Sebastián no pensaba en nada. Era un hombre de alma reposada, tímida tal vez en su enérgico reposo. Pero, aquella hoja que le pasó rozando la sien y que, semejante a una lenta ilusión, buscó la superficie de las aguas para encauzarse en las nuevas fórmulas de su destino, le conmovió duramente en su raudo paso.
Una moneda al río, de Nicomedes Guzmán (Santiago 1914-1964). Premio Nacional del Pueblo, 1961. Descarga PDF AQUÍ.
Justito hoy leí un artículo acerca de lo poco que reconocemos y divulgamos a nuestras y nuestro autores. Este "valdiviano"…