Por Gregorio Angelcos

Problematizar el micro texto que uno asume como escritor entre el subconsciente y la acción narrativa, implica mirar en el imaginario propio, los procesos que circundan desde una perspectiva endógena, la ideación de un conjunto de fragmentos que originan un ordenamiento del lenguaje, y una estética que les proporciones la identidad para marcar la diferencia con otros procesos inscritos en este subgénero, de tal manera, que los recursos propios emitan en su forma y en su contenido, una mirada crítica, por momentos absurda, sin que ningún factor vinculado a la mimesis, pueda alterar el ordenamiento de un universo irreal, determinado por la literatura como el elemento formal predominante.

Cito un microcuento de mi libro: 69 puñaladas a la realidad, su título:

“Mala puntería”: Le disparó a un pájaro y mató a Dios

Sin duda, aunque de manera inconsciente, este texto tiene características que están dentro de la literatura fantástica, posee una atmosfera poética. Si cierro mis ojos, y solo observo la acción en mi conciencia, descubro un paisaje que debo inferir, cada cual puede diseñar la perspectiva que más se acomode a sus sentidos.

Dentro de esta microrealidad, existe un contexto de belleza, hay brisa, cielo despejado, mucha luz, árboles, plantas salvajes, naturaleza que está creada por el ejercicio de pensar y de sentir. Y se trata de una mera especulación. No está implícita en el texto; pero además, la acción narrativa parte de un hecho objetivo, en un espacio atemporal, donde un cazador pretende matar a una codorniz de un disparo certero, todo el silencio que transcurre desde que el sujeto sitúa su mirada en el ojo telescópico del rifle, mientras apunta a su víctima, se interrumpe abruptamente, cuando este falla su disparo, y mata por casualidad al mismísimo Dios. Este desenlace tiene múltiples consecuencias, en principio, me atrevo a pensar en un cataclismo universal, en la destrucción conceptual y material de la fe, en que la religión tenía su talón de Aquiles, y que por tanto la inmortalidad de un ser divino, superior e intangible, no existe.

Como se puede apreciar, la microficción tiene la capacidad de subvertir a través de un reordenamiento de las ideas y el lenguaje, su propio lenguaje, uno de los conceptos más relevantes fundamentados por la metafísica a través de la historia humana, poniendo en duda, las creencias asimiladas a través de siglos, La naturaleza divina es vulnerable, tan o más vulnerable que el hombre, entonces se derriba un mito y nos sitúa ante la incertidumbre, desde esta perspectiva, que nuestro origen tal vez provenga, de un proceso de constitución celular en constante evolución y perfeccionamiento.

Esta clara subjetividad está atravesada por una estética sutil como hilo conductor de la historia, hay en su trasfondo una poética que no es obvia, ni visceral en su construcción, yace de manera inmanente en el cuerpo del texto.

Hay en esta condición de inventar la microficción dos fuentes que la fundamentan, y que son algunos de los componentes que forman parte de mi proceso de formación como autor: En primer lugar, el Creacionismo de Huidobro, su componente filosófico y poético, y el surrealismo de André Breton.

Mi pasado de lecturas de diversos autores me condena a la hora de perpetrar un microcuento, La mayoría de estos escritores hablan desde un espacio que supera los cánones formales, o los destruye cuando los enfrenta, lo que provoca una guerra de posiciones frente al conocimiento o a la convivencia establecida. Como no reconocer a Borges o a Cortazar en la concepción ética y estética de mis diminutas imprecaciones literarias, o a, Charles Bukowsky o John Fante, reveladores críticos de la sociedad norteamericana, iniciadores de lo que se conoce como el realismo sucio.

El microcuento no debe ser didáctico ni moral en sus contenidos, porque estos aspectos conllevan a la autocensura del escritor, a una entrega de la autonomía de pensamiento y de expresión. Cuando hablo de lo que escribo, me refiero a la creación de una narrativa urgente, que se atreve a correr el lienzo de una realidad trivial en la que resistimos, y que da paso a los factores que oscurecen la existencia, tales como, la desconfianza, el materialismo, la perplejidad, los temores, el rencor, la corrupción, el despotismo. Esta realidad que nos manipula y nos mira con ironía, porque aunque estemos conscientes, el miedo nos impide reaccionar para alterar el orden establecido a espaldas de nuestras propias convicciones.

Bueno, como narrador me he caracterizado por la creación de cuentos breves y microcuentos que se inscriben dentro del género de ficción, en que los componentes de los relatos subvierten el desarrollo lógico en el manejo del tiempo y los espacios, construyendo realidades imaginarias, pero con una carga valórica que cuestiona los ritmos monocordes de la vida cotidiana.

Mi proyecto de  escritura se inscribe dentro de la conceptualización descrita, dado que a partir de situaciones y hechos concretos se formalizan en su redacción, como fenómenos donde la conciencia actúa como un antecedente predominante, para develar una serie de conflictos humanos que, tensionados en su máxima expresión, conducen a sus personajes a violar los cánones tradicionales involucrándolos en soluciones irreales y fantásticas.

Cada uno de mis relatos transcurre en realidades propias de la narrativa, en un contexto de sueños, atemporalidad, irracionalidad y belleza en su contenido valórico.

Los personajes tienen un componente mítico y se desenvuelven en medio de rituales con los que asumen problemáticas como el amor, los sueños, la defensa de sus ideas, sus vinculaciones con el poder, y en cada una de estas situaciones la trama y su posterior desenlace sorprende por la particular naturaleza de las soluciones.

Conceptos antropológicos como el enigma de la muerte, los misterios que genera la incomunicación en las relaciones humanas, la ausencia de la verdad como factor de crisis y de conflicto hacen de estas narraciones un ejercicio de reflexión entre la acción, la percepción, y los dilemas que provocan las relaciones humanas truncas.

Historias de vagabundos, de mundos marginales que impresionan por el acontecer de los sucesos en que se insertan las conductas de los sujetos, con hechos y relaciones que van más allá de la mera problemática realista.

Cierro este monólogo interior con otro microcuento de mi creación:

“Palabras Vacías”

Le dije que la amaba después de pegarle un balazo en la cabeza.

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Este texto fue leído en la mesa “Poéticas del microcuento”, en el marco del IV Encuentro Nacional de Minificción “Sea breve, por favor”. Mayo de 2013.

 

Gregorio Angelcos es escritor y periodista,, se desempeñó como editor cultural y columnista de la revista Cauce durante tres años. En este período ejerce la crítica literaria en los géneros de poesía, narrativa y ensayo.

– Fundó y dirigió la revista literaria Naderías en la década del noventa, la Revista HIGO SECO en el 2002, y en la actualidad dirige la Revista Virtual CAUSA CERO.  Es miembro del Directorio SECH, y editor del Consejo Editorial de la revista y el blog de la Sociedad de Escritores de Chile. Periodista del diario: www.elclarin.cl y el Centro de Estudios Sociales AVANCE; en la actualidad, se desempeña como Director de Comunicaciones de la Sociedad de Escritores de Chile; y es miembro del Consejo Nacional del Libro y la Lectura en Chile.

Ha publicado quince obras literarias en los géneros de cuento, poesía, ensayo y novela, destacándose entre estas:

 

–           Cuentos para pensar que la esperanza es una verdad

–           Las siete vidas del gato (ensayo)

–           Dios necesita un siquiatra (cuentos y microcuentos)

–           El abuelo que comía mariposas (cuentos) (Ediciones Documentas).

–           La vida es un pasadizo luminoso donde el hombre es una idea (Novela). (Ediciones Documentas)

–           Versos para escribir sobre los muros de la ciudad (tres ediciones, traducido al italiano): Ediciones Documentas

–           Arquitectura Sencilla (poesía)

–           Sueño que el tiempo (poesía)

–           Tiempo de la Magia y el Mito (Antología personal de poesía)

–           Chile: una democracia de oligarquías junto al historiador Carlos Díaz Gallardo. (Ediciones Documentas)

–           69 puñaladas a la realidad (microcuentos) / Ediciones Cortina de Humo /Abril de 2008

–           El abuelo que comía mariposas (microcuentos) SEGUNDA EDICIÓN

–           Alfileres de Gancho (microcuentos)

–           La muerte está en mi conciencia (microcuentos)

 

Ha realizado diversos talleres literarios de poesía y microcuentos, y ha editado dos antologías de poetas populares.

Está incorporado a varias antologías de microcuentos, entre ellas, la editada el año 2005 por el Café literario de Providencia. Y en el 2010 en ARDEN ANDES, antología chileno – argentina, recientemente editada en Buenos Aires.