Por Óscar Saavedra Villarroel

Héctor Monsalve nació para buscar palabras y depositarlas –poéticamente- con una voz atrevida, singular y sensible; un ousidle de su generación.

-Héctor, estuviste en uno de los primeros talleres de la Fundación Neruda. Digamos que fuiste un precursor de esa generación. Cuéntame qué significó para ti.

Estuve en ese taller el 93. Recuerdo que había mucha energía, expectativas, sin embargo luego algunos de esa generación se centraron demasiado en reconocimientos personales vacíos, egoístas. Actitud que hoy en general en el medio está quedando en el pasado, cuando ves que está lleno de muchas voces y una gran cantidad de talento; de poetas que se relacionan, que aprenden unos de otros.

-¿Crees que es un momento especial para la poesía, contrario a lo que piensan muchos?

Sí, creo que la poesía está muy viva. Existen niños escribiendo, adultos mayores, muchos poetas jóvenes, en todo Chile. Y muchos talleres y encuentros que lo permiten. Además, poetas importantes como Zurita, Morales, Harris, Cociña, Astrid Fugellie, Teresa y Lila Calderón, Soledad Fariña entre otros, son cercanos y se relacionan con los jóvenes. Al mismo tiempo se encuentran intentos curiosos, porque la poesía puede parecer mala a veces, pero hay que estar atento a lo que el poeta busca, al propósito. Por eso creo en escribir para el futuro.

-Tienes dos libros publicados: Elena y Poemas Reclinables ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué me puedes comentar de aquellos textos?

-Mi primer libro fue publicado en 1997 y es un primer intento lleno de ejercicios y pruebas. Luego me alejé mucho tiempo de la poesía. Y volví a publicar a los cuarenta años el libro Elena, en el año 2010, que es una elegía a un tipo de amor; ese amor extraño e inmenso de mis abuelas. Y es a su vez un intento de poesía policial. Nace de una noticia que encontré años antes, que decía: Mar devuelve cuerpo de mujer y nadie lo reclama. Entonces quise contar y de algún modo rescatar esa vida. Creo que cada libro tiene su ritmo y que es necesario considerar el tiempo de escritura y revisión, con ese “carácter divino” que le atribuía Valery, en donde la obra nunca termina.

-Haz ido a distintos encuentros. Estuviste en Europa y el año pasado en Lima Poesía. Háblame de tu experiencia.

Tuve la fortuna de acompañar, junto al poeta Camilo Retamales, a Andrés Morales en las presentaciones de su libro Escrito en España. Leímos nuestros textos y compartimos con poetas importantes como Luis García Montero o Jaime Siles, y además con poetas jóvenes. Nos encontramos con un gran conocimiento de la poesía latinoamericana. De ese viaje me marcó especialmente un pequeño paseo realizado con el poeta Antoni Clapés, en Barcelona, por Montjüic, que me permitió una mirada en perspectiva sobre Chile, sobre la cuál quiero escribir. Luego terminé el año viajando a Perú, como dices, viviendo ese gran festival de poesía de Lima, en donde pude compartir con poetas y gente maravillosa y aprender mucho de lo que se está haciendo en poesía en toda Latinoamérica.

-Está pronto a salir tu último libro “Yo Héctor” por Ajiaco Editores. ¿De qué trata? ¿Qué es lo que esperas con este libro?

Este nuevo libro, que se publicará este mes, es una búsqueda muy personal, pero siempre tomando en cuenta las palabras de Eliot, acerca de que “La poesía no es una expresión de la personalidad sino una huida de la personalidad”. Y entonces quise escribir sobre el viaje hacia la conformación de uno mismo, sobre ese aprendizaje y esa odisea.

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