Por Sonia Cienfuegos

La guerra, las guerras, la inanición e inopia, la humillación, la desesperanza, el jamás justificado trato de los países que detentan el poder en el mundo – especialmente europeos y estadounidenses de Norteamérica – no me dejan indiferente.

En lo personal, estos seres humanos tan brutalmente maltratados: niños y niñas, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, discapacitados, migrantes perennes de generación en generación, conmueven con sus mínimas historias (adjetivo apropiado para muchos que militan en el Orden Mundial establecido, por convicción, ignorancia, oportunismo o doctrina), me revela lo que se viste de invisible, comotambién me rebela, me brota un alud de ira indescriptible como un súbita alergia, el constatar cómo se ha transmitido por los fabricantes de armas,  fármacos, drogas, tráfico de personas y sus cuerpos para distintos objetivos mediante sus diversos medios de comunicación y sus sirvientes  – no importa si vienen del terreno público o privado – el concepto de Rebelión Popular y Terrorismo, tan ferozmente deconstruídos por El Poder y Lo Oficial. Me atrevería a decir especialmente en Chile con una Constitución Política inextricable e inexplicablemente mantenida en su esencia.

Despliega ante mi conciencia una y otra vez, cuán desbalanceado es el estado de los distintos pueblos sobre la tierra, entre el de los inopes y aquéllos que van comprándolo todo: enseres de hogar lujosos, vestimentas, juegos bélicos cibernéticos y armamento que incluye bombas letales genocidas, tanta porquería innecesaria, conciencias, vida, sangre y órganos humanos y ¿por qué no un clon de esclavo o una escolta de clones que han podido sin esfuerzo adquirir y otorgarles identidad? Como también trocar por dinero lo inimaginable: el imagín de un(a) artista que lo vende o lo subyuga para omitir su desacuerdo con lo establecido y/o alabar cromática, visual o literariamente – por ejemplo- a un exiguo número de dueños de sus países y/o del conjunto de ellos= for money brother/sister, just for money¡.