Gabriel Jiménez Emán nació en 1950 en la ciudad de Caracas, Venezuela. Actualmente vive en Coro, Estado Falcón, del mismo país. Es poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y profesor.
En relación a la microficción, ha publicado Los dientes de Raquel (1973, 1993), Los 1001 cuentos de 1 línea (1980), La gran jaqueca y otros textos crueles (2002), El hombre de los pies perdidos (2005), Ficción mínima. Muestra del cuento breve en América (1996), y ya tiene preparado Consuelo para moribundos (aún inédito).
IM: ¿Cómo y desde cuando nació tu pasión por el género?
GJE: Creo que nació cuando era estudiante en San Felipe y Mérida, leyendo cuentos de todas las tendencias, países y antologías de cuentos maravillosos de diversas partes del mundo. Eso fue durante la década de los años 70.
IM: Como escritor ¿Qué diferencias fundamentales encuentras entre escribir una poesía y un microrrelato?
GJE: Lo poético responde a un movimiento anímico íntimo, a una confesión de la interioridad, al surgimiento de una voz profunda que proviene de una investigación de uno mismo, de una interrogación del ser, todo eso a través de una sintaxis personal única, indivisible, de una gramática que combina los sentidos y los sentimientos. En cambio el cuento es otra cosa, es el imperativo de contar algo, narrar una historia poniéndole algo de sorpresivo, de asombrado, matizado por la alteridad, por una serie de eventos que se combinan en la imaginación de la individualidad con lo que ocurre en el espacio cotidiano. El microrrelato quiere narrar lo insólito y lo extraño en la circunstancia diaria, quiere ofrecer una versión asombrada de los sucesos cotidianos impregnándolos de humor y de juegos del intelecto, es capaz de camuflarse con cualquier género o forma para combinar en él nuevos modos de narrar y decir. Las dos son experiencias que pertenecen al domino de la imaginación verbal y le deben mucho a las imágenes de la cultura y a las imágenes de la naturaleza. En el fondo, toda experiencia literaria es eso, un dialogo entre las imágenes de la naturaleza y las imágenes de la cultura, expresadas en el arte de la poesía, o en el arte de la ficción.
IM: En las antologías que elaboraste, ¿qué elementos fueron importantes al momento de hacer la selección de los textos?
GJE: El primer elemento es la calidad artística de los textos, el tratamiento y el cuidado de su lenguaje y su capacidad intelectiva o imaginativa, que puedan aportar elementos originales al arte narrativo en la creación de un mundo. Lo segundo consiste en que sean textos representativos de una época, de un país, de una tendencia; y en tercer lugar que traduzcan bien el criterio a través del cual se realizan; el criterio pude ser temático, cronológico, geográfico, histórico; primero debes fijar un criterio y luego justificarlo con la selección que haces.
IM: ¿Por qué crees que se ha producido el auge reciente de la microficción?
GJE: Creo que es porque hay una necesidad de leer cosas inteligentes en un tiempo relativamente corto, el microrrelato llama la atención por su vertiginosidad, por su eclecticismo, por su poder de síntesis, por su humor, por su capacidad lúdica. En la sociedad actual, dominada por el uso de aparatos y de imágenes audiovisuales, la gente tiende a leer cosas breves, pero eso sí, que sean inteligentes, divertidas, osadas, iconoclastas, y eso lo encuentran en la minificción, creo yo.
IM: Como lector, ¿prefieres las antologías de microficciones o los libros de un solo autor?
GJE: Ambas cosas. Las antologías pueden ser muy útiles porque en ellas tienes un abanico de posibilidades y autores, que te pueden llevar a conocer un autor que no conocías antes y profundizar en él. Y claro también con autores que han escrito muchas minificciones, como son los casos de Augusto Monterroso, Antonio Fernández Molina, o Julio Cortázar, por ejemplo, te sumerges en esos océanos y encuentras en medio de un viaje intenso por mundos maravillosos y complejos.
IM: ¿Quiénes son, en tu opinión, los principales referentes del género en tu país?
GJE: Se pueden citar a José Antonio Ramos Sucre, Julio Garmendia, Alfredo Armas Alfonzo, Luis Britto García, Armando José Sequera.
IM: Varios de tus Microrrelatos de una línea son mencionados como perfectos ejemplos del género hiperbreve. ¿Cómo definirías esos textos brevísimos?
GJE: Yo no los puedo definir justamente porque soy el autor; ese trabajo tienen que hacerlo los lectores, no yo.
IM: Además de la literatura, ¿qué otras cosas te apasionan?
GJE: Me apasionan la cocina, la bohemia, el cine y el jazz. Y por su supuesto el ejercicio de la amistad, que es lo principal.
Un libro: La metamorfosis, de Kafka.
Una película: Candilejas, de Chaplin.
Una canción: Something, de George Harrison
Una comida: Cocido español.
Una frase: “Si Dios no existiera, habría que inventarlo”.
Una ciudad: Córdoba, en España.
Un equipo de fútbol: El equipo de Holanda.
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OCHO CUENTOS MÍNIMOS – Por Gabriel Jiménez Emán
Dios
Dios mío, si creyera en ti, me dejaría llevar por ti hasta desaparecer, y me he dejado llevar y no he desaparecido porque creo en ti.
El hombre invisible
Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.
Los 1001 cuentos de 1 línea
Quiso escribir los 1001 cuentos de una línea, pero sólo le salió uno.
La brevedad
Me convenzo ahora de que la brevedad es una entelequia cuando leo una línea y me parece más larga que mi propia vida, y cuando después leo una novela y me parece más breve que la muerte.
La prueba irrefutable
Hoy soñé que había muerto. Esa es la prueba irrefutable que dejo a los demás acerca de mi seguro paso por la tierra.
El laberinto
Al salir del primer tramo del laberinto, al hombre le esperaba lo más difícil en el segundo tramo: entrar a sí mismo.
El método deductivo
Al abrir el periódico, vio que el asesino le apuntaba desde la foto. Lo cerró rápido, antes de que la bala pudiera alcanzarle en la frente. Dejó el periódico a su lado, todavía humeante.
Hasta el infinito
Aquel señor pensaba tanto en el infinito, que una tarde se quedó dormido y desapareció.
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El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…