Reflexiones

Yvaín Eltit, presidente de la Sociedad de Folclor Chileno, ha enviado un artículo de su autoría sobre el escritor Diego Muñoz Espinoza. Recuerda su labor en pro de la poesía popular y sus cultores, lo que se tradujo en el Primer Congreso Nacional de Payadores, realizado en 1954 en la Casa Central de la Universidad de Chile. Dicho artículo fue publicado el 13 de octubre de 2021,en el diario Líder de San Antonio, coincidiendo con el día del cumpleaños de Diego Muñoz.

REFLEXIONES

El precursor de la lira popular

Por Yvaín Eltit, presidente Sociedad de Folclor Chileno

Diego Muñoz Espinoza nace en Victoria (Provincia de Malleco) el 13 de octubre de 1903. Se formó en los Liceos de Temuco, Concepción e Instituto Nacional. Ingresó a Derecho en la Universidad de Chile donde participó activamente en las luchas estudiantiles, razón por la cual la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960) lo expulsó. Viaja a Ecuador para finalizar su carrera; haciéndose cargo de la correspondencia para el diario El Mercurio de Santiago, misma labor que desempeñó en Argentina. A su regreso a Chile publica su primera novela “La avalancha” (Editorial Recurba, 1931), marcada por su exilio.

La Real Academia Española (RAE) define a la lira como: “Combinación métrica que consta de seis versos de distinta medida, y en la cual riman los cuatro primeros alternativamente, y los dos últimos entre sí”. Fue pionero en recuperar un arte que se creía casi extinto, llevándolo adelante con su esposa y compañera, la señora Inés Valenzuela Arancibia (1925), gestan en 1954 el I Congreso Nacional de Poetas y Cantores Populares auspiciados por la Universidad de Chile y el Periódico El Siglo, en este medio darán cabida más de 300 creadores. Explican la procedencia de cada autor, estructura de la lira: cuarteta, son los primeros cuatro versos que sirven como introducción; glosa, de una extensión mayor, es donde se explica el tema central; y despedida, es más larga que la cuarteta, marca el final, pero convoca y/o interpela al espectador, en hojas de 27 cm o más de extensión, trataban contenidos como: amor, crímenes, escenas cotidianas, hechos históricos, literatura, oraciones, etc. Eran personas de orígenes proletarios y rurales, entre ellos Lázaro Salgado Aguirre (1902-1987), o Camilo Rojas Cáceres de la localidad de Pupuya (en voz mapuche entre puyas) cuando los mapas unían a San Antonio y Matanzas (Provincia Cardenal Caro). Hoy gran parte de estos materiales se encuentran en el Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional de Chile.

Sobre su legado su hijo Diego (1956) comenta: “Este trabajo monumental se refleja en las diversas antologías del género, el espacio periodístico en diversos diarios, la reproducción monográfica de las bellas liras, la recolección ardua de las obras de los poetas populares, la transmisión del entusiasmo por su estudio a las universidades e instituciones públicas de la cultura”.

Don Diego falleció en Santiago el 20 de abril de 1990 a los 86 años. Fue velado en la Sociedad de Escritores (SECH) y sus funerales se realizaron en el Cementerio General donde fue cremado.