Los boludos de la lluvia, novela de Dafne Mociulsky

Por Catalina Ledezma

Sebastián “Broche”, Alfredo, Iván, Gokú y Sonia son un grupo de individuos que manejan diferentes tipos de relaciones entre sí. Durante esta novela cada personalidad se va a ir indagando para darle vida a Palomar, un barrio del Gran Buenos Aires. Un barrio como muchos, con esa vida de barrio de la que quien vive dentro de él no puede nunca escapar. De esta manera, cada padecimiento, cada anécdota, cada vida pasa dentro de ciertos límites con la realidad. Ese que es el infierno grande de la vida dentro del pueblo chico, sin restar importancia al factor de las condiciones de vida capitalista que afectan implícitamente a la urbe.

Estos individuos no actúan meramente de personajes, sino que también van siendo parte del paisaje del barrio. Esta es la gracia que Los boludos de la lluvia maneja de manera irónica y farsesca. Cada uno tiene diferentes problemas, inquietudes, familia o necesidades, pero aun así todos se encuentran olvidados por un sistema fallido, por un barrio donde todos son lo mismo, la nada misma, una cotidianeidad de esas que son muchas.

Entre los detalles nimios con los que van apareciendo en el texto cada una de estas vidas, es la vida del barrio la más importante, es la que muestra los problemas económicos que cada vez se hacen más visibles, las fabricas se cierran, la fábrica de hilado se encuentra luchando para sostenerse.

En el medio Sonia cae en una gran depresión, acompañada por la robotización del contenido televisivo y las drogas. El sexo sin sentido, quedándose en el recuerdo de lo que fue su “gran” amor por Alfredo, porque así se lo dice su madre. Siendo llamada “trola” (argentinismo, significa prostituta), por el barrio, “vaga” por su ex Fredo y, designada “solterona”, por su madre, se escapa a la casa que ha dejado su tía abuela, donde podrá seguir metiéndose sin pensar en todo lo que la ha llevado a aislarse de lo que sucede afuera.

Alfredo, como el vividor que es, viaja a Miami, donde el choque cultural lo va a hacer reconciliarse con las costumbres más argentas posibles. Termina pensando que no es él si no está en Buenos Aires, desayunando mate con galletitas con queso. Todos los conocen como el “gordo Fredo”, definido por sus amigos como garca (argentinismo, significa mala persona).

A Iván, que es un mujeriego y vividor, las cosas no le salen del todo bien, pero no parece importarle realmente. Él es feliz, se define así, y vive una existencia que no vale ningún peso, ni para él ni para la gente que lo rodea, aunque muchas veces por colgado, desordenado, desprolijo, no pasa. Ayuda sexualmente a una mujer viuda y mayor que él, no parece ser nada más que eso, porque Iván no deja que nada se le acerque, así no habría nada de lo que preocuparse.

Broche es un tonto feliz, realmente no escucha ni habla bien, pero libera cada tensión que en el texto se produce, como un bufón que se ha quedado sin verdades para decir. Solo se lo mira desde lejos, para dar la apertura a este drama cómico que es la vida rutinaria del barrio.

Gokú es el que se encuentra luchando por su trabajo, que tiene una familia, es él más estable. Da todo por sus amigos, como a Iván, a quien le deja quedarse en su casa cuando éste lo necesitaba, a pesar de que casi le cuesta su matrimonio y aun así no siente que nada le es devuelto. Pero lo sigue haciendo, existe una fe instintiva de proteger lo que se supone que es de uno.

A pesar de la lluvia, el asado se hace igual y, como siempre, son los mismos boludos los que se encuentran para ser entre sí, el sostén, la burla, el chiste barato, la felicidad, los que ayudan o parecen estar ayudando.

De esta manera, Dafne Mociulsky, en la novela editada por Emergencia Narrativa en 2017, con un estilo es seco y cortante, muestra la argentinidad al palo (como dice la banda transandina Bersuit) y así es como debe ser. Esta pequeña novela muestra una realidad cruda y cínica con verdades que pasan entre las líneas de personajes risueños, vividores, depresivos, locos, tontos, mujeriegos, que no saben realmente qué hacer con aquella realidad que les ha tocado. Finalmente, todos están viviendo una tragicomedia.

“Los boludos de la lluvia”, Dafne Mociulsky
Emergencia Narrativa, Buenos Aires, 2017
Disponible en Mercado Libre

Catalina Ledezma fotoCatalina Ledezma, es Licenciada en Letras de la Universidad del Salvador, Buenos Aires, investigadora académica en literatura, profesora de Castellano, correctora literaria y escritora. En 2017 publicó Los Leones, libro de prosas poéticas, por la Editorial Artilugios, en la capital argentina. Nació en Santiago de Chile, pero la mayor parte de su vida ha residido en Buenos Aires. Desde algunos meses se encuentra radicada en la capital chilena.