Una propuesta para educación secundaria
promoviendo la lectura y la escritura

Por Jorge Ortiz

“Se propuso escribir mil historias diferentes y lo logró.
Escribió una y se la dio a leer a mil personas”
Jorge Ortiz

Entiendo la Microficción, según lo expresa Zavala[1], como un hiperónimo que engloba diversas manifestaciones literarias (aforismos, microrrelatos, microteatro, haikus, microfábulas, sentencias, greguerías, apólogos, alegorías, apotegmas, etc.) y en mis textos hemos tenido la intención de utilizar la modalidad de microrrelato y el minicuento[2].

Bajo esta modalidad nos propusimos abordar la posibilidad de la creación de minicuentos como recurso educativo para el abordaje de distintas disciplinas, particularmente orientadas a la educación secundaria.

No es un emprendimiento novedoso, por el contrario existen ya en mi país, distintos abordajes de estas posibilidades en la actividad de otros escritores, como por ejemplo Ana María Shua para citar una personalidad prestigiosa y reconocida en varios ámbitos de la literatura, que han tenido que superar varios obstáculos para alcanzar el desarrollo de su cometido[3] y que por ello, creo, no abundan otras opciones y abordajes con la misma intención. Como en esta autora se aprecia la utilización del minificción como un valioso aporte a la literatura infantil, intentamos realizar un nuevo aporte centrado como ya expresamos, en alumnos de escuelas medias (secundaria) o del ciclo superior de la escuela primaria, mediante la modalidad el minicuento y el mini relato gracias a la generosidad de la Editorial Guadalupe, con una actividad centenaria en nuestro país y en el mundo, quien ha abierto una ventana al desarrollo de las minificciones dentro del estilo de contenidos propios de su criterio editorial.

“La Microficcion como recurso educativo”[4] tiene una estructura que parte de la estética posmoderna que requiere de la activa y necesaria participación del lector, un elemento substancial a la hora de pensar el género como recurso educativo, ya que nos puede proponer una manera de releer de otro modo la historia de la literatura y de la escritura en general.
Todas nuestras historias tienen las siguientes cinco características: 1. Límite de 200 palabras. 2. Se vinculan a contenidos mínimos de materias de Educación Primaria y Secundaria, solo como orientación. 3. Todas poseen una sugerencia de preguntas y actividades. 4. Tiene por fin despertar la motivación del alumno por conocer más del tema, del personaje histórico o de la situación que narra en la brevedad propia de este estilo de literatura y por último, 5. Su contenido siempre refiere a principios universales del bien común, la solidaridad, la participación, el destino universal de los bienes y la subsidiariedad en un lenguaje popular y sencillo para el abordaje de estos valores.

Nos parece importante destacar dos situaciones, en primer lugar existe un apartado llamado “Especial: educción religiosa” donde las microficciones hacen referencia a hechos que remiten a la reflexión catequética o a pasajes evangélicos. En segundo lugar hemos incorporado microcuentos policiales o de suspenso. Es un gran desafío que hemos abordado teniendo en cuenta que encuestas serias en el tema han concluido que el 80% de los lectores (jóvenes y adultos) en la actualidad prefieren historias de Suspenso, Policiales, de Terror, Fantasía y Ciencia Ficción, campos que resultan muy interesantes para dotar de valores y a través de esa orientación, repensar una mejor manera de motivarlos a buscar un contenido que ayude a construir una sociedad mejor, un mundo mejor.

Jorge Ortiz

[1] Universidad Autónoma de Guanajuato. Minificción Contemporánea. La Ficción Ultracorta y la Literatura Posmoderna. Dr. Lauro Zavala Notas del Curso
[2] Respecto al minicuento hay diferentes enfoques, si bien Zavala lo considera un subtipo del cuento, Violeta Rojo (“Breve manual para reconocer minicuentos”. Primera edición 1997. Violeta Rojo. Universidad Autónoma Metropolitana. México, O.F.) se encarga de establecer su pertinencia al nuevo género con argumentos que adhiero plenamente.
[3] “Es la escuela argentina, son las maestras-os, las bibliotecarias-os, los profesores-as. Es a ellos a quien tenemos que atraer, seducir, atrapar en nuestras redes literarias. Esa es hoy la primera pauta editorial que incide sobre el trabajo de los autores. En favor de la escuela, debo decir que tanto los autores como las editoriales estamos más conscientes de la censura y las prohibiciones que impone, que de su gran apertura. Suele suceder que la escuela es mucho más abierta y permisiva de lo que suponen las editoriales, que prefieren no correr riesgos”. Shua en Literatura infantil. De dónde viene y a dónde va, por Ana María Shua
[4] “La microficción como recurso educativo” de Jorge Ortiz. Editorial Guadalupe 2022.