Sebastián Núñez Torres

Sebastián Núñez Torres (Santiago de Chile, 1984) Poeta, docente e investigador académico. Licenciado en Lengua y Literatura en la Universidad Alberto Hurtado. Magíster en Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Actualmente es candidato a Doctor en Literatura en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Miembro fundador del grupo «Vórtice», que organiza lecturas y encuentros poéticos en la región de Valparaíso. Ha publicado El bosque de los ausentes (2015) y Las arpas rotas (2020).

Preludio

Como aquellos infelices
que a los pies del Vesubio
ignoraban la ruina,
viajando como forajidos de ningún lugar
en el lomo de estoicos buses, orugas rechinantes que se arrastran
a través de los intersticios de la columna vertebral de la noche.

En las metrópolis cae la sombra totalitaria
y tiembla la bondad de los pusilánimes
los sin nombre, corderos devorados en una corte de lobos,
parias de la relativa tolerancia a la presencia exasperante
¿Por qué seguimos sin decir nada en este delirio?
Detenidos ante la puerta
con la dudosa intención de habitarnos,
reclamando un puñado de hojas secas
o cualquier palabra
que sosiegue el hambre del vacío.

Occidente, luces decrépito
cuando te arrodillas a beber
en tus riberas desoladas.
Entre las cúpulas del ocaso
se desmoronan los siglos
que te ignoran. Y estás solo
en tu festín, en tu hecatombe
de miradas vacías
en la mesa donde ya nadie
volverá a responder
el llamado de la madre.

¿Quién será la diosa de los mercaderes planetarios?
¿Qué esfinge seducirá legiones de narcisos
cautivos en los fractales de vidas caleidoscópicas?
Leviatanes de la estulticia que se ahogaron
en el pantano del éxtasis digital
mientras el viento barría su letargo
de hojas secas marchitando
en los rincones del espacio y el tiempo.

Apatía, déjame descansar al menos
bajo el dosel de la ventana
donde la amada ha rechazado
la plegaria del ruiseñor. Háblame
antes que el silencio se convierta
en el grito de lo inútil.

Ebrios de miradas desafiantes y puños levantados,
al borde de autopistas con el sol burlesco en las espaldas,
en los intersticios de noches pétreas, demencia,
luz gestándose en el útero del neón
en parques bajo el aliento cansado de faroles
y la danza de semáforos en las orquestas de la esquizofrenia.
En las calles de la Gran Ciudad, esquivando estampidas
de automóviles, sulfuraciones de claxon como latidos
en el corazón congestionado del vértigo.