martin perezMartín Pérez

Publicaciones:

Tapia (Cuentos), 2008, Editorial Asterión; Santiago Traders & Otros (Cuentos), 2007.

Participación en libro-objeto editado por Asterión Ni una más, con el cuento “Pequeño sacrificio” (2007).

Participación en libro-objeto editado por Asterión Tenemos Pantalones, con el cuento “Tres finales para un choro” (2006).

Participación en libro-objeto editado por Asterión, titulado Diversos y Estilados, con los cuentos “Marinero”, “En menos de treinta minutos” y “Santiago Traders” (2005).

Participante en mesas redondas de Festival Santiago Negro de novela policial.

Presentador en el Primer Festival de Letras y Fonemas de la Universidad de Playa Ancha.

Columnista de la revista web La Negra:  http://www.revistalanegra.cl

Vestida de ocasión

Salió de la ducha, se secó el pelo, cruzó desnuda el dormitorio y entró al walking closet decidida a vestir lo mejor. Se puso medias negras con liguero, la minifalda de cuero y la blusa de seda. Calzó las botas más elegantes y el collar de perlas. Se miró al espejo largos minutos. Luego, caminó por las habitaciones de la casa, dudando si salir o quedarse.

 A mediodía, se dio cuenta que se le hacía tarde. Se sacó la ropa con cuidado, se vistió como todos los días, y se puso a barrer, lavar y cocinar. La señora y su marido llegarían a las seis.

Atracción vergonzosa

Se encontraron por primera vez bajando la escalera de emergencia mientras el edificio se estremecía con el terremoto. Él venía llorando desde el piso doce en calzoncillos. Ella, gritando desde el nueve en baby doll. Se tomaron de la mano y siguieron bajando juntos, aterrados. A ella le parecieron tiernas las lágrimas de él y le simpatizó su ropa interior atigrada. A él le gustaron esas largas piernas, el bamboleo de los pechos al saltar por las escaleras y los quejidos sexy que ella daba en cada brinco.

Días después, se toparon en el ascensor. Fingieron no conocerse.

Acuatizaje

Conduce la nave en una maniobra de emergencia, buscando una zona abierta donde aterrizar, pierde el control y cae atraído por la fuerza de gravedad, sin combustible, tratando de mantenerse en vuelo. Ve la laguna y decide acuatizar. Levanta la trompa de la nave al máximo para mantenerla paralela a la superficie del agua. Aún así, no logra evitar el golpe y toda la estructura se sumerge  con violencia levantando una gran masa de agua. En medio del fragor del choque, escucha el grito de su madre: 

-¡Deja de salpicar la sopa con la cuchara!

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 Microcuentos leídos en el III Encuentro Chileno de Minificción “Sea breve, por favor”. Valparaíso, junio del 2011.