El escritor Roberto Rivera ha enviado este comentario sobre un libro que testimonia un periodo importante del país y del accionar de grupos y personas en años de dictadura militar.

La hora de las siluetas

Testimonio
Editorial Signo – 287 páginas
Gustavo Poblete Bustamante

Advertencia, esta presentación tratará este libro como lo que es, un libro sin concesiones a las advertencias del autor que manifiesta no tener aspiraciones estéticas ni literarias, sólo considerando que se trata de un testimonio de actividades políticas que transcurren entre los años 1969 y 89 y que responde a la pregunta ¿Qué hiciste durante la dictadura? Pero, cuando han pasado los años, y las heridas no se han cerrado, es más de lo que hiciste, mucho más, los desaparecidos siguen desaparecidos, los torturados siguen sufriendo las huellas que sin remedio imprime la tortura, y como dice el poeta Pepe Cuevas…y a los alcohólicos de Chile quién los mató, quién los vengará…porque a muchos también los arrastró ese vacío sin destino, la frustración de aquellos años funestos, el dolor. Así el género testimonial sigue siendo un género literario, con estrategia narrativa y sus reglas, de causalidad, temporalidad, efectos, y su imprescindible y estrecha y saca chispas relación con la realidad. Hoy cuando se sigue tratando de lavar todas las aberraciones de la dictadura y no queda nadie en el país que no respete los DD.HH., porque hoy todos respetan los DD.HH., desde generales en jefe hasta almirantes en retiro, todos, incluso los que participaron sin duda en las peores aberraciones, hoy, “de la boca para afuera” como decían las abuelitas y como no cuesta nada decirlo, todos respetan los DD.HH. y la herida sigue abierta, testigo es el alzamiento reciente, y la consecuente constituyente. Así, de este panorama oficial esquizoide, emerge esta “hora de las siluetas”, los reflejos del mundo subterráneo en el mundo real, la información, los servicios de inteligencia exacerbando situaciones, montando noticias alarmistas, creándoles slogan de fácil digestión, “enemigo interno”, “armas biológicas”, “terrorismo y narcotráfico”, generando estados sicológicos, alimentando o advirtiendo a las cúpulas de lo que se viene, desinformando a la infiltración, descubriendo las tramas del opositor, cubriendo, lanzando señuelos falsos, el apasionante mundo de la tierra de nadie, de las siluetas.

En lo exterior el libro se compone de 6 capítulos compuestos por pequeñas unidades referenciales cuyos títulos apuntan o refieren ya sea al momento histórico político que se vivía, a explicar el papel de alguna institución, o a la situación del narrador dentro del avance de la trama, mas sin aludir a la emocionalidad del narrador personaje, sino a la situación en la que está envuelto o se va a narrar.

Y es que no es fácil ser silueta porque todos somos, y entrar a ser y no ser a la vez es un buen desafío, que es parecido pero no es lo mismo que ser militante clandestino con nombre político, o chapa como se dice, cuyo objetivo está en la acción, algo de eso es parte de ser silueta pero sólo en lo más superficial, la silueta en cambio se sumerge y debe sumergirse a otras profundidades, tal vez por eso el autor destina este primer capítulo a partir del golpe de estado a mostrar la situación en lo particular y en lo general, la desorientación de los militantes, la improvisación, el rescate de información comprometedora, porque en horas, en una mañana se pasó de ser estudiante, empleado, obrero o campesino, a enemigo peligroso, bastaba con que alguien lo señalara así, lo cual obliga a un cambio protector general desde la vestimenta, el pelo, hasta el modo de hablar. Lo que se viene queda claro, una dictadura de la derecha, un régimen fascista, con férreo control incluso de la intimidad, el papel de las FF.AA. y su muy “natural” identificación hoy y ayer con la extrema derecha, los vínculos de la derecha y sus cuerpos paramilitares con la represión, la delación y el soplonaje civil, el papel de la Cía., la tristemente célebre “Escuela de las Américas” y la instrucción de militares en interrogatorios, tortura, y su famosa “doctrina de seguridad nacional” que crea la ficción, la perversa ficción de inventar y seleccionar con sus mismos compatriotas un “enemigo interno”, que da paso a su exterminio, todo un trabajo integral de inteligencia, la demonización de un adversario, el cual, por ser enemigo y dentro de los límites de la nación, ya se puede exterminar. Ese es el panorama de este primer capítulo, que muestra como en horas cae la obscuridad total sobre el país, y una o dos anécdotas fundamentales que explican como el personaje principal, Gustavo Poblete Bustamante, se explicará y nos explicará su transcurso de militante de izquierda y del PC, con amor a toda prueba al PC, a la cultura y la forma de ser del PC, como pasa a su difuminarse en no menos militante, incluso más militante, pero ya no como persona sino como silueta subrepticia que se desliza -ojalá invisible- por la ciudad y las ciudades al que su cargo político lo obliga a maniobrar. Ya no camina por las calles, sino se desliza por un campo de maniobras, adonde ubica los edificios con varias salidas y despista a un chequeador, los sentidos de las calles, el punto adonde la marea humana lo oculta, cruza subrepticio un mensaje y se escurre otra vez. Dos pruebas muestran el temple del personaje y dan pie a las tareas que en el futuro desarrollará, el difícil y arriesgado rescate de un maletín con importante documentación del Instituto Pedagógico en los días posteriores al golpe cuando está ocupado por la aviación y la visita que reciben después de parte de un pariente militar, el cual se les instala y llega a provocar buscando sacarlo de las casillas, o aliviar su conciencia, aunque pareciera que este fue un recurso, precisamente de inteligencia, una instrucción que recibieron los uniformados de llegar a la casa de parientes de izquierda a trasmitirles terror y dejar en claro la total unidad de los cuerpos armados, y eventualmente delatarlos, conocí varios casos semejantes.

Pero pareciera que en el llegar a ser silueta no hay elección, sino que la sincronía de la vida pone en el lugar justo a quien deberá asumir poco a poco, casi sin darse cuenta, la tarea de esfumarse de sí mismo, sin perder sus convicciones, y vaya a saberse si por empatía, confianza o seguridad, entrar en la silueta que comienza a ocupar el lugar del titular. Como señala más adelante cuando transita por Providencia rumbo al poniente y cae la tarde, y todo comienza a perder profundidad, “poco a poco, con la lentitud que da la caída del sol, se iban transformando en siluetas, oscuras siluetas negras, donde la volumetría va siendo tragada por la obscuridad de la noche”.
Para el resto nada ha cambiado, lo que ven es el mismo cuerpo, la misma voz que conocen; sin embargo, no es así, la silueta instala decenas, cientos de antenas de percepción, todos creen saber lo que hace, sin notar, sin darse cuenta de que lo escondido en la bruma como ficción, es su verdadera ocupación.

De este modo el arquitecto Poblete nos relata en primer término cómo se fue familiarizando casualmente con este papel, desde su ingreso a la Universidad en el marco histórico del triunfo de la Unidad Popular, la suerte o su vocación escondida lo situó en la inteligencia como se da en llamar, ya sea escuchando a un marino antes del triunfo de la UP y sacar sus primeras conclusiones o escuchando a sus compañeros del equipo de rugby de la Universidad Católica de Valparaíso, todo ello amenizado con su vida social que, a la vez, le sirve de veraz pantalla a la silueta que se comienza a insinuar, indetectable a los ojos del contrincante y a los nuestros también, movimientos sigilosos, comunes, que se educan con rigor y disciplina, así pasa sin darse cuenta de militante público a militante clandestino, a su íntima vocación, porque muy pocas veces es público, poco tiempo en las Brigadas Ramona Parra, la gran mayoría del tiempo asume desafíos de inteligencia que bien podría obviar o evitar, pero no, se infiltra sin querer en el grupo de derecha de la Universidad, detecta la instrucción de la marina a estos grupo, sigue las pistas hasta desentrañar el misterio de la internación de armas de la derecha en sur en el tiempo de la UP, detecta infiltración de extranjeros como miembro de Control y Cuadros, y demostradas así sus facultades, el chico, que no da para nombrarlo, como dice, seguro debía ser Bazoa, jefe de inteligencia del PC, le da un trabajo oficial de inteligencia en el puerto.
Pero su papel principal vendrá mucho después ya integrado de lleno a los trabajos de inteligencia después de la debacle de los años 1975 a 1977, con la caída de dos direcciones completas de las JJ.CC. y del partido, el quiebre en la tortura de su amigo Ignacio González y de dos figuras del partido, los desventurados Bazoa y el Fanta quebrados en la tortura que comienzan a colaborar con los aparatos represivos en equipo, de allí será llamado a trabajos de buzón al exterior con microfilms. El orbe socialista y la Unión Soviética lo dejarán meditando, las restricciones a la libertad en los países socialistas lo harán comparar con lo que se vive en el país, pese a esta toma de conciencia su trabajo prosigue, confraternizará con el enemigo obteniendo valiosa información en la boca del lobo, nada menos que en el Club Militar de Alameda entre trago y trago, hasta que a fines de los ´70 es llamado a tareas mayores, muy mayores, junto con Adrián, su Gran Jefe, deben crear la infraestructura y la protección integral del Comité Central del Partido, una tarea titánica, desde casas de seguridad a vehículos, choferes, empresas, empresas de verdad con utilidades para ocultar con oficios e inclusive sueldos con previsión a líderes clandestinos del partido, el resultado a luz vistas fue excepcional, ingresaron clandestina al país a Gladys Marín y de hecho no cayó ningún dirigente y las dirección del partido sobrevivió hasta la llegada de los gobiernos postdictatoriales, en el intertanto las protestas que abrieron paso al plebiscito y la caída de Pinochet, el rescate de las fauces del encargado militar que sería detenido en Ezeiza por los servicios represivos combinados de la Argentina con la CNI y que llegaba a formar el Frente Patriótico y las Milicias Rodriguistas, con las vicisitudes internas que significaba entrar a postular “todas las formas de lucha” en un partido que durante mucho descartó la lucha armada, su ingreso al Frente Patriótico y el inmenso caudal de información de este entretenidísimo libro que muestra la colaboración que recibió la dictadura de los servicios de inteligencia de países “amigos” como Francia en los tiempos de Valéry Giscard d´Estaing que informaban los cuadros políticos que embarcaban rumbo a Chile para que fueran detenidos y desaparecidos dentro del país, y la colaboración de los servicios represivos de prácticamente toda América Latina.
Hasta que un día la silueta comenzó a discrepar levemente, a opinar distinto respecto del Frente cuando este ya se desgajaba de un Frente Autónomo y un buen día, cuando las normas de seguridad no eran tan severas, todos los contactos fallan, uno tras otro, vuelve a insistir con los contactos de emergencia y nada, entonces la silueta entiende que ha sido descolgada, se corporiza, busca entonces en el partido contacto y explicación, y nuevamente nada. Su descuelgue es total, aunque, en fin, nunca se sabe, los que han pasado por estos trabajos dicen, es un decir, que la silueta acecha y en cualquier momento se vuelven a activar.

Roberto Rivera Vicencio
Octubre 6 del 2021