Editorial Enero

Nuevo año para Letras de Chile

Nuevo año, nuevos desafíos para Letras de Chile. Los principales logros del 2007 nos proyectan al futuro con exigencias que surgen de la madurez de un quehacer sostenido por un espacio de ocho años. Iniciamos el noveno año de existencia con logros significativos, preguntas que tal vez puedan remecer nuestras convicciones y establecer desafíos imponentes.

Siempre es bueno distinguir las realizaciones más destacadas de un año que termina. Aquí van algunas de ellas:

Se acrecentó la presencia de www.letrasdechile.cl  con una nueva plataforma. En nuestro portal se difunde la literatura nacional, latinoamericana e internacional, junto con crítica literaria, noticias, concursos y toda clase de información y reflexión. En 2007 surgió la sección de Microcuentos como una de las más exitosas, pues atrae el interés y los comentarios de lectores de todo el mundo. Un equipo que lideran Lilian Elphick, José Osorio y Miguel de Loyola, que debe crecer este año 2008.

Hubo una presencia activa de escritores chilenos en la Feria Internacional del Libro de la Paz gracias al apoyo de Dirac y el entusiasmo de Letras de Chile, materializado en el coordinador de la delegación, Max Valdés. Así continuamos por la senda de abrir canales de comunicación y coloración preferenciales con los países vecinos. En la sección de Cuentos de www.letrasdechile.cl se puede encontrar una buena muestra de la narrativa boliviana contemporánea.

Sea breve por favor, Encuentro Chileno de Minificción, tuvo lugar en agosto con respaldo del Centro Cultural de España, gracias al empeño de Sonia Cienfuegos, Lilian Elphick, Max Valdés. Congregó a los principales estudiosos y creadores del género en Chile, a los cuales se añadieron visitas internacionales del relieve de la española Francisca Noguerol, una de las investigadoras del género más destacadas, la gran escritora argentina Luisa Valenzuela, y los autores transandinos Sandra Bianchi y Enrique del Acebo.

El programa de Abuelos y Abuelas Cuentacuentos que han liderado Martín Faunes y Julio César Ibarra, con la colaboración del Hogar de Cristo,  ha tenido un impacto notorio. Un planificado trabajo de preparación de abuelos y abuelas a través de talleres los capacitó para convertirse en la base de un trabajo con niños de escuelas de La Pintana, una de las comunas más pobres de nuestra ciudad.

San Felipe, Ciudad que Lee, fue el lema del I Foro para el Fomento del Libro, proyecto impulsado por Cristián Cottet, que sigue la línea de los cinco anteriores Encuentros de Escritores, pero que propone e implementa nuevas formas de relación y apoyo a la comunidad. Durante el evento los escritores participantes visitaron treinta escuelas para conversar con los alumnos  y entregaron más de 2.500 libros en calidad de donación. Este proyecto contó con el apoyo de la Presidencia de la República.

Habría que agregar muchas otras actividades realizadas por equipos de socios de Letras de Chile, pero sólo hemos mencionado aquellas de mayor impacto social. Para algunas de ellas, muy pocas en verdad, contamos con apoyo estatal. El grueso del trabajo ha sido impulsado -como desde nuestros inicios- con el esfuerzo generoso de los socios que aportan recursos y tiempo imprescindibles.

Algunas de estas iniciativas -de probada efectividad e impacto- fueron presentadas en diversos concursos: Fondart, Consejo del Libro, FNDR, incluso al propio Ministerio de Cultura, sin resultados. Si este tipo de respuestas nos inmovilizara, nada habríamos hecho. Pero no dejan de extrañarnos las evaluaciones entregadas o el mero silencio, como ocurrió con nuestra petición de apoyo al Ministerio de Cultura. Se nos dijo que este concurso no considera la literatura por los Proyectos Bicentenario (¿qué lógica tiene esto?), en otros casos anotaron la carencia de documentos, a nuestro juicio, irrelevantes, o bien establecieron dudas sobre la efectividad del tipo de iniciativas (aunque apoyaron otras que pasaron sin pena ni gloria). En fin: un amplio inventario de silencios, elusiones, justificaciones burocráticas y normativas que en nada contribuyen a una efectiva gestión cultural.

Hay excepciones muy calificadas, por cierto. Ya las mencionamos antes: la Presidencia de la República y la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero han sido eso, excepciones.

El quehacer continuo de una institución sin fines de lucro como Letras de Chile debiera ser reconocido y apoyado por el Estado en forma permanente y sistemática, para ser consistentes con las repetidas declaraciones de las autoridades acerca de la necesidad de fomentar el libro y la lectura, que es el centro y razón de nuestra actividad.

Con el dinero asignado al bullado Maletín Literario -once millones de dólares- (más allá de cualquier selección de obras, estoy seguro de que esta iniciativa tendrá impacto mediático, pero no impacto efectivo, real), podrían financiarse cien o más  instituciones como la nuestra durante un año completo.

Sobre todo esto debemos reflexionar como Letras de Chile y seguir adelante, con los medios a  nuestro alcance. Tal vez debamos redoblar los esfuerzos, aumentar el número de socios y colaboradores, abrir más Letras de Chile, generar iniciativas diferentes, insistir en los concursos. Tú, socio, amigo o potencial colaborador, puedes ayudarnos en esta tarea  de difundir la literatura y fomentar la lectura de los chilenos.

Diego Muñoz Valenzuela