El sexto encuentro Latinoamérica Viva arrancó sus actividades con un diálogo entre la memoria y el olvido de la realidad latinoamericana

Guadalajara, Jalisco, a 25 de noviembre de 2018

 

El microrrelato, la crónica, el noir y la literatura de los suburbios latinoamericanos se dieron cita puntual en la primera sesión de Latinoamérica Viva, el foro donde los autores latinoamericanos tienen su propio espacio dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para abordar el contexto y la identidad narrativa latinoamericana.

A invitación de la moderadora Ave Barrera, quien puso en la mesa como primer tema el abordaje de la división de los géneros y subgéneros literarios, Diego Muñoz Valenzuela tomó la palabra para decir que precisamente «el trabajo de un escritor es dar problemas a las fronteras de los géneros». Y dado que «las grandes separaciones entre los géneros son siempre complejas, yo me defino esencialmente como un narrador», continuó el autor chileno, para después asegurar que, según su perspectiva, «lo primero que tiene que aprender un narrador es la poesía: leerla es fundamental para la estructuración de los textos, del orden de las palabras, la estética; si eso no está, es muy difícil. Yo siempre siento que estoy buscando la poesía en el fondo de cualquier texto, en la generación de un significado que quizá uno mismo ni entiende, pero quiere expresarlo y hacerlo estéticamente».

Por su parte, Cynthia Rimsky declaró: «Yo siempre he sido, desde la escuela, rebelde, nunca me han gustado los géneros y las fronteras. Me desencanté del periodismo y di este salto de los reportajes hacia la literatura, así fue como empecé a situar mis libros en ese lugar indefinible para los otros».

La escritora chilena prosiguió su intervención recordando que en la dictadura se censuraban todos los textos y ha sido hasta tiempos recientes cuando se comenzó a valorar el cuestionamiento de la historia gracias al trabajo con los materiales documentales bajo una mirada que no rechaza la imaginación para revisitar esa historia. «La historia latinoamericana fue escrita por los vencedores, por eso hay muchos huecos y vacíos», dijo Rimsky, por lo cual se requiere una «lectura interpretativa» para incorporar elementos de la ficción a la lectura de las verdades históricas.

El colombiano Miguel Mendoza Luna sentenció que «si de algo sabemos los latinoamericanos es de fronteras», a partir de lo cual expresó su afición a la literatura fantástica y de horror, de la que se «ha robado personajes literarios» para habitar sus propios relatos. Como escritor, dijo Mendoza, «me siguen preocupando las fronteras de la maldad y el tema de nuestro tiempo que es el otro, la frontera del otro, cómo lo miramos, quién es el otro».

Mientras, el cuentista Cezanne Cardona confesó que le llaman la atención » la cantidad de decálogos para escribir cuentos», entre ellos el de Julio Ramón Ribeyro, de Horacio de Quiroga e incluso los consejos de Anton Chéjov, pues los propios escritores son los primeros en romper las reglas de sus decálogos. «Me gusta cómo los escritores rompen fronteras, cómo los personajes se tropiezan con lo más cotidiano», dijo.

Los chilenos Cynthia Rimsky y Diego Muñoz Valenzuela coincidieron en que su literatura está influenciada por sus experiencias durante la dictadura. En el caso de Rimsky, detalló que en su libro El futuro es un lugar extraño se propuso contar su experiencia, pero no desde la memoria anecdótica, sino desde el olvido a través de un personaje que había olvidado casi todo y no podía confiar en lo poco que recodaba. «Mi búsqueda fue trabajar el olvido, no ir en la misma dirección de la memoria, sino buscar la ficcionalización de esa memoria», concluyó.

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