Por Iván Quezada

Creo que era un internado, un edificio enorme, con muchos pasillos, galerías y tragaluces. Mi conciencia era doble: otra vez era un adolescente, pero con la conciencia de mis casi cuarenta años de edad. Sin embargo, no tenía conflictos con mis percepciones cotidianas. La vida continuaba su marcha, aunque no tuviese recuerdos anteriores a mi ingreso a esa institución.

Llegaban muchos otros jóvenes y entre ellos un primo, con quien fuimos compañeros de curso en la escuela básica y ya no veo hace décadas. Desde luego, teníamos un maestro: un hombre viejo, pero dinámico, que gustaba de formarnos en filas y hablarnos paternalmente, con una retórica bondadosa y firme. No sabía bien por qué no me agradaba, y así evitaba algún contacto personal. Ahora supongo que era mi escepticismo con la autoridad, saludable quizás, pero también fuente de muchas confusiones.

El caso fue que se organizó un partido de fútbol y, como siempre me ocurrió de chico, me marginaron sin siquiera probar mis habilidades. Me molesté y decidí retirarme a mi habitación. Al rato llegó mi primo y me explicó que todos los muchachos estaban dolidos. «¡Qué frescura! A mí me ofendieron», exclamé irónicamente. «Con el vacío entenderán que siempre fueron iguales». Pero entonces la imagen daba un salto (creo que abrí los ojos por un segundo) y me veía junto a mis condiscípulos, subiendo por una escala mecánica con forma de caracol. De pronto, empezaba a levitar y traspasé las ventanas en torno a la escalera. «Esto sucede porque estoy soñando», les dije a los chicos y me reí de ellos. Cuando supe que era un sueño, creí que podía cambiarlo todo a voluntad y mi primera decisión fue no despertar. Tocaba las puertas, caminaba, creía construir nuevos corredores del edificio con sólo imaginarlos. Desperté dentro del sueño para ufanarme de mi poder, por puro placer, mientras los demás tipos me miraban con el ceño enarcado.

Al final, vino a mi encuentro el maestro. Su trato era sumamente amable, ya no como un padre sino como un abuelo. Yo estaba exultante, y le dije: «¿Sabe que estoy soñando y que usted es parte de mi sueño?… ¿O usted también está soñando?». Él negó con la cabeza, aunque sin creerme un loco. «Entonces esto es la realidad -continué yo-, darse cuenta de que uno sueña, mientras los demás no lo saben». El viejo no respondió nada, adoptando un aire filosófico que calzaba perfectamente con su terno y su corbata. Estábamos junto a una ventana, mirando el panorama de mi sueño desde arriba, cuando le pregunté: «¿Tal vez usted no cree en nada?». «No es eso -dijo sin sobresalto-, yo soy un eniatico». Tuve que reconocer que desconocía el vocablo. En ninguna de mis vidas, dentro o fuera del sueño, lo había oído nombrar. El anciano me tomó del brazo y me llevó a una ventanilla, donde le dieron unas píldoras. Luego me condujo afuera de la biblioteca, diciéndome que allí estaba todo el conocimiento para averiguar el significado de dicha palabra.

«Yo estoy enfermo…», alcanzó a decir, cuando no podía más con mi curiosidad.

Desperté decidido a esclarecer mi duda y, venciendo la pereza de la madrugada (además del influjo de la pastilla para dormir), fui a internet y busqué «eniático» en el Diccionario de la Real Academia Española. Fue en vano, y entonces probé con otras lenguas, hasta dar con el italiano: …eniatico, carbonchio sintomatico ed edema maligno, logré leer, perplejo al hallar dentro de mi sueño algo que nunca estuvo en mi interior.

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Iván Quezada E.

Escritor, periodista y crítico literario nacido en Valparaíso, en 1969. Ha participado en diversos medios: en las revistas Qué Pasa, Hoy y Rocinante (de la cual fue su editor general), y en los diarios El Mercurio de Valparaíso, La Época, La Tercera y La Nación, además de los medios mexicanos revista Proceso y el diario La Jornada. También ha colaborado con el área cultural de la Embajada de México en Santiago. El 2003 publicó su novela Elefantes y cisnes (Tiemponuevo) y el 2005 el libro de cuentos Los extraños (Tajamar). Participó en el libro de ensayos Territorios en fuga (Frasis, 2003), editado por Patricia Espinosa y que trata sobre Roberto Bolaño.