Por Cristóbal Morales

APARICIÓN 

– Corre mucho viento.

– ¿Quién habla?

– Déjame entrar, por favor.

– Me estoy bañando, si quieres, entras y listo.

-No es tan fácil.

-Yo creo que sí, ya estás dentro de mi casa, ¿Qué te afecta?

-Me duele la piel, y no quiero sentirme así.

-¿Pero, quién es?

– Soy muy cercana.

– Pero no te veo bien, asómate a la puerta.

– Yo ya estoy adentro

– ¿Cómo? si yo no veo nada.

– Eres lindo, lleno de vitalidad.

– ¿Qué dices?

– Tu cuerpo es hermoso.

– ¿Me estás mirando?

– Te estoy tocando…

 

EL ANIMAL DESNUDO

Al despertar en mitad de la noche, sentí un peso que respiraba encima de mí.

Bajó por mis senos. Y mientras me ahogaba con su vaho y su peso aplastante…

Yo lloraba… Lo conocía…

De terror, lloraba…

 

HORMIGAS

– ¡Anda a echar las hormigas que está la guagua!

 La niña siguió el caminito esperando llegar a la mermelada o a cualquier dulce en la cocina… 

 Al llegar la niña rompió en llanto…

 La guagua ya no lloraba más…

 

LA GRAN CITA

Te amo, lobo, dijo la enamorada mujer…

Y el hombre inseguro y un poco pícaro, le dijo, después de vacilar un momento, que toda su historia era un engaño y que era en realidad un hombre normal y corriente…

Pero igual te amo.

La mujer comenzó a refunfuñar, se convirtió en loba, lo hirió mortalmente y huyó llena de vergüenza…

 

EL DIBUJANTE

Encontraron el cadáver sentado en su silla junto a un escritorio rodeado de pilas y pilas de hojas blancas e intactas, desparramadas por toda la pieza.

Sólo la hoja en sus manos tenia tinta…

La inscripción decía: 

 »Siempre dibujo lo que sueño».

 

AMOR…

Siempre buscaba un lugar al aire libre…

El canino miraba por la ventana lleno de deseo y con los ojos flamantes de rencor y de amor.

Toda la casa que lo rodeaba parecía interesante y maravillosa.

La doncella que lo acompañaba escribía miles de hojas e iluminaba el ambiente con dibujos y pinturas…

En la noche ponía música y sonidos que a su mente le impactaban e incapacitaban de pensar más allá, porque se confundía y se dormía…

 

Soñar con una mujer, es soñar con ser un humano, pensaba, humilde, el perro…

Y odioso se obsesionaba con la mujer escribiendo, pintando, creciendo, escuchando su música. Y lleno de resentimiento ladraba en medio de su confusión, ¿por qué no hacerlo yo?

El ser espectador siempre le hacía parecer estar muerto… Y ladraba y ladraba… aturdido, derramando las lágrimas que no podía derramar, llenándose de odio que su cerebro no alcanzaba a analizar…

Esperaba los pasos. Los pasos que ella daba en el pasillo antes de entrar al hogar.

Y babeaba y se refregaba.

Gemía y mostraba los dientes.

Respiraba rápido.

Latía urgente…

Y cuando los pasos se escucharon al fin, y la puerta se abrió, en su clímax emocional, tanta envidia a su humanidad y tantas ganas de tener su capacidad se mezclaban con rabia en ese momento tan esperado, al ver a la mujer entrar.

Se sentó ensimismado…

Excitado y tierno en su inocencia e incapacidad…

Repitiendo en su idioma que nadie entendería jamás:

Te amo…

Te amo…

Te amo…

 

HIJO

Mi hijo tiene 5 años…

Yo tengo 36 años…

Mi familia está sana y yo parezco ser feliz…

Un proyecto de vida perfecto en lo terrenal…

Mi hijo…

Mi hijo sufre y llora por las noches…

Yo comienzo a deprimirme por el trabajo y la vida como un montón de acciones y momentos que se repiten en serie…

Siento que soy un producto…

La sociedad parece ser una madre irresponsable…

Un útero con hijos infelices y perdidos, esparcidos por el mundo…

Mi hijo…

Mi hijo está lejano…

Cada vez que duerme parece estar muerto…

Se va y vuelve…

Llego del trabajo, como otras mil veces y me siento a ver televisión. De repente, como una bala por mi cara se asoma una lágrima y comienzo a llorar, respirando fuerte, pero aguantando el ruido, tapando con mis manos la cara de un hombre que no tiene palabras para expresar lo que siente, porque ya las gastó, y repetirlas le hizo perder la poca humanidad que sentía propia…

Un temblor…

De improviso un dolor agudo en el pecho, y un golpe interno que me ahoga…

Me estremece y comienzo a convulsionar…

Mis órganos parecen estallar mientras mi corazón se contrae hasta reventar tiñéndome de rojo por dentro…

Un ataque…

Caigo al suelo…

Al despertar llega mi esposa y me acurruca entre sollozos en busca de consuelo…

-Tu papá se fue al cielo, hijito… Ay, tu papá se fue al cielo…

Yo tocaba sus caderas y su cuerpo que conocía tan bien, y de terror me quedé inmóvil, y sin decir nada me puse a llorar…

 

APAREAMIENTO

Atónito y rebuscado, siento rabia y placer, apresurado en el acto como animal, babeando…

Cada mordida es un núcleo certero y la tinta ocular se estanca en azul.

Cada toque es grasoso y amarillo en el plano compartido, rugoso y estigmatizante, líquido espeso. Yo doy y recibo en mi cara el papel, la lámina blanca como leche, en el rojo carnoso, encarnado en las notas híbridas de mi conciencia metálica.

El pelo es el espejo que saco con mis garras. Seco la leche y derramo la sangre.

Brillante es mi órgano y opaco el tiempo y la celulosa rasgada con el trasero pudor y con su desordenada bilis en mi pecho.

Mi hocico tiene el universo escondido, y limpio en mi intimidad la mancha que hiede. Yo conozco el hijo que no he engendrado y seré yo, con mi mano, el que por su vida interceda.

Soy un perro y la bosta que hemos procesado. El anillo lo rompo. Son huesos ahuecados. Todo el esfuerzo en líquido usado con mi máquina antigua y mi ascendencia al trono…

Yo mato con la palabra y me toco con mis manos y siento al hijo, a tu útero en mí. Toda la placenta en mi boca salivo y el té de mis años la línea infantil…

Todos moriremos, pero yo no soy todos…

 

EL ÁNGEL EN LA TORMENTA

            Estaba observando el paisaje en medio de la tempestad cósmica, cuando de pronto apareció un islote flotando en la atmósfera.

            Aterricé dificultosamente mi nave en el islote para descansar del agitado viaje, cuando divisé lo que parecía ser un animal. Un pequeño perro sentado al borde de un diminuto acantilado observaba las cercanas nubes espaciales.

            Le pregunté si estaba bien y, sin abrir el hocico, me contestó que no estaba en ese lugar ni en ningún otro.

            Lo quise tocar, pero me detuvo con una frase seca: “Tú tampoco estás aquí… y no volveremos a vernos en este tiempo”.

            Levanté la vista y me vi a mí mismo siendo tragado por el maelstrom nuclear, mi nave desapareciendo con violencia en un plano imposible… en una explosión incalculable…

            El animal se levantó, dio un ligero salto y comenzó a flotar en el vacío.

            Yo, inmóvil por el pavor, escuché que me pidió seguirlo.

            Al dar el primer paso, me preguntó:

            -Pequeño angelito, ¿crees en la muerte?

 

SÓLO ESPERO LA CALMA

            Siempre tuve miedo al mar…

Soy marinero y desde pequeño tuve una sensación adictiva.

Busco en cuadros el mar con su tonalidad negra abisal. Yo sé que veré algo en él, pero me aterra.

Años pensando en la negrura de esa capa de tiempo colosal que aguarda siglos de lluvias, milenios de monstruos.

En este momento es así. Estoy en proa, con carga, en dirección a Japón.

El Océano Pacífico en la tarde parece ser la madre tranquila de las bestias que guarda.

Me siento desnudo ante este mundo, inofensivo ante la aplastante y violenta quietud de un mar profundo y en calma.

Siento que el mar aguarda mi muerte.

En los cuadros, en las imágenes y en mi obsesión por ese temor, encuentro curiosidad y paz… Silencio dentro de una quijada. Calma después de la muerte.

Estoy en proa mirando la profundidad del mar. De repente el mar toma una tonalidad verdosa oscura… El mar se aclara un poco… Estoy temblando, parece que nadie se da cuenta.

La mancha en el océano toma kilómetros de espesor, el barco parece ser una mota de polvo en una bañera. Toda la vista es ocupada por el nacido del mar… la profundidad misma se hace presente.

Es el cuadro que quería ver me corre una lágrima nerviosa por la cara… La inmensidad encarnada en la superficie… Solo espero la calma después de la muerte…

 

EL ÚNICO CONTACTO

            La joven estaba sentada al lado de la cama. Su madre estaba enferma y moribunda. Sonaba el ritmo cardíaco como avisando que ese cuerpo aún estaba vivo.

Los tubos y las cañerías daban al silencio de la habitación un tono espectral. Sólo la respiración… Sólo el ritmo…

La joven observaba en su madre un círculo que no trazó, el ciclo que quizás no cumplió, y la nostalgia apresurada que, como hielo erizaba las venas sanas y calientes de la joven, se hacía notar.

Su madre había sido amargada, reservada y machista. La joven observaba en su cara pronta y parecida a un cadáver, la soledad de una vida desperdiciada en el encierro de su casa.

La madre abrió los ojos inusitadamente para su condición. Miró buscando algo en la nebulosa y encontró a su hija.

La joven entendió.

Se acercó a la cama y tomó a su madre en brazos, desconectó la máquina, que molestaba con su ruido aproximado a un desenlace. La miró a los ojos y la meció, en la habitación de tonos tierra.

La joven vio los ojos de la anciana como un precipicio inhóspito y entendió que no fue necesaria una vida entera para conocerse. Se vio a sí misma en los ojos de una desconocida.

La tristeza y las lágrimas se fueron en ese precipicio… La respiración cesó… y la amargura en la memoria fue perdonada… Ese fue el contacto.

La joven dejó delicadamente el cuerpo en la cama y caminó despacio y de manera subrepticia. Luego dio aviso a la familia del recién acontecido fallecimiento.

Todos rompieron en llanto, unos más que otros, pero la joven no lloró. Veía cómo su madre se llevaba esas lágrimas a la tumba.

 

 

Cristóbal fue parte del taller literario impartido por la escritora Alejandra Basualto a alumnos del Liceo Arturo Alessandri, en el marco del programa Letras en el aula 2015, el cual contó con el apoyo del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

 

 

 

Cristóbal Andrés Morales Maldonado

 

Seudónimo: Serge Dingo Bolitenko

 

Lugar de nacimiento: Santiago de Chile, 31 de agosto de 1998

 

Estudios:  4 medio y Penta UC

 

Premios:

 

2015 1er lugar Concurso Interescolar Albatros – SECH

 

2009 2do lugar en concurso Poesía Macul,

 

2006 1er lugar concurso Poesía Macul

 

 

(Datos Interesantes Adicionales)

 

Baterista en bandas »Reflejo», »Contaminación Cruzada», y »De Hanuman Klan»

 

Página de ilustraciones: http://dingo-murci.deviantart.com/

 

Publica un pequeño libro artesanal titulado »Locur»…