Por Ramón Díaz Eterovic
De un tiempo a esta parte aumentan los narradores chilenos que incursionan en la novela de corte criminal, lo que no hace más que replicar un fenómeno que se viene manifestando en muchos países europeos y latinoamericanos. Este fenómeno probablemente se debe a que el mundo actual no deja de generar desigualdades, crímenes y corruptelas de todo tipo, y la novela criminal, en sus vertientes de novela policial y novela negra, es una forma narrativa que se presta como pocas al desarrollo de historias que den cuenta de los males ocasionados por el poder económico, las intolerancias, la falta de ética en las relaciones sociales, y el manejo oscuro de políticos y gobernantes. En este marco, dos novelas de reciente aparición son “El reparto del olvido” de Juan Ignacio Colil, y “El caso Capablanca” de Julián Avaria Eyzaguirre.
“El caso Capablanca” fue publicada por Mosquito Editores, editorial que desde hace años y con irregular fortuna viene promoviendo la colección “Crímenes Criollos” en la que se han incluido textos de Bartolomé Leal, Eduardo Soto Díaz, Antonio Rojas Gómez y Helios Murialdo entre otros fieles y avezados cultores de la narrativa criminal. A estos nombres se une ahora Julián Avaria, quien nos sitúa en la época de la dictadura pinochetista para seguir la pista a una serie de crímenes que se cometen en el Club Sanitarios Copiapó, un sórdido club de ajedrez ubicado cerca de la Plaza Almagro al que llegan jugadores de toda calaña para disputar campeonatos o iniciarse en los secretos del llamado deporte ciencia. El ambiente no es el de los mejores y tampoco las personas que conviven en su interior, empezando por un dueño inescrupuloso que pretende estrujar las míseras billeteras de los ajedrecistas. La rutina del lugar se ve alterada cuando comienza a aparecer asesinados varios de los ajedrecistas que concurren al lugar. Los asesinatos son investigados por una pareja de policías a los que les une una común afición por el ajedrez.
La sombra de la dictadura ronda por el viejo club, y entre otras cosas se reflejan en las relaciones de desconfianza y temor que se establecen entre los jugadores. Los detectives hacen su trabajo y pronto conocemos el nombre del casi seguro culpable. Julián Avaria acierta en la descripción y desarrollo de sus personajes, arma bien la trenza de asesinatos que se van sucediendo y consigue entregar una novela que se lee con interés. “El caso Capablanca” atraerá a los aficionados al ajedrez y los misterios, al igual como hace un par de años lo hizo la novela “Deuda Saldada” del escritor y ajedrecista osornino Germán Bielefeldt.; y “La partida”, novela de Jorge Calvo publicada en 1991.
Juan Ignacio Colil fue premiado durante el 2016 en concursos de novela negra que se realizaron en Barcelona y en la Argentina; reconocimientos que le significará ser publicado en esos países en el transcurso del presente año. A esos logros se sumó recientemente la publicación de la novela “El reparto del olvido” (LOM Editores), protagonizada por Ciro, un singular detective que cuenta con escasos clientes y se dedica a pasear perros para ganarse los cuatro mangos que necesita para sobrevivir. Uno de sus clientes es David un veterano que parece huir de sí mismo y de su pasado, y que requiere ubicar a una mujer vinculada al doctor Pinchetti uno de los más sádicos torturadores con los que contó la dictadura pinochetista. El detective no tiene mucho interés en investigar, pero al día siguiente de conversar con su cliente se entera que el anciano ha muerto en un incendio que arrasó un conventillo de los alrededores de la calle San Diego. Con ese antecedente, Ciro inicia una investigación tan errática como el destino de sus días y que al cabo de algunos tropiezos lo lleva a enfrentar el conocido juego entre las verdades oficiales y la realidad. También debe escarbar en el pasado representado por viejas publicaciones sensacionalistas y solicitar la ayuda de un inestable detective de la Policía de Investigaciones. El resultado de la pesquisa lo llevará a recordar una canción de Buddy Richard que dice: “jugué a ganar y sólo he conseguido un puesto en el reparto del olvido”.
La historia que nos propone Colil es envolvente y nos recuerda los mecanismos que algunos han puesto en práctica para promover el olvido de los crímenes de la dictadura militar. En su novela presenta a personajes complejos y demuestra capacidad de observación en el desarrollo de sus notas urbanas. Con ya varias novelas publicadas, Juan Ignacio Colil se muestra una vez más como un autor que aplica bien sus recursos narrativos para entregar una novela que atrae desde sus primeras páginas, y que lo ratifican como uno de los mejores exponentes de la novela negra chilena de las últimas décadas. “El reparto del olvido” es una novela recomendable para incursionar en el mundo narrativo de un autor tan prolífico como efectivo.
Publicado en la Revista Punto Final, agosto 2017.
Durísimo cuento. Atento a las obras de este autor valdiviano.