Por Patricia Espinosa
Una genealogía de la mujer obrera realiza Virginia Vidal en este magnífico relato. Letradura de la Rara es una novela conmovedora por su profunda configuración de una estirpe de mujeres obreras que comparten su tiempo con la intensa vida familiar, en el contexto de pobreza radical que marcó la primera mitad del siglo XX.
El libro da cuenta de una rigurosa investigación sobre el período, abordando minuciosamente revueltas sociales, terremotos, costumbres, lenguajes y el estilo de vida de la élite en contraposición al mundo de los pobres. Relegadas a conventillos, donde impera un espíritu solidario, enormes masas de desposeídos sobreviven explotados o en la miseria absoluta debido a las altas tasas de cesantía.
Un aspecto tremendamente destacable lo constituye la mirada que la novela sostiene respecto a los pobres y la dura explotación laboral en que transcurren sus vidas. Lo anterior incide en especial en los personajes femeninos, que, viudas o abandonadas por sus parejas, deben criar a sus hijos sin apoyo económico alguno. En estas mujeres no hay lugar para sentimentalismos ni autocuidado; al contrario, se caracterizan por su severidad, rudeza y pragmatismo, volcando toda su afectividad hacia la maternalidad.
Tres personajes de una misma familia protagonizan este volumen: la abuela Marga, su hija Mercedes y la nieta, hija de Mercedes. La narración se aproxima a las dos primeras desde su adscripción al ideario anarquista sin eslóganes ni estridencias, que se materializa en una forma de vida basada en la austeridad, la preocupación por el otro y, en lo fundamental, una imbatible conciencia de clase.
Marga y Mercedes están conscientes de su pobreza, pero se muestran orgullosas de sus oficios y de su lucha cotidiana. Cuando Mercedes tiene una discusión con su “hermano de leche”, con quien compartió nodriza, señala: “Eres de izquierda para tranquilizar la mala conciencia… ¿Qué sabe de clase obrera un revolucionario de hocico y sobaco? Pije de mierda, metido a comunista, eso le dije”.
El despliegue de un pensamiento libertario donde la utopía –a pesar de los constantes apremios– no se manifiesta como un sueño inalcanzable lleva a estas mujeres a torcer una gran determinante del sistema patriarcal: la asignación de roles. Progresivamente, los personajes femeninos que protagonizan la narración se van desentendiendo de su dependencia hacia lo masculino. La tercera generación de esta familia de matriarcas es una joven ávida de conocimientos, a quien le gusta leer y vagabundear por un Santiago nocturno, valorando su autonomía para configurarse un destino mejor que el de sus predecesoras. La educación y el trabajo son las armas que, tal como insistió su madre durante la infancia y adolescencia de la muchacha, le permitirán enfrentar un nuevo orden no sólo individual sino también colectivo.
Virginia Vidal, quien ha dedicado su vida a la escritura literaria y periodística, ha creado una hermosa novela, coherente, sólida en el discurso político y profundamente humana, donde el mundo de la pobreza es mostrado con una dignidad sublime, sin caer en ningún momento en la mitificación. Obreros, matarifes, artesanos, pequeños comerciantes, poetas y luchadores sociales, que se han autoeducado en el orgullo y la intransable seguridad de sus principios, proliferan en estas páginas, donde las mujeres están ubicadas en el centro de una historia de rebeldía y fuerza subversiva.
***
En: Las Últimas noticias, 14 de marzo 2014
Ceibo Ediciones, 2013, Santiago de Chile, 298 páginas.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…