Por Ana Leyton

No voy a decir que entendí cabalmente el libro ISOHILE de Paulo San Paris, no lo puedo decir porque hay muchos acertijos por resolver, sin embargo, lo pude vivir, sentir, sufrir.

Tuve que asesorarme, tuve que compartir mis dudas, a través de diferentes intercambios de conocimientos sobre signos, señales, indicadores, deícticos que finalmente, pueden llevarnos al fin de una ecuación de pensamiento lógico verbal; más bien, de una ecuación de sentimientos y eso es lo difícil. Ecuación de signos verbales y otros, que no se pueden ignorar para la comprensión del texto, por lo que se puede necesitar una “previa” de información al respecto.

No es un libro sencillo, ni fácil, recuerda a Huidobro, Zurita, Juan Luis Martínez y a mí en lo más personal a Susana Moya, en la búsqueda de códigos que definan la sonoridad a través de la estructura, en la búsqueda de una nueva codificación que rompa con todo tipo de lenguaje. Su apuesta es compleja, pero entrega claves generosas para un lector desorientado, a través del diálogo e interacción con otros autores y textos de la literatura universal, o de la música, cuya poesía resuena en las generaciones más cultas, las claves con las que interactúa no son, necesariamente, del mundo literario.

Hay una fecha determinante en la imagen de la pág. 22 (1973) que nos posiciona y nos orienta hacia el dolor. La cosa a partir de ahí va muy en serio, las claves no son señales de imágenes light o de un poeta snob; incluso puede ser historia, pensamiento, filosofía buscando lenguaje literario, buscando lirismo, que signifique la transcripción del dolor, de un dolor expresado desde las vísceras que no es la búsqueda de la crítica política, de esa crítica del sólo enojo, de la sola rabia, sino que desde el dolor visceral.

¿Quién es este hablante? o ¿los hablantes o la o las hablantes que habitan en esta poesía sin complacencia? que en algunas páginas es grafittera, en otras impúdica y muy desgarradora.

Me quiero quedar con la esencia de Cierva fundamental, este poema que interactúa con la Pizarnik y con Rakoski, me quiero quedar con esta interacción dialógica del Paulo transversal con su mundo literario construido sensible e inteligente, instalado por su poesía donde Alicia es importante, donde Carroll debe responder y donde no se escapa nada para este poeta que nos falta mucho por conocer.

Me gustó su mundo literario, me dolió su mundo expresivo, me impactó su inteligencia, y me encanta su búsqueda de un código “que diga más” porque las palabras no bastan a veces para graficar, el dolor humano de esta historia nuestra que nos pena porque aún pide justicia.

Con cariño fraterno, Illapel, Provincia del Choapa, inicio de primavera, 2017, Ana Leyton.

Ana Leyton, Profesora de Castellano y Filosofía, titulada por la Universidad de La Serena, es también escritora, autora de diversas obras de poesía y narrativa tanto de ficción como de ensayo. Es una activa gestora cultural en Illapel, a través del Centro Cultural del Choapa, el cual dirige. Su más reciente publicación es “Extrañas pasajeras”, publicado en 2016 por Ediciones Tierra Mía, de Santiago. Ha sido también una activa militante ambientalista por la defensa de los territorios y comunidades afectados por la minería industrial en la Provincia del Choapa.

 

 

LA CASTA DE ULISES:

ALICIA TOMA UN CANTO

COMO SI FUERA UNA SIRENA

(En “Isohile”, de Paulo San Paris, fragmento)

Imagen entonces…

 

Entonces Isohile es una sirena involuntaria, una casta de viajes eternos…

 Entonces ocurres

Irrumpe tu voz de turno y no soy la elevada,

Si no la envejecida

La sirena

De sed negra y vacío pegado

A un músculo silencioso

Días de música con fuerte tierra granada, verme habitada de ella

El rostro palidece debajo del útero.

 Mama, he crecido, he confundido los verbos

Me quieres llamar como tu respiración?

Inventarme el subsidio envuelto del paisaje

para habitar un lugar sin golpes ni tierra suelta?

Entonces la reina entregará el anillo de cobre

La Moneda de la forzada trampa, y yo no seré más de Carroll

Dicen que el pueblo vendrá a quemar mi cuerpo Lastimado de norte a sur.