Novela de Ignacio Fritz, Vicio Impune Editores, 2023
Notas para la presentación en Primavera del Libro, octubre de 2023
Por Bartolomé Leal
- ¡Vaya título! ¿Humorístico? Son conceptos que no se conjugan, a menos que haya una intención peyorativa. O denigrante, vaya. Terrorismo es por definición una acción criminal destinada a sesgar vidas inocentes. Marxismo es una filosofía histórica que, como otras, se sostiene en una persona. En este caso en Karl Marx, filósofo y economista alemán del siglo XIX. Influyente en las izquierdas. Conocí a alguien que subrayaba sus textos con regla y lápiz rojo. Terrorismo marxista dicen los que abominan de la izquierda y, a menudo, exaltan el terrorismo de signo contrario, digamos el derechista.
- En capítulos breves se desarrolla la trama. Dos personajes notables que conducen toda la historia hacen su aparición hasta que revientan. Se llaman Araya I y Araya II. Sabremos que ambos son y han sido revolucionarios de izquierda y han evolucionado a torturadores de tendencia fascistoide. Esbirros de la dictadura militar chilena, para ser más precisos. Oportunistas. Victimarios y víctimas de su podredumbre espiritual.
- Una canción, la primera, interrumpe la historia y acompaña la trama, como la guarnición de un plato de fondo: “Shotgun” (fusil). Quien no la conoce la puede buscar en la red. Es recomendable hacerlo. Una pieza valiosa del rock contemporáneo. Otras canciones harán su entrada para subrayar el relato. Pertinentes y también una afición particular del autor del libro.
- Una cita para recordar. “El bisnes de la tortura tiene senderos imprevistos y desconocidos y silenciosos”. Un “bisnes”, un negocio como otros. Una fuente de lucro. Una forma de satisfacer las ansias de consumir. La novela lleva un subtítulo “Breve novela díptica sobre el atentado a Pinochet”. Un díptico, como esos decorados de altares que muestran dos caras o dos versiones del mensaje religioso-comercial.
- Otra cita: “El hombre siempre buscará la forma de autodestruirse a cualquier costo, una característica instalada en el chip cerebral de su masa encefálica”. Un chip, claro, sembrado por alguien, algunos le llaman Dios, otros Azar.
- La mente del torturador, un tema de Ignacio Fritz, central en este libro. Cita: “Paladeó el bocado amargo de la tortura”. El torturador ama torturar. El torturador puede estar adentro de cada uno de nosotros. Suena la letra de la canción “Killer”.
- ¿Quieren saber cómo se tortura? Respuesta: de manera fría, neutral (como los neutrones, partículas atómicas sin carga), con un humor ya no frío sino gélido. El torturador se burla del torturado, se regocija con su miedo. Leemos y nos da miedo llegar a sentir alguna vez esa amargura en la boca.
- El horror. Un torturado que, para no delatar, recita completo el último discurso del presidente Allende y recuerda al asesinado comandante Araya, su edecán. Los Araya I y II, terroristas marxistas vueltos torturadores, se cagan de la risa. Se burlan. El otro repite y repite. Los Araya escuchan con atención y esperan su turno. El torturado es profesor de historia y geografía. Desarrolla su rollo.
- Se preguntan los torturadores (o el autor): “¿Clases magistrales en un interrogatorio sangriento?” Son de La Pintana, pobres diablos, resentidos, fracasados en cualquier actividad decente. Llaman pobre diablo al otro.
- Cita: “Los hermanos se sabían unos hijos de puta desalmados”. Malos, sin alma, digo yo. El torturado los caracteriza: “Los hermanos Araya eran diferentes. Uno era Araya I y el otro Araya II. Uno llevaba las riendas y el otro obedecía. Uno violaba y el otro miraba plácido. Con esa vil deshonra a la que fui sometido esa noche de perros en la que me detuvieron, quise dejar de existir. Morir”.
- Otra cita: “En muchas partes del mundo el dolor es un segundo lenguaje”. ¡Qué libro maldito! Un centenar de páginas escuetas y condensadas, sin pérdida, sin rellenos, sin latas, ausentes de prédica.
- Incomparable, único, en el rico manantial de la literatura negra nacional. Nada de mensajes obvios, nada de mentiras piadosas, nada de manipulación de las conciencias o masajeo de las memorias. Minicapítulos brevísimos que apoyan la continuidad, la fascinación. Me recuerda a “Bolígrafo o Los sueños chinos” (2015) de Germán Marín, quien también se ocupó mucho de los torturadores, como en “Notas de un ventrílocuo” (2013).
- Sobre el torturador: “Su voz era como un vinagre que salpicaba la vista”.
- No lo cotizan en el bisnes de la tortura. Reclama: “Pinochet se pedorrea y nosotros aspiramos el olor a huevo podrido, tío, y comemos un hot dog con su caca en forma de salchichón”.
- Los epígrafes marcan la lectura y después se entienden mejor esas y otras referencias. Como la de Philip Dick en pág. 49, sin foliar. Misterio.
- Hablan el torturador y el torturado. Se alternan. Se confunden. Los torturadores se enfrentan. Araya I y Araya II se desprecian mutuamente.
- Traidores por partida doble. Solo en la literatura mediocre, militante, hay buenos y malos redondos.
- Desazón. El discurso de la izquierda y su tono heroico es ironizado y degradado.
- Este libro no es dialéctico, no hay resolución de las contradicciones. No hay realismo socialista. No cabe en el neopolicial latinoamericano. No es género negro clásico. No es fantástico. No es paródico. No es lúdico.
- El autor, a través de sus personajes deleznables, cambiantes, contradictorios, repugnantes, lanza opiniones políticas fuera de los usos típicos. Opina sobre su escritura: “Esta historia está hilada a través de un mosaico representativo, es un collage o un caleidoscopio donde su misma creación está basada en la mirada opresiva del que ejecuta ese arte, bajo su prisma deformante”. Narrador torturador y lector torturado.
- El atentado fallido. “Al final la vida es desorden, errar, desertar. Equivocarse. ¡Algo tan humano! De manera que lo sucedido ese domingo siete de septiembre de 1986 es solo parte de lo que el ser humano siempre ha sido, un animal que se equivoca cada vez que inspira aire”.
- Hay más, mucho más en este libro. Magistral digo yo. Material muy bien investigado. No sigo contando ni citando. Un aporte al medio siglo del golpe militar, visto con una distancia estética que no es casual. No se pierdan “Terrorismo Marxista”.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…