Colaboración de Edgardo Carreño Domingo (Coquimbo, 1972), poeta y médico oftalmólogo chileno. Ha publicado el libro de poemas Los versos del amor y forma parte de la antología Tiempo fragmentado.

Pequeño tratado sobre la depresión

Te sujetas férreamente a un libro
y caes en sus páginas
solo para ver cómo trepa la niebla
pero los dedos no responden
parecen reflejos en otra mano
nada tiene sentido sobre estas páginas
todo es una letra grande y sin rumbo
una piedra en el ápice de un descenso
todo se borra
un ojo desgastado en el espejo
una aguja que se hunde como herida
como un vuelo más sin fondo
una forma de perderse en lo intangible
donde solo llega
quien busca luces en la nada
y no necesita de palabras mudas
ni de bóvedas ni de soles.
Estrategias para abreviar amplitudes

Un poema corto y decidido
fuego entre los ojos
que se tocan por primera vez.

Para qué el poema largo
eso de mil palabras
en el agobio de un día eterno.

Perspectiva

Un ojo izquierdo parece más grande
o es por el párpado opuesto caído
o el ojo realmente es grande
y además el párpado está caído
y la esclera del lado más abierto
pareciera ser más blanca
o solo es un reflejo de la luz
o en realidad todo parece más blanco
y no importa el color pero sí el peso
un poco de piel cargando la culpa
un guion con sus pies bajo la tinta
la angostura de todo desenlace.

La cabeza

Da igual el metal y el filo
el chorro de la sangre
y la mancha de ese chorro
da igual la arteria rota
la grasa quieta para el abrigo
y cómo salta en el cemento
cómo filtra el agua de los ojos
todo da igual
cuando se corta una cabeza.

Testamento

Sí, he pensado en el vino
en un whisky etiqueta negra
en píldoras como tromba en el esófago
en un balcón hecho de vidrios
en la tina de apariencia fría y roja
en un círculo de gruesas hebras
en todas esas cosas
y otras
que solo sabrán ese día.