por Juan Mihovilovich

Porvenir es un pueblo con olor a shelknam y posee un matadero que sacrifica 1500 animales diarios: “las sentadillas para Israel, el lomo para los chinos”. Tiene una cárcel vacía y un regimiento con 1500 soldados que habitan casas de población separadas de los otros inmuebles. Hay un colegio polivalente: 27 alumnos por curso, educación diferencial, computadores de última generación, un auditórium subterráneo y un patio desierto.

En Porvenir el tiempo corre invertido. Una “estancia” derruida duerme el sueño de los justos: pioneros croatas trabajaron noche y día. Hoy un joven heredero cobra mil pesos por la visita de cada turista extranjero.

Hacia Porvenir navega una barcaza: dos horas sobre el Estrecho que Hernando de Magallanes cruzó en 1520: hace apenas 500 años. Entremedio los jesuitas, la Sociedad Explotadora de Tierra Del Fuego, el pie indolente del polaco Julio Popper sobre el cuello desnudo de un Ona dormido para siempre…

Porvenir carece de rejas. No hay condominios ni cámaras de vigilancia… Sólo 1500 militares en las afueras del pueblo y 1500 animales degollados diariamente. Se puede transitar por sus calles solitarias como un solitario alienígena extraviado al sur del mundo.

Desde el desembarcadero hasta el centro la taxista también cobra mil pesos: pasa por el frigorífico, el tribunal, el club croata, la Fiscalía… y un par de casas consumidas por el fuego. “El viento hace estragos, aunque aquí nunca ocurre nada. Ayer un par de locos quemó tres neumáticos por las protestas ciudadanas”.

La televisión muestra a miles de personas en Santiago y a un carro policial que les arroja chorros de agua. A intervalos los pasajeros miran displicentes, mientras a estribor brinca media docena de delfines.

En Porvenir el tiempo sigue inmóvil: sus techos inflamados pestañean cada vez más diminutos bajo un cielo enmudecido. Al frente Punta Arenas crece como una llamarada solar: sus edificios, sus cerros de abanicos, sus calles bullentes. La gente dispersa se reúne en medio de la plaza.

Atrás Porvenir. Adelante el Porvenir.

La barcaza atraca silenciosa en el muelle de Punta Arenas. Porvenir es ya una sombra alargada que tirita inanimada bajo la horizontal línea del Estrecho de Magallanes.

Y la isla Dawson se ve apenas como un manto gris que trae en la brisa el eco de un gemido colectivo…

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Juan Mihovilovich
-25 de octubre de 2019-