Por Rubén Torres
La novela de Taro Rivera presenta parte de la vida de Diana Araujo Sobarzo, una joven chilena que en 1979 decide retornar de su exilio en la República Popular Húngara. La misión que le encomienda el Partido Comunista es nada menos que ser la encargada de seguridad de la ex diputada Gladys Marín Millie, quien tras cuatro años de exilio, en 1978 ingresa con identidad falsa, a conducir en la clandestinidad el trabajo de la dirección interna del partido, tras la detención y desaparición de dos de las direcciones anteriores, entre quienes estaba Jorge Muñoz Poutays, marido de Gladys y padre de sus dos hijos que permanecieron viviendo en Chile sin contacto con ella.
Diana, a su vez, deja en Budapest a su madre, hermanas, su novio y su carrera universitaria sin contactarlos por cuatro años, todo por servir a la lucha por derrocar la dictadura de Pinochet y el restablecimiento de la democracia en Chile.
En estas dos mujeres y otros personajes, caben miles que sin la entrega y sacrificio de ellas, de alguna u otra manera, se pueden identificar en lo vivido en esos años, el miedo y a pesar de éste, la consecuencia con el compromiso.
Hay lectores que se quejan ante novelas donde deben memorizar muchos nombres de personajes. Aquí estamos en el mundo de la clandestinidad y el uso de las chapas donde un personaje puede ser Isabel, Gladys, Silvia, o Diana pasa a ser Vicky, justamente para confundir al enemigo.
Hace un mes, en el XIX Congreso del Colegio de Periodistas de Chile, Pedro Ramírez, el director de CIPER Chile presentaba la experiencia de Ciper en la investigación periodística. Y curiosamente, su nombre es, el mismo que un personaje de la novela, militar y asesino que debe encontrar a Gladys Marín, y para ello primero a su encargada de seguridad, “la Gitana”, apodo con que bautiza a Diana. Hago esta mención no por el simple alcance de nombre, sino porque en Ella no debe morir, estamos ante un increíble y acucioso trabajo de investigación por parte de Víctor Taro Rivera, tanto hacia lo que fue la operatoria y funcionamiento clandestino del PC en esos años, en que él fue militante y dirigente, y también hacia los enemigos como lo fueron el Comando Conjunto, la DINA y la CNI.
Cada Capítulo de la novela tiene un nombre que anticipa y anuncia de qué se trata, nada nuevo en una novela, pero sorprende la capacidad del autor de cambiar el tono en capítulos como el 23 “Mermelada de Naranjas” donde se percibe la sensualidad, lo femenino del personaje y su capacidad de sentir y desear, dejando por cierto la rigidez y peso del cargo militante que tiene Vicky (Diana).
Ella no debe morir es un documento histórico, una crónica de esos años surgido a partir de una entrevista, una historia que contiene a miles. Por ese valor testimonial, a la par del literario, esta novela debiera ser material de estudio de las generaciones que hoy combaten el sistema, y de identidad y memoria de quienes vivieron esos años. No ha tenido la difusión y promoción partidaria, no por ser una novela, sino que por contener lo que es el sacrificio y entrega por la causa, y a la vez, la frustración de su protagonista quien señaló que “mi prioridad número uno es ayudar a terminar con la dictadura en mi país. No hay nada más importante que eso. Estoy a disposición de lo que la Jota diga.” El final de la historia lo conocemos con la llamada transición a la democracia y la frustración de muchos con el pacto de la oposición a Pinochet, excluyendo a los comunistas de la vida ciudadana.
“El objetivo es descabezar una vez más a los comunistas, pero esta vez el golpe debe ser tan contundente que no deje ningún vestigio de esa organización en Chile”, señalan los agentes de la CNI en la novela. Por su parte, la entrega total y valentía de Diana Araujo y otras compañeras y compañeros durante la dictadura, genera hoy una frustración mayor en la derecha ante un partido comunista que este año 2024 acogió a 45.960 adherentes, siendo motor y parte de un gobierno progresista que tras décadas busca construir un Chile más justo y digno para todos y todas.
Finalmente, al dar vuelta la última página, los lectores debemos decir: Honor y Gloria por cada personaje y persona retratada en la novela.
Diciembre 2024. RTA
Es muy interesante el análisis que realiza la profesora sobre la fusión de planos en la novela, definitivamente es un…