Por Alfonso García
Me sobrecogió la hermosura de los lapachos en flor, en agosto hizo dos años por primera vez. Y se repitió con mayor intensidad, si cabe, a mediados del pasado.
Definitivamente, estoy enamorado de los lapachos floridos y de todo cuanto ellos simbolizan para mí, acontecimientos y personas especialmente que ya forman parte importante de mi almario, ese reino de los asuntos más trascendentes de la vida, el de las debilidades.
Resistencia, al norte del país hermano, es conocida como «Ciudad de las Esculturas» y «Museo al aire libre», por las más de 600 obras que se exhiben en sus calles. Y está, además, al lado del río Paraná, otra razón añadida para la fascinación mítica, con Alberti inevitablemente presente y la mirada intentando hermanar sus orillas bajo la sensación que sólo lo majestuoso produce en el espíritu. Pero, sobre todo, Resistencia, que, después de quince años celebrándose, ha puesto su nombre en la geografía lectora universal, es la ciudad del «Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura». Simplemente extraordinario, de una eficacia, intensidad y desarrollo admirables.
Desde el 18 al 21 de agosto se celebró el 15º Foro. Resumir esos días es inútil, por lo imposible de reducir su densidad. Queden, sin embargo, estos datos orientadores vividos con dedicación y entrega singular por parte de todos los que integraron el proyecto, bajo la mirada, profesional y amiga, del escritor Mempo Giardinelli -”su novela Luna caliente ha sido llevada recientemente a la pantalla por Vicente Aranda-”, Adela Fracchia, Natalia Porta-¦ y un nutrido grupo de personas que engranan el acontecimiento a la perfección: «1.200 participantes inscritos [llegan desde prácticamente toda Argentina, no pocos de Uruguay y Paraguay]. Más de 1.600 personas en el acto de apertura. 6 mesas de debate. 4 conferencias magistrales. 3 noches de lecturas literarias con autores de diversos países. 24 talleres simultáneos de seis horas para docentes en su gran mayoría. 17 autores visitando durante estos días 22 escuelas». Adminístrese y ordénese correctamente todo este trabajo y se darán cuenta, aunque mínimamente, de hasta dónde se convierte la cita en enriquecedora. La crónica debía añadir, y añade de hecho: «2 sucursales de la Fundación en bares abiertos hasta la madrugada y mucha, mucha literatura y de la mejor». Cómo olvidar en estos encuentros espontáneamente cercanos al propio Mempo y Adela, a Abdón Ubidia y Maribel Prieto, a Eric Nepomuceno y Marta Vianna, a Roxana Moyano y Gabriela Aguilera, a Antonio Sarabia y Lauren Mendinueta-, a tantos y tantos con los que disfruté y aprendí intensamente.
La Fundación Mempo Giardinelli, responsable de la convocatoria, ejerce una ejemplar acción socio-cultural que se sustantiva y concreta en ambos aspectos; sobre ella volveremos algún día para incidir en su compromiso sereno pero decidido, de hondo calado, que, concretándolo, ha convertido a la localidad chaqueña donde tiene su sede en una de las «Capitales de la Lectura», título que dibuja la silueta de algunas ciudades que en el mundo han hecho decididamente esta apuesta. Una apuesta, en este caso concreto, que reivindica la lectura como derecho y como patrimonio popular. Y tan es así, que más de 16.000 alumnos y medio millar aproximadamente de intelectuales de Latinoamérica y del mundo han hecho posible, durante estos quince años, que la Fundación y el Foro hayan puesto a Resistencia -”qué semántica sonoridad para la ocasión-” en el mapa de la lectura argentina, mundial -”no lo dudo ni un instante-”, porque la fuerza en ese ambiente único generado en el entorno es un auténtico hermanamiento de naciones en una necesidad compartida. He podido entender, entre tantas otras cosas, que la lectura genera fraternidad, posiblemente una de las referencias esenciales para nuestra ubicación en el mundo y como timón orientador en este desnortamiento a que se enfrenta la cultura o civilización que nos ha tocado vivir. No nos engañemos. Cada día creo con mayor convicción que estamos en un momento que generará otro de los grandes cambios o revoluciones que han permitido otro trazado del sentido de la historia.
Proyectos, ilusiones, análisis, propuestas – a raudales desde hace quince años, desde cuando prácticamente nadie en Argentina -”y en otros muchos espacios de tantas geografías-” hacía estos planteamientos. Y la idea se extendió como el aroma generoso de la necesidad. Y puso a la ciudad de las esculturas en el mapa de las verdaderas inquietudes y del saber hacer. Y desde la realidad creciente de esos para mí ya siempre míticos lapachos florecidos se propaga como enseñanza que todos necesitamos. Todos. Porque allí se aprende, sobre todo, de la sabiduría de los libros, de la cercanía de quienes no entienden de soberbias y del espíritu de personas que quieren abrir caminos a los mundos generosos de la palabra y sus infinitas y poderosas manifestaciones.
Detrás de un proyecto, si pretende sobrevivir y edificar, no sólo puede haber números y cuantificaciones. Ha de haber alma. El alma, la fortaleza vertebral que mantiene vivos y fructíferos proyectos de esta envergadura, es la razón definitiva de su entramado. Porque se convierte así en la voz de la conciencia, una voz alentadora que está generando interés creciente en el país -”y en otros muchos países-”, con propuestas y acciones que van marcando un retorno, lento pero real, a la Argentina lectora que fue, y cómo. Me gustaría que hubiesen visto con qué vitalidad, con qué realismo crítico, con qué fuerza abrió Mempo Giardinelli el Foro, reflexionando sobre la educación e imbricando en ella la necesidad de la lectura. Todo un ejemplo de auténtico compromiso.
Nadie debe perder de vista -”y no hay eufemismos en asuntos tan serios-” que sin pueblos libres no hay democracia. Por eso leer ha incomodado -”y lo hace aún-” en muchos períodos de la historia. Y a ella, y a no pocos presentes dolorosos, me remito. Y es que la lectura pone en funcionamiento la autonomía y la libertad. Por eso a este Foro, «a estos foros venimos a desvendar el mundo, a desvendarnos los ojos». Así puso fin a la conferencia magistral que cerraba esta edición Graciela Bialet, una de las activas coordinadoras del Plan Regional de Lectura argentino y autora de referencia para niños.
Es definitiva la percepción. Siento profundamente el privilegio de haber conocido y participado en este 15º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura. Resistencia quedará en mi corazón sin que el tiempo pueda borrarla. Y es que el misterio de los lapachos florecidos atrapa con la suavidad de quienes, en silencio pero con energía, quieren transitar los mismos caminos. Un ejemplo.
En: Diario de León.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…