Los escritores socios  de Letras de Chile que participaron en el V Congreso Internacional de Minificción organizado por la Universidad del Comahue en Neuquén, Argentina, entre el 10 y el 12 de Noviembre de 2008, tuvieron la ocasión de reencontrarse con esta chilena avecindada por muchos años en Buenos Aires. Mireya Keller, además de su trabajo como microcuentista, ha destacado por su participación en un programa radial, PISO 12, dedicado al género desde el año 2006.

Ojos azules

Siempre llamaron la atención. Sus ojos. Azul intenso, como almendras azules. También como las montañas en la noche y las aguas frías del Pacífico. Aun con los años se mantuvieron eficaces. Levantaba una ceja, agrandaba uno de esos ojos que traspasaban, y el mundo se le rendía. Ella lo sabía. Hasta esa mañana que la fueron a buscar. La ambulancia con las luces rojas que parpadeaban en su rostro, el doctor apuntándola desde su traje verde y los enfermeros envolviéndola con una camisa blanca y ajustada, los alertaron.  Sus ojos azules saltaron desde las órbitas y se perdieron en el ruido de la ciudad.

Los perros

Me atemorizan. Digo en voz alta que soy grande y si no corro, no me hacen nada. No me convenzo. Sigo parada en el mismo lugar, sin atreverme a dar un paso. Entonces me mira el perro más grande, el negro. Me mira amigable, como si me entendiera. Yo le creo. Avanzo, como si no tuviera miedo. Él también avanza, sin miedo. Cuando en un segundo abre su bocota y se incrusta en mi pierna, confirmo que ya soy grande para creer en la amistad de los extraños.

Una mariposa naranja

Era un abandono. O una traición. Pero él lo tenía merecido. Años de peleas, de burlas. Y cada vez una promesa nueva que ella sabía no iba a cumplir. Hasta que un día cierra la puerta, por última vez, sin volver la cabeza atrás. Sin historia. Sola en el mundo.

Eso le dijo cuando lo encontró en el bar. Sola en el mundo. Muchos ojos la miran, pero sólo los de él le importan: azul acero. Quizás son demasiado duros para su rostro casi infantil. Él se acerca. Le ofrece algo de beber. Ella acepta. Afuera el frío y la noche crecen.

¿Otro trago? – dice él, sobresaltándola. Se había acostumbrado al silencio. La bebida quema su garganta. A él le suaviza la mirada.

Salen y entran en el  primer hotel. No saben nada uno del otro. Ni siquiera los nombres. Se tocan. Se huelen. La noche se vuelve larga y frenética. Sólo existen ellos poblando de nuevo el mundo. La madrugada los encuentra exhaustos. Ella, en silencio, lo mira dormir: es hermoso, un sueño hermoso, piensa, mientras el sol se posa apenas en su rostro casi de niño, como una mariposa naranja que abre sus alas. Se levanta despacio y sale. Afuera el día está claro, radiante. Ella sonríe y no lamenta nada.

Mireya Keller

CIELO DE RELÁMPAGOS

(Antología de microficciones)

La niña

Frente a Santo Domingo

Óleo sobre chapadur

Rosa Ana Tinti, 1990

El viento mecerá el género grueso con amplias rayas doradas y blancas. Vendrán todos los niños del pueblo y lo rodearán saltando y gritando. Ninguno querrá perdérselo. El circo llega en septiembre, junto con la primavera y el viento. Caritas ansiosas y mejillas rojas por el alboroto y las corridas esperarán que por fin se eleve la última punta y entonces la carpa estará lista. Atrás, las casas del pueblo y las cúpulas solemnes de las iglesias aun dormirán, en completo silencio. Pronto el camión con el alta voz recorrerá las calles empedradas despertando al resto y anunciando la buena nueva. Tres funciones diarias, porque se quedará poco tiempo. Como todos los años. Es un pueblo pequeño.

A la niña le gustan los circos porque son como ojos que dan vuelta por el mundo. Ella vive encerrada. Por eso no se cansa de mirarlo. El cuadro con el circo que está encima de la chimenea siempre enciende su imaginación. La madre acomoda desde temprano su silla de ruedas altas en el living y la deja soñar. Hasta que la oscuridad desciende inclemente y la trasladan a su habitación. 

Ernesto

 Cuatro girasoles

Vincent Van Gogh, 1887

 Los vi en una vidriera del centro. Me sorprendí. Era una reproducción, por supuesto. Los girasoles parecían flotar desvalidos en un pantano azul y verde. Como el que está a la orilla de la zanja donde cayó Ernesto. Entonces el verano terminaba. Todo el horizonte estaba lleno del campo de girasoles que  encubría con ese peculiar manto verde y amarillo el paisaje que se divisaba desde la quinta. Esas vacaciones habían sido muy revueltas. Desde el inicio. El clima, la familia, todo. Hasta que terminó con esa noche sin ruidos ni estrellas. La oscuridad era casi absoluta. En el lugar donde desapareció Ernesto solo quedaron cuatro girasoles, traídos quizás por el viento, desafiantes, casi secos, como si alguien los hubiera olvidado a propósito, como para dejar algo. Tal vez un recuerdo violento. 

Mireya Keller

CROMOFONÍAS

(DVD: trabajo en conjunto con diseñadores gráficos)

Mireya Keller nació en Santiago de Chile y reside actualmente en Buenos Aires. Es Licenciada en Filosofía y como narradora ha obtenido numerosos premios literarios. Integra Piso 12, grupo que mantiene desde 1996 un espacio de radio, el Certamen Contextos de Relato Breve y la editorial Piso 12. Publicaciones: El Sol Tenía escote en V, (Cuentos) 1987,  Chile; El ojo en la Cerradura, (Cuentos) 1996,  Bs. As.  En el Tren de los Muertos, (Novela), Mención Fondo Nacional de las Artes, 1998, Bs. As. Veranos turbulentos, (cuentos), 2004, Bs. As. Ciclo Autoras de Buenos Aires, (cuentos), 2004, Sec. de Educación, Bs. As. La vuelta al mundo en 80 circos (novela), 2006, Bs. As. Antologías: Cuentos de mi País, Primer Premio Biblioteca Nacional, Chile, 1986. Relatos del Piso 12, Bs. As. 1998. La Otra Palabra,Premio Avón, Bs. As., 1998. Los Cuentos,  Segundo Premio Victoria Ocampo, Bs. As., 2003.  Cielo de relámpagos (microficciones) 2008, Neuquén. Estudio crítico: Eric Neumann, Gustav Mahler, and Mireya Keller: Femenine Archetypes in “En el tren de los muertos”,  Dra. Judy B. Mc Innis, University of Delaware, 2002, U.S.A. DVD: Microfonías (escritura, diseño y animación), 2008, Bs. As.

Página web: www.piso-12.com.ar

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