Microcuentos de Esteban Dublín

Esteban Dublín

Bogotá, Colombia, 1983. Profesional en Mercadeo y Publicidad del Politécnico Grancolombiano. Realizó estudios de Creatividad Publicitaria en Underground Escuela de Creativos, en Buenos Aires, Argentina y el Taller de Microliteratura en La Escuela de Escritores de Madrid.

Sus microrrelatos han sido elegidos para componer antologías latinoamericanas, publicados en diferentes revistas impresas y digitales, y premiados en diversos concursos de Chile, Argentina y España. En 2010, la editorial Adéer Lyinad publicó su libro Preludios, Interludios y Minificcciones. Representó a Colombia en el VI Congreso Internacional de Minificción que se celebró en Bogotá. Actualmente hace parte del Comité Editorial de La Internacional Microcuentista (revistamicrorrelatos.blogspot.com) y publica periódicamente en su blog, Los cuentitos (estebandublin.blogspot.com). Daniel Ávila es su nombre de pila.

 

Mínimas inconexas

 

Mariposa real

El nacimiento de la mariposa no es como me habías contado. Lo que he descubierto es que cuando viene al mundo, una oruga pequeñísima quiebra un huevo diminuto que se encontraba gestándose desde tiempo atrás. Una vez que el animalito sale, empieza a crecer mientras cambia de color. Poco a poco las células de su cuerpo se disuelven para crear unas alas brillantes. Luego, después de un extrañísimo proceso de transformación, la horrible larva se transforma en una hermosa princesa alada que, sin haber aprendido a volar, empieza a elevarse casi instantáneamente. “Estás absolutamente loco, Esteban”, me dice mi padre luego de contarle mi teoría. Su comentario me quiebra, pero me repongo rápidamente de su veneno. Pienso que, a la larga, ya está demasiado mayor para creer en cuentos de hadas.

 

Trastorno

El pastor no lograba explicarse por qué siempre después de las noches de luna llena desaparecía una de sus ovejas y, menos aún, la razón por la que amanecía desnudo, empapado en sangre y cubierto de huesos en medio del rebaño.

 

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El autor escribía con tal pasión su novela que, sin notarlo, se había sumergido en ella. Miró a su alrededor y se percató de que caminaba por entre sus capítulos. Escarbaba entre sus letras tratando de hallar una salida. Años después, todavía se abre paso en medio de las frases, buscando –sin éxito- un final para esa historia.

 

Breves intertextuales

Casa encuentada

Si entra, le puede pasar cualquier cosa, así que ingrese con cuidado. Es verdad que es una casa llena de sorpresas, pero no siempre son tan agradables. En la habitación principal, por ejemplo, se encuentra El armario viejo de Dickens, pero así como puede salirle el astuto e inofensivo Gato con botas de Perrault, también puede encontrar, de frente con puñal en mano, al Hombre de la esquina rosada de Borges. Camine  con cautela, porque Los huéspedes de Saki son bastante quisquillosos y, con tal de ahuyentarlo, se atreverían a enviarle a La abeja reina de los hermanos Grimm para que le den un pinchazo mortal. En medio de la sala, podrá encontrar El regalo de Rabindranath Tagore, pero debo advertirle que si lo abre, se quedará para siempre con su contenido. Así que piénselo bien antes de abrirlo, porque es verdad que podría encontrar a La princesa de las azucenas rojas de Jean Lorrain, pero también es posible que salga El miedo de Maupassant y termine muerto del pánico. ¿Ve? Se lo advertí. Le dije que si entraba cualquier cosa le podía pasar. Hasta convertirse en lo que quedó: La Sombra de Edgar Allan Poe.

 

Complejo de Escher

Cuando el hombre miró la bola de cristal, se vio a sí mismo mirándose en otra bola de cristal, donde él mismo se miraba en otra bola de cristal. El futuro —piensa por última vez— es tremendamente cruel.

 

 Las maravillas en el país de Alicia

Mientras el conejo blanco escarbaba en su madriguera, divisó a una chiquilla de largo vestido azul celeste corriendo apresurada por los prados del lugar. La curiosidad lo asaltó y la siguió sin dudar hasta su casa. Una vez entró sigiloso, el asombro del animal no podía ser más grande. En medio de la sala descubrió un naipe rectangular con cartas arrojadas al azar sin movimiento alguno. Se acercó al patio trasero y encontró un equipo de críquet que, increíblemente, constaba de bates y pelotas hechos en madera. El conejo subió uno de los pisos y encontró un pequeño gato gris, pero cuando le habló, este apenas correspondió con un maullido. Mientras husmeaba en la habitación de la chiquilla, la vio. Se acercaba peligrosamente a él y lo tomaba de las orejas para juguetearle. Asustado aún, el animal despertó de su sueño aliviado al comprender que sólo se trataba de una pesadilla.

 

Hambre

Antes de lanzarse sobre Madame Bovary, Cómell Litreas siente un incontenible deseo de ir al baño. Se pone de pie y sale de la sala de lectura. En cuanto lo ve irse, el libro cobra vida y se mueve tembloroso en búsqueda de un refugio. Crimen y castigo, otra de las obras esparramadas  sobre el escritorio, se arroja al suelo y se esconde detrás de una repisa.  Ficciones de Borges se apresura a escapar y de un salto se escabulle por la  ventana, Lolita de Navokov, Los viajes de Gulliver de Swift, un compilado  de cuentos de Poe y cientos de ejemplares más empiezan a huir  aterrorizados, a sabiendas de lo que les espera. Cuando el hombre vuelve del baño, los libros que no alcanzaron a huir quedan inmóviles de nuevo. Cómell se sienta frente a su escritorio, se relame y, como acostumbra a hacer a la hora de la cena, devora el primer texto que encuentra sobre la mesa.

 

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Tiempo

—¿Qué haces aquí? —preguntó la muerte.

—Me cansé de esperarte —respondió el anciano—. Vengo por ti.

 

Azul

El Rey Ovidio IV ha fallecido esta mañana. El parte médico informó que fue imposible encontrar un donante con su tipo de sangre.

 

Mito

—¡Cuántas veces tengo que decirle que las sirenas no existen, niño!

—¡Pero, papá! —replicó el pequeño unicornio—. ¡Juraría que acabo de ver una!

 

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Todos los microcuentos e ilustraciones pertenecen al libro Preludios, Interludios, Minificciones, de Esteban Dublín, 2010.