por Omar López

Primer sábado de 2022 todavía con el eco de los fuegos artificiales televisados desde el puerto de Valparaíso con su acostumbrada monotonía de ángulos y planos ya archiconocidos. Es como una rutina del tiempo, una costumbre que envejece y a la vez tan efímera como el estallido y las luces dispersas en la noche porteña. Pienso en la gente que partió el 2021 y que fueron en vida (y lo seguirán siendo) personajes importantes en el hacer constructivo de esta era y este mundo: Humberto Maturana, científico notable y reconocido a nivel mundial por sus aportes al conocimiento de la conducta y la comunicación real entre los seres humanos, entre otros estudios, desde su área biológica. Patricio Manns, compositor y escritor; poeta, investigador, cantante; hombre comprometido con su pueblo y la resistencia frente a cualquier tipo de dominio de los poderosos y los eventuales “mesías”. Omar Lara, un poeta chileno del sur; un poeta que hizo un permanente y silencioso trabajo de divulgación, defensa y espacio para y por los vates no solo de Chile, sino que también, dando a conocer a grandes maestros de la poesía universal a través de su revista Trilce. Raffaella Carrá, mujer brillante, audaz, emotiva y artista de exquisita melodía para demoler cualquier tristeza o desapego por la vida… su figura y encanto todavía sacude las cenizas de otra adolescencia.

Sabemos que la muerte está ahí, al ladito inmediato de la vida y cuando uno da un paso, el eco está siempre en la otra orilla: no debemos temerle, más bien asumirla como una puerta de salida que en algún instante se abre. Sin embargo, como dice el dicho popular: “mientras haya vida hay esperanza”. Y qué ancha es esta palabra, cuánta vitalidad respira y cómo debemos trabajarla. Y por eso no es “lo último que se pierde”; todo lo contrario, es lo primero que se gana y queda tallada en piedra. Recuerdo ahora, entre estos nombre amados y respetados por su entrega y solidaridad con su tiempo, a Julio Fuentes, (don Julio) padre de grandes y queridos amigos personales que los siento como hermanos de ruta y convicciones. Don Julio, tenía en su idioma de existencia, una combinación de sabiduría y seriedad con los otros que me llamó la atención desde el primer instante, sin dejar de lado la simpatía y el refinamiento de ser.

2022 me suena bien. Tienen musicalidad en el sonido de los dos juntos y abrazados para hacer muchas cosas necesarias y distintas. Una nueva CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE CHILE, ahora sí, justa, representativa, democrática y moderna, que deje a un lado los convencionalismos culturales idealizados por una clase dominante y sea garantía verdadera en la defensa de los Derechos Humanos; en las opciones de educación, salud y vivienda para todos nuestro pueblo fortaleciendo las instituciones estatales que sirvan realmente, para mejorar la calidad de vida y la calidad de mundo que el sistema actual, ha destruido con eficacia mercantil.

¡Salud por nuestros queridos e inolvidables muertos, pero siempre escuchando sus latidos y sus obras! ¡Salud por el futuro siempre pendiente de misterios o maravillas… para todos y toda expresión de vida, los desafíos son cotidianos, frescos y muchas veces, emocionantes!

Puente Alto, enero 01 de 2022.