Islandia, sus paisajes y sus sagas, no fue un fenómeno único en su época; a partir de mediados del siglo XIX se multiplicaron los viajes y los relatos de las expediciones realizadas por los ingleses interesados en la isla por razones comerciales y de reconocimiento de una tierra a la vez relativamente cercana y tan lejana desde un punto de vista de desarrollo social y económico. En el caso de Morris, el interés era claramente literario, puesto que, con la ayuda del islandés Eiríkr Magnússon, avecindado en Inglaterra, había emprendido la traducción de la Saga de Volsung, uno de los poemas sin duda más interesantes de las sagas islandesas (siglo XIII).
En este contexto, el acercamiento emocional a Islandia, el trabajo de aprendizaje de la lengua y de traducción de una saga es coherente con su proyecto político, como lo afirma el historiador E. P. Thompson en su estudio sobre Morris. El mundo evocado en las sagas parece haber sido un nexo importante en su evolución política o más bien, en la toma de conciencia de Morris en el sentido que las características de ese mundo pre-moderno que él admiraba estaban presentes en los relatos de los héroes del Norte y que podían ser proyectados hacia el futuro. Se puede decir, como lo plantea Thompson, que el romanticismo en el que se nutrió William Morris en su juventud encontró su cumplimiento en su proyecto socialista; y que sus obras y en particular su viaja e Islandia y su admiración por su poesía (anteriores “al envejecimiento del tiempo”), así como lo que él percibió como un sentido igualitario en la sociedad islandesa, fueron un elemento clave en la consolidación de sus convicciones15.

En este sentido se pueden comprender quizás mejor los primeros versos de la Saga de Volsung en la versificación de William Morris:

There was a dwelling of Kings ere the world was waxen old;
Dukes were the door-wards there, & the roofs were thatched with gold;
Earls were the wrights that wrought it, and silver nailed its doors;
Earl’s wives were the weaving-women, queen’s daughters strewed its floors,
And the masters of its song-craft were the mightiest men that cast
The sails of the storm of battle adown the bickering blast.
There dwelt men merry-hearted, and in hope exceeding great
Met the good days and the evil as the went the way of fate:
There the Gods were unforgotten, yea whiles they walked with men,
Though e’en in that world’s beginning rose a murmur now and again
Of the midward time and the fading and the last of the latter days,
And the entering of the terror, and the death of the People’s Praise16

“Antes de que el mundo hubiera envejecido, existió una morada de los Reyes.
Los Duques eran allí los guardianes y los techos estaban entretejidos de oro;
Los Condes eran los forjadores que forjaron el oro y sus puertas estaban clavadas en plata.
Las esposas de los Condes eran las tejedoras y las hijas de las Reinas limpiaban sus pisos,y los maestros del arte del canto eran los hombres más poderosos, los que elevaban las velas de la tormenta de la batalla en medio de los ruidosos estallidos.
Allí vivían los hombres, felices en sus corazones, y con una gran esperanza
Vivían los días buenos y también los malos, siguiendo el camino del destino:
Entonces los Dioses no habían sido olvidados, y caminaban junto a los hombres.
Pero también en esos comienzos del mundo surgía a veces un murmullo
De los tiempos futuros y de la decadencia y del último de los días postreros,
Y del comienzo del terror y de la muerte de la alabanza del Pueblo.17

Por otra parte, los párrafos finales de su prefacio a la edición de la Saga en prosa del año 1870 nos ofrecen, sin duda, una explicación clara de su propósito como traductor, así como del valor que Morris le daba a las historias del Norte, de esas historias que habrían sido el fundamento original de la historia de “su raza” así como Troya lo habría sido para los griegos.

As to the literary quality of this work we need not say much, but we think we may well trust the reader of poetic insight to break through whatever entanglement of strange manners or unused element may at first trouble him, and to meet the nature and beauty with which it is filled: we cannot doubt that such a reader will be intensely touched by finding, amidst all its wildness and remoteness, such a startling realism, such subtility, such close sympathy with all the passions that may move himself to-day.

In conclusion, we must again say how strange it seems to us, that this Volsung Tale, which is in fact an unversified poem, should never before have been translated into English. For this is the Great Story of the North, which should be to all our race what the Tale of Troy was to the Greeks — to all our race first, and afterwards, when the change of the world has made our race nothing more than a name of what has been — a story too — then should it be to those that come after us no less than the Tale of Troy has been to us. [William Morris and Eríkr Magnússon]18

No necesitamos decir mucho sobre la calidad literaria de esta obra, y creemos que podemos confiar en la intuición poética del lector para ir más allá de cualquier confusión surgido de conductas que parezcan extrañas y de elementos inusuales que al comienzo pudieran perturbarlo y que llegue a encontrarse con la naturaleza y la belleza que colman este texto. No dudamos que un lector como éste se sentiría intensamente tocado al encontrar en esta obra, en su mismo carácter salvaje y remoto, un realismo tan sorprendente, así como una sutileza y cercanía con todas las pasiones que también lo conmueven en el día de hoy.

En conclusión, debemos reiterar cuán extraño nos parece resulta que esta Saga de los Volsung, que es efectivamente un poema sin versificación, nunca haya sido traducido al inglés hasta ahora. Porque ésta es la Gran Historia del Norte, que debiera significar para toda nuestra raza lo que la Guerra de Troya significó para los griegos; para toda nuestra raza ahora, y después, cuando el cambiante mundo haya convertido a nuestra raza en nada más que un nombre de lo que alguna vez existió- también una historia, y esta historia será entonces para los que están por venir nada menos que lo que la historia de Troya ha sido para nosotros19. [William Morris y Eiríkr Magnússon]

Conclusiones

Creemos que en esta Introducción de Morris y Magnússon a la primera versión inglesa en prosa de la Saga de los Volsung, se puede leer esa nostalgia por los orígenes míticos, así como la conciencia que también ‘nuestra raza’ perecerá y solo será un nombre de lo que pertenece al pasado, (como también se presagiaba ya en los tiempos de los Volsung, descendientes del dios Odin); es una nostalgia que está muy presente en la experiencia que solemos reconocer como característica de los escritores y artistas románticos al menos desde fines del siglo XVIII y buena parte del siglo XIX en Eurpa. Pero al mismo tiempo, es importante reconocer que, en el caso de William Morris, el esfuerzo que significaron el aprendizaje previo del idioma original y la escritura de las dos versiones de la Volsunga Saga, además de los dos viajes a Islandia, da cuenta del talante práctico que sostuvo siempre a William Morris al llevar adelante estas empresas que, en los años que siguieron, fortalecerían su convicción de que ‘otras formas de vida’ eran posibles y que su proyecto medievalista (y socialista) tenían un origen y un fundamento.

La admiración por esas formas de vida que nos han llegado como “una gran memoria” gracias a la poesía, y particularmente, la admiración por la expresión de las pasiones de los hombres y mujeres del Norte, tal como las leyó William Morris en las Sagas, pueden encontrarse también en la poesía de Borges, varias décadas más tarde. La admiración por la poesía islandesa y por la Volsunga Saga llevó a Borges a emprender un viaje a Islandia justamente cien años después del primer viaje de Morris, en 1971; más aún, lo llevó a iniciar un estudio de las antiguas lenguas del norte, el islandés (“El latín del Norte”, en sus palabras20) y el anglo-sajón, y a escribir un manual sobre las literaturas germánicas medievales, en colaboración con María Esther Vásquez21. Pero su admiración por el mundo heroico conocido y añorado gracias a sus lecturas, y su admiración por ciertos valores que se pueden calificar de ‘primitivos’, se expresa asimismo en la narrativa y en la poesía de Borges cuando poetiza el mundo premoderno argentino, en tantos de sus relatos y poemas.

En este mismo sentido, y recordando también la poderosa sensualidad del arte y de la poesía de Morris, podemos atraer aquí, para terminar, las frases de Hammond, el viejo historiador que le explica a William Guest el Gran Cambio, en News from Nowhere, la ya mencionada novela utópica de Morris, en la que la Edad Media es la edad nueva, la ‘Epoca del descanso’: “The spirit of the new days…was to be delight in the life of the world; intense and oberweening love of the very skin and surface of the earth on which man dwells, such as a lover has in the fair flesh of the woman he loves; this, I say, was to be the spirit of the new days”22.

El pensamiento central de William Morris se manifestó en su amor por la belleza de la tierra y en la visionaria capacidad de alertar sobre su destrucción a través de los excesos de la industrialización; en este sentido, su obra ha sido relacionada con las corrientes ecologistas más recientes, así como algunas de sus descripciones de la vida en News from Nowhere pueden entenderse mejor en el contexto de algunos de los planteamientos anarquistas en el seno del socialismo inglés23. Podemos observar también la confluencia de ‘medievalismo’ y de ‘socialismo’ en los múltiples esfuerzos realizados por Morris para recuperar para todos los hombres y mujeres el gozo y la belleza del entorno humano en casas, aldeas y ciudades, lo que se expresó no solo en sus muchos escritos sobre estos temas, sino también en su importante obra como artesano y diseñador, vigente hasta el día de hoy.

Se puede afirmar que la imagen de la Edad Media fue para algunos escritores y pensadores del siglo XIX-como fue sin duda el caso de William Morris- una Edad de los Orígenes que quisieran recobrar, pero no solo con un deseo puramente nostálgico, sino que quisieron proyectarla en el futuro, como una manera de debatir sobre su presente. Recordando los planteamientos de E.P. Thompson, la singularidad de William Morris residió en su capacidad notable para situar la discusión sobre la historia y el arte medievales no como derivados de una simple nostalgia del pasado, sino como un planteamiento político en cuya perspectiva la recuperación de la Edad Media se convierte en un modelo posible para caminar hacia una “Época del descanso”, y vivir en los “Días nuevos” del futuro.

Nota: Texto publicado en Revista Mapocho Nº 85, Primer Semestre de 2019, pp. 220-233.

*****

Susan Sontag: As Consciousness is Harnessed to Flesh: Journals and Notebooks, 1964-1980, New York: Farrar, Straus and Giroux, 2012, p.510. “El amor por los libros. Mi biblioteca es un archivo de anhelos” (la traducción es mía).

2 Jorge Luis Borges: “A Islandia” (en El Oro de los Tigres, 1972) “El Alba de Islandia” (en La Moneda de Hierro, 1976) “Gunnar Thorgilsson (1816-1879)” (Historia de la Noche, 1977) “Islandia” (en Historia de la Noche, 1977) “Nostalgia del Presente” (en La Cifra, 1981). Una interesante y completa revisión de la relación de Borges con las literaturas del Norte, incluyendo una bibliografía actualizada, se puede encontrar en el artículo de Vladimir Brljak. “Borges and the North”. Studies in Medievalism 20 (2011), pp. 99-128. Se puede acceder a este artículo a través de Jstor: jstor.org/stable/10.7722/j.ctt81hp7.

William Morris publicó una versión en prosa en 1870 y luego una versificación de la Saga en 1876. En su poema “A Islandia”: “(en El Oro de los Tigres, 1972), Borges escribió: “Desde aquella mañana en que mi padre/ Le dio al niño que he sido y que no ha muerto/ Una versión de la Völsunga Saga/ Que ahora está descifrando mi penumbra/ Con la ayuda del lento diccionario”.

Cit. por Martin Hadis, Siete Guerreros nortumbrios. Buenos Aires: Emecé, 2011, p.110. Por otra parte, recordemos que la espada de Sigurd aparece también en un verso del poema “Espadas”: “Gram, Durendal, Joyeuse, Excalibur. Sus viejas guerras andan por el verso, que es la única memoria”. en El Oro de los Tigres, de 1972.

5 El epígrafe de “Ulrica” (El Libro de Arena, 1975), como sabemos, cita el verso de la Volsunga Saga, en la lengua original; hacia el final de ese relato, el protagonista Javier Otárola, le dice a Ulrica: “—Brynhild, caminas como si quisieras que entre los dos hubiera una espada en el lecho”. El motivo de la espada que separa a los amantes aparece también en el Roman de Tristan et Yseult, uno de los relatos más conocidos del ciclo de Tristán. Mientras los amantes están viviendo en el bosque, habiendo huido de la corte del rey Marcos, Tristán coloca su espada en el lecho que comparte con Isolda. Marcos, que ha seguido a su esposa y a su amante, se abstiene de matarlos cuando los encuentra en su lecho de hojas, mientras duermen separados por la espada de Tristan. (Tristan et Yseult, André Miquel, ed., d’après Joseph Bédier, Paris: Editions Odile Jacob, 1996, p.101).

6 El énfasis es mío.

7 En una conferencia sobre Johannes Hofer, el ‘Inventor de la Nostagia’, Patrick Dandrey, de la Universidad de Paris/ Sorbonne menciona por una parte la disertación de Hofer, así como sus implicancias para la historia de la medicina y también la carta escrita en 1647 por Francois de la Mothe Le Vayer, quien describe la enfermedad causada por el alejamiento del país de nacimiento, y que afectaba especialmente a los mercenarios suizos reclutados en Francia. Ver https://docplayer.fr/27249595-Le-medecin-decouvreur-hofer-inventeur-de-la-nostalgie.html (última visita 05.04.2019). Para otras referencias a los orígenes modernos de la Nostalgia y para un desarrollo filosófico del tema, ver Vladimir Jankélevitch L’Irreversible et la Nostalgie, Paris: Flammarion 2011 (1974) y Barbara Cassin, La Nostalgie. Quand donc est-on chez soi? Paris: Autrement, 2013.

8 Para una consideración reciente de la importancia del movimiento Pre-Rafaelita, se puede consultar The Cambridge Companion to the Pre-Raphaelites, Elizabeth Prettejohn, ed. Cambridge: Cambridge University Press, 2012.

9 William Morris. The Earthly Paradise. A Poem. London: F.S. Ellis, 1868-1870. En una entrevista de 1980, Borges le dice a Carlos Alberto Montaner: “William Morris creía que la humanidad ya había descubierto los temas esenciales y que su misión -la misión del cuentista- era recrear esos cuentos. Allí estaban las pasiones esenciales. En su libro El paraíso terrenal no hay un solo tema que previamente no se encontrara en las fuentes clásicas”. https://www.cultura.gob.ar/que-leia-jorge-luis-borges_6332/

10 William Morris: “ How I became a Socialist”.En News from Nowhere and other Writings. Harmondsworth: Penguin, 1993, p.377-385. En la nota publicada en el diario Justice, el 16 de julio de 1894, y bajo el título “How I became a Socialist”, William Morris se propone dar a conocer lo que el mismo llama una especie de ‘conversión’ y resume su idea de lo que el socialismo significa para él: todos los hombres viven en igualdad de condiciones, manejan sus asuntos sin desperdiciar nada, con plena conciencia de que el daño causado a otra persona significaría un daño para todos; en una palabra, resume el autor, el socialismo es la realización plena del bien común, de la tan reconocida palabra Commonwealth. Afirma también que sus lecturas del liberal John Stuart Mill (1806-1873) cuando atacó las ideas socialistas del francés Charles Fourier, lo convencieron justamente de que el Socialismo era necesario, mucho antes de haber leído a otros grandes economistas como Adam Smith (1723-1790), David Ricardo (1772-1823) o al propio Karl Marx (1818-1883). Las obras literarias y los escritos sobre arte y política de William Morris son accesibles en la página www.marxists.org/archive/morris/works/

11 William Morris. News from Nowhere and other Writings. Harmondsworth: Penguin, 1993 (1890) p. 43-228. Existe una traducción española: Noticias de Ninguna Parte, con una Presentación de E. P. Thompson, Juan José Morato, trad., Madrid: Capitán Swing Libros, S. L 2011.

12 “In other words, I could never have been such a fool as to believe in the happy and ‘respectable’ poor”, en “How I became a socialist”. “En otras palabras, nunca he sido tan estúpido como para creer en la existencia de los pobres felices y ‘respetables” (la traducción es mía). En News from Nowhere and other Writings. Harmondsworth: Penguin, 1993, 377-385 (p. 380)

13 “Apart from the desire to produce beautiful things, the leading passion of my life has been and is hatred of modern civilization. What shall I say of it now, when the words are put into my mouth, my hope of its destruction – what shall I say of its supplanting by Socialism?” (“How I became a Socialist”, p. 381)

14 “How I became a socialist”, p. 382

15 E.P. Thompson. William Morris, Romantic to Revolutionary. Oakland, Ca: PM Press, p. 184.

16 William Morris. The Story of Sigurd the Volsung and the Fall of the Niblungs. The Collected Works of William Morris, with introductions by his daughter May Morris. Vol. 12, Cambridge: Cambridge University Press, 2012 (London: Ellis & White, 1876). P. 1

17 (La traducción es mía)

18 Citado por Elisabeth Luther Cary.William Morris. Frankfurt-am Main: Outlook Verlag, 2018, (Reproducción de la edición de New York: Putnam’s Sons, 1902, p. 97)

19 (La traducción es mía).

20 “Bien está el resignado aprendizaje/ de una empresa infinita; yo he elegido / el de tu lengua, ese latín del Norte/ que abarcó las estepas y los mares / de un hemisferio y resonó en Bizancio/ y en las márgenes vírgenes de América” en “A Islandia”, en El Oro de los Tigres, 1972

21 Jorge Luis Borges y María Esther Vásquez. Literaturas germánicas medievales, Madrid: Alianza Editorial 1999 (Buenos Aires: Falbo,1966). Borges había publicado en 1951 una obra con el título de Antiguas literaturas germánicas, en colaboración con Delia Ingenieros.

22 William Morris. News from Nowhere, (p. 158) “El espíritu de los Días Nuevos… es el deleite en la vida del mundo; el amor predominante e intenso a la misma piel y superficie de la tierra sobre la cual vive el hombre, un amor como el del amante a la hermosa piel de la mujer que ama; ese era el espíritu de los Días Nuevos”. (La traducción es mía)

23 Se puede consultar en este sentido el artículo de Fernando Marcelo de la Cuadra “William Morris y los orígenes del socialismo ecológico. Apuntes sobre su novela utópica Noticias de Ninguna Parte” (ucm.es/info/especulo/numero42/). De la Cuadra discute aquí varias de las corrientes de pensamiento que pueden identificarse en la concepción de la novela de Morris.