Por Rolando Rojo Redolés
A Eduardo Contreras, lo conocí y escuché sus textos por primera vez, en una sesión del Taller Literario que dirigía el escritor Poli Délano. Taller que, hasta hoy, mantiene su actividad literaria, publicando antologías con las creaciones de sus integrantes y siempre homenajeando al maestro, lo que lo hace un caso inédito en el mundo literario nacional donde no han faltado las envidias y celos literarios. Sin duda, es producto de la admiración y profundo cariño que existía entre ese gran ser humano que fue y sigue siendo Poli Délano y sus talleristas. Se le recuerda y se le quiere.
Hay algo más en nuestra relación con Eduardo; él tuvo la gentileza de escribir un cuento, “El día que vendrá”, dedicado a mi persona y que lo conservo con cariño y mucho orgullo.
Ahora, Eduardo Contreras nos presenta el libro de cuentos: “DOS GARDENIAS Y OTROS CUENTOS” que suma a sus novelas “Crónica de un encuentro en Cartagena de Indias”. “Será de madrugada”. Y su novela “Muerte en la campaña” que obtuvo el Primer Premio en el Concurso Fantoches, en Santa Clara. Cuba. Es decir, estamos en presencia de un autor publicado y premiado, aspiración de todo Taller Literario con sus integrantes.
“DOS GARDENIAS …” reúne 15 relatos de mediana, larga y corta extensión. Estos últimos, como: “En la mira” “Arcanos Mayores”, “Héroe municipal”, son parientes del llamado microcuento, tan en boga en estos tiempos.
El cuento, como expresión literaria, no tiene una poética o reglas que lo rijan, goza de plena libertad de creación lo que lo hace una narración, apetecida por principiantes y escritores consagrados. Sin embargo, por su síntesis, belleza y trascendencia, grandes escritores se tientan en señalar características y condiciones del buen cuento: Ernest, Hemingway nos habla de la teoría del iceberg, Es decir, el cuento tiene una parte visible, la que leemos, y una parte sumergida y más determinante, donde radica la importancia del cuento. El cuento LOS ASESINOS es un ejemplo de ello.
Para el escritor argentino Ricardo Piglia “El cuento es un relato que encierra un relato secreto. No se trata de un sentido oculto, que se deduzca, sino una historia que se cuenta de modo enigmático”. Finalmente, Cortázar, señala para el buen cuento tres condiciones: tensión, intensidad y significación. El lector común, generalmente, solo espera entretenerse con la lectura de estos pequeños y determinantes trozos de vida.
“Dos gardenias” reúne todas las condiciones del buen cuento y, en consecuencia, del buen libro de cuentos. Una idea central unifica los quince relatos. El amor, simbolizado desde el título mismo con el nombre de la flor de la pasión. Será este sentimiento el detonante de las acciones, circunstancias, anhelos y ambiciones de los personajes que habitan estos cuentos. Encontramos desde el amor adolescente hasta el amor de un inmortal, pasando, naturalmente, por los amores trágicos, mágicos, infieles, dolorosos. También por todos los grados. A propósito de esto, Lázaro de la O, personaje del cuento que da título al conjunto, dice a su amigo chileno: “Bueno, Pepe, no me digas que te abochornan estos detalles, ¿qué te crees que nada más que ustedes, los jóvenes, tiemplan?”.
Un aserto de Cortázar dice que: “El cuento gana por knock out”. Y, precisamente, es lo que ocurre con estos quince relatos de “Dos Gardenias”. Agarran al lector desde la primera línea y no lo sueltan hasta el final. Ello es el resultado de la prosa fluida, amigable y seductora, que va engarzando los sucesos en forma elocuente e introduciendo al lector cada vez más a fondo en la trama, provocando la debida tensión de las fuerzas en pugna. Eso hace que la prosa, la forma, la estructura del relato origine la tensión e intensidad que mantiene vivo el interés del lector por saber el desenlace. En todos los cuentos se aprecian estas virtudes de la prosa: En “El mañana de Jacinto Orichi” se lee: “Los cuatro hombres sacaron sus fusiles desde la tolva del camión y, a una señal de Jacinto, echaron los cuerpos a tierra y comenzaron a arrastrarse, saliendo de su refugio en la selva hacia los pastizales que circundaban la parte trasera de la central…”
Decíamos que Piglia definía el cuento como “un relato que encierra un relato secreto”. En los cuentos de Eduardo Contreras este principio se cumple a cabalidad. El cuento “El mayor general” trata del homenaje que, con motivo del Bicentenario de la Independencia de un país americano, se le hará a un héroe epónimo de esa gesta. Al homenaje asistirá el presidente de la República y los descendientes del homenajeado entre los que se encuentra Selene, la menor de ellos. Selene guarda en su memoria, los relatos que su abuela le hizo sobre aquel lejano ancestro. A través de racontos que quiebran el presente, los lectores nos enteramos de la vida, pasión y muerte del mayor general Domiciano Garmendia. Sus campañas de guerra, el casamiento con Gertrudis Sotomayor a los 25 años, ella tenía 18. Los siete hijos que “con precisión matemática engendraron año por medio”. La interrupción de la vida familiar por los deberes de la guerra. Y la visita en su tienda de campaña del capataz de la hacienda Santa Marta (los hechos, aunque no se dice, se desarrollan, al parecer, en Colombia) para comunicarle que doña Gertrudis está embarazada por octava vez. Y he aquí la gran sorpresa o consternación, la última visita del mayor general a su hogar había sido hacía más de un año. ¿Con quién lo engañaba doña Gertrudis? Con el único hombre que había entrado a la hacienda en ese tiempo, el padre Herreros, confesor de la dama. El héroe de la Independencia lava la afrenta pegándose un tiro en la cabeza. Y este es el relato secreto y no narrado que encierra el cuento. Nosotros los lectores nos preguntamos ¿desde cuándo venía la relación entre el padre Herreros y la dama? ¿Los siete hijos anteriores fueron engendrados por el héroe? En fin, ese es el relato que esconde este magnífico cuento. Otra de las grandes características, según Cortázar: la significación, es decir cómo un suceso particular, doméstico, simple, se abre a una situación más amplia, en algunos casos universal, también está presente, en el sentido que nosotros, simples ciudadanos de un país, nos quedamos con la Historia Oficial y desconocemos las verdaderas razones de los hechos. En este caso, con las palabras del Presidente de la República: “Honor y gloria al gran héroe, mayor general Domiciano Garmendia … “caído en combate en estas tierras paisas… que dio su vida por lo más sagrado: su familia, sus compatriotas y, sobre todo, por la idea de una república libre y justa.”
La teoría del iceberg de Hemingway señala que en los cuentos hay una parte visible y una parte oculta que es más significativa., se aprecia nítidamente en el cuento “La mañana de Jacinto Orichi”. Jacinto “Recuerda el inicio de todo, unos cinco meses atrás” Una mañana trepa a un camión que conduce Celedonio y emprenden un largo viaje que es descrito minuciosamente. Los dos personajes hablan de sus respectivas vidas, de sus familias, de sus mujeres y sus hijos, de sus creencias religiosas. Todo esto en un tono muy parco, casi lacónico, con preguntas y respuestas cortas y precisas. “Tardaron una hora y media más en rodear el costado sur poniente del gran cerro Basile, traqueteando por un camino sinuoso y resbaladizo. Una lluvia tropical se había dejado caer sobre esa zona de la isla de Bioko. Y así sigue el relato, con los dos personajes internándose en la selva. ¿Y de qué se trata este viaje? Nada menos que de dos miembros del Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko , el MAIB que van a atacar a SEGESA, la Compañía eléctrica de la Isla. Son apresado y uno de ellos, Celedonio, fusilado. Jacinto es rescatado de la cárcel y enviado a España. A sus rescatistas les pregunta por su mujer y sus hijos y por el silencio de sus interlocutores deduce que los mataron. Aquí hay dos historias, una en la superficie y otra más determinante, oculta. La visible es el viaje de los dos personajes. La otra son las acciones del grupo MAID, fundado el 1993, para la autodeterminación de la Isla Bioko en la Guinea Ecuatorial y el ataque a la Central Eléctrica.
Este cuento es uno de mis favoritos por atmósfera de intriga que producen los silencios, las frases cortas, las sugerencias, y por lo exótico del relato.
La galería de personajes que habitan los cuentos de “Dos gardenias” es impresionante y revelan el talento de Eduardo en las descripciones. De diferentes edades, nacionalidades, caracteres, costumbres y hablas nos enteramos de sus características físicas y psicológicas esenciales que hacen que se nos queden en la memoria: el joven y enamorado Antonio de “Guantanamera del sur”, la reciedumbre y decisión de Domiciano Garmendia, la parquedad de Jacinto Orichi y Celestino en “La Mañana de Jacinto Orichi y, sobre todo, un personaje que gana el corazón de los lectores. Me refiero al cubano Lázaro de la O, protagonista del cuento que da nombre al conjunto. Enfermo de un cáncer terminal, sufriendo la muerte de su esposa y residiendo en este país por contingencias de la vida, asistimos a su dolor físico de la enfermedad, al dolor psicológico por la muerte de su esposa y por habitar en un país tan diferente al suyo. Frío, no solo por el clima, sino por las relaciones humanas. Su único amigo, barman en un bar del centro, es testigo de las confidencias de cuando la vida era amable con él en Santiago de Cuba donde conoció y mantuvo una apasionada romance con Rita, o Margarita Lanier, famosa cantante de boleros que deleitaba a su amado con “Dos gardenias para ti que tendrán todo el sabor de un beso”.
Varios cuentos tienen como escenario distintos países, lo que les da un aire de cuentos cosmopolitas, y que, sin duda, representa un desafío adicional para el autor en cuanto a las descripciones tanto del entorno, llámese paisaje urbano y rural, como de las costumbres, hablas, culturas, y que Eduardo sortea magistralmente. El uso de localismos, dichos y hablas se entienden perfectamente por el contexto. En el cuento “Se acabó lo que se daba” hay una descripción vívida de la ciudad de La Habana. Caminamos por sus calles, avenidas, monumentos como guiados por una cámara filmadora. Nos enteramos de los rasgos, costumbres y modos de ser de una población caracterizada por la peculiar manera de enfrentar los desafíos de la vida.
La trama de estos cuentos se desarrolla en Cuba, Colombia, Estados Unidos, México, España, Guinea Ecuatorial. Y este movimiento geográfico, trae aparejado un tema determinante y que cruza transversalmente a este valioso conjunto de cuentos: el exilio.
Tengo plena certeza de que estos cuentos serán un aporte a la larga tradición del cuento chileno y acogidos con beneplácito por los lectores del país.
Durísimo cuento. Atento a las obras de este autor valdiviano.