Verónica Silva, escritora del género negro, ha enviado estos dos microcuentos a Letras de Chile.

ULTRAJE

por Verónica Silva

Clementina Pérez, de pelo rubio oxigenado y escasos diecisiete años baja por las calles del puerto con la blusa apenas abotonada, el calor derrite sus pasos, aunque ya las sombras del atardecer empiezan a jugar con los contados transeúntes del lugar.
El atisbo de gris es aprovechado por él, joven, atlético, resuelto, que -tapándole la boca- la toma con fuerza y la lleva por un pasaje hacia sus dominios.
Sería su bienvenida a esa ciudad. Si hace apenas dos días ella había sentido el placer de respirar el aire marino.

MISIÓN DE SICARIOS

por Verónica Silva

Ahí venía él, en su FIAT azul, a punto de cruzar la esquina. De prisa, porque después de tanto esfuerzo en el último tiempo, quería consolidar con ella lo avanzado. Dejarían atrás las discusiones y violencia, por el bien de los hijos; además, aún le gustaba.
Cuando aparecen los otros, en sendos autos cerrándole el paso y sin dar tiempo para evadir los disparos, a quemarropa, el rostro cae sobre el manubrio, la bocina no puede acallarse. Todo según lo previsto, era el trabajo al que los habían mandado. Buen dato el que tuvieron sobre la cita de ese día. Quedarían satisfechos el jefe… y ella.

Con su atractivo había sido fácil atraer al narco ese, que vivía muy cerca. Entrelazando sus miradas en la fiesta de la prima, en poco tiempo empezó el idilio. Esperaba que este fuera en silencio, por los niños. Sería por el bien de ellos mismos. Así lo entendió su nueva conquista.

Había sido difícil la decisión para ella, mal que mal era el padre de sus hijos, al que amó locamente hasta que los golpes sacaron la venda de sus ojos y rompieron el ensueño.