Sergio Gaut vel HartmanPor Sergio Gaut vel Hartman

Desempleo

—El cierre de las minas es un hecho irreversible, amigos. No tengo trabajo para ustedes. Y mucho menos siete puestos…

—Encima se fue la chica que nos hacía la comida y la limpieza —se lamentó el más anciano de los mineros.

—¿Y si prueban en un circo?

—Dicen que no hacemos reír a nadie —se quejó otro, malhumorado.

—Los tiempos han cambiado —concluyó el de la agencia de empleo—. Lo siento.

El hombre nuevo

La hamburguesería más grande del mundo, los inventores del Halloween, el hombre frizado de Pasadena, Superman y el fantasma de Joseph Goebbels se reunieron secretamente en Jackson, Wyoming, y tras un par de horas de amistosas deliberaciones han firmado un convenio para rediseñar a los imperfectos seres humanos. Calculan que en 2023 no quedará un solo pensamiento o impulso creativo sobre la faz del planeta Tierra.

A la hora del gallo

El perturbador momento del ataque producido por la sustancia ingerida ha quedado atrás. Lázaro se acodó en la piedra lisa del sepulcro en la que habían depositado su cuerpo, extrajo el teléfono móvil de entre los pliegues de sus vestiduras y marcó el número del Nazareno.

—Ya desperté —dijo—. ¿Dónde estás?

—Estoy en Cafarnaún. Arreglo un par de negocios y voy para allá. No te muevas.

—No me moveré. ¿Estás seguro de que podrás manejar este asunto? Porque me parece que…

—Sí —lo cortó Jesucristo—, lo he planeado con sumo cuidado.

—Espero que salga bien; tengo un poco de miedo.

—No te preocupes; todo saldrá bien.

Incidente desafortunado

Beethoven no oye entrar a Borges, naturalmente, y el escritor no ve al músico, por lo que choca con él y recibe un soez insulto en alemán. Borges, que sospecha el idioma de Schiller, no piensa que ha atropellado a tan ilustre personaje; más bien deduce que su víctima es Otto Pflegger, un guardia de Treblika o en todo caso Hans Schwartzenegger, el feroz carnicero bávaro. De todos modos se disculpa en inglés, como cuadra a un caballero, aunque el genio de Bonn tampoco capta la disculpa y lejos de interpretar que está ante el autor de “El Aleph” imagina una conspiración judeo-masónica destinada a robarle la partitura de la Décima Sinfonía, que acaba de concluir. Reacciona mal y descarga una furiosa trompada que destroza el tabique nasal de Borges y desplaza una punta de hueso que se incrusta en el cerebro del escritor como un dardo de ballesta. Pero en contra de lo que los lectores pueden estar imaginando, el escritor no se queda atrás y antes de morir usa el bastón para machacar la nuca del músico con toda su fuerza remanente, lo que provoca el deceso de Beethoven unos segundos antes de que se produzca el propio. Es por culpa de este desafortunado incidente, y por ningún otro motivo, que la ópera en tres actos “El milagro secreto”, con libreto de Jorge Luis Borges y música de Ludwig van Beethoven, jamás se llegó a componer.   

Bendita refrigeración

En el único establecimiento bancario de la tórrida ciudad de Valle Encantado, donde la columna mercurial pocas veces baja de los treinta y ocho grados, se disfruta de un clima ideal gracias a que allí se instaló el mejor equipo de aire acondicionado que se pudo comprar con dinero. No obstante, el efecto colateral de ese adelanto es que, a los clientes del banco que aguardan su turno, deben sumarse docenas de acalorados ciudadanos que no tienen que hacer depósitos, pagar facturas o retirar dinero; esas personas sacan número y hacen de cuenta que miran el tablero luminoso que cuelga del techo, pero en realidad se limitan a gozar del fresco del lugar y permanecen horas y horas sentados en las cómodas butacas. La situación, gracias al comentario boca a boca de los vecinos, no tardó en dar lugar a tal afluencia de público que el local del banco resultó insuficiente para albergar a todos los que deseaban permanecer en el banco, con las consiguientes incomodidades para propios y ajenos. Fue ante esa circunstancia que un anónimo cajero propuso un ardid para resolver el problema. Todos los días se comenzaría la cuenta de los números destinados a los turnos por el 1901 y al llegar al 1928 o 1933, por ejemplo, un amigo de la casa sufriría un bien actuado ataque cardíaco. En cada caso se constataría la coincidencia entre el número del turno y la fecha de nacimiento del occiso, coincidencia que sería comunicada a viva voz por los paramédicos encargados de retirar el cadáver. El truco dio tan buen resultado que los pobres viejos de Valle Encantado han vuelto a pasar las horas amontonados en el bar del gallego Villares, con el rostro vuelto hacia el único ventilador, pero contentos de seguir vivos. Las viejas, que no van al bar, se han conseguido nuevos abanicos.

Sergio Gaut vel Hartman nació en Buenos Aires en 1947. Desde 1970 en adelante ha aparecido en revistas y antologías de Argentina, España, Italia, Francia, Estados Unidos, Japón, Grecia, Rusia y Bulgaria.

Fue director de las revistas Sinergia y Parsec y de las antologías Fase. Publicó, entre otros, los libros Cuerpos Descartables (1985), Las cruzadas (2006), El universo de la ciencia ficción (2006), Grandes batallas de la historia (2008), Espejos en fuga (2009) y Vuelos (2011). compiló numerosas antologías, entre las que se destacan Los Universos vislumbrados 2 (2008), Cefeidas (2009), Minimalismos (2015), Peón envenenado (2016), Espacio austral (2016. Su novela El Juego del Tiempo quedó finalista en el II Premio Minotauro.