El 26 de octubre, en Santa Clara, Cuba, Eduardo Contreras Villablanca, participó en el Encuentro Nacional de Literatura Negra “Fantoches 2018”, actividad en la que se presentó su novela “Muerte en la campaña”, obra ganadora del I Concurso Latinoamericano de Novela Negra, Fantoches 2017.

La presentación se realizó en la Sala Agesta de la sede de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), a cargo de Geovannys Manso, narrador, poeta y ensayista cubano.

El jurado que premió a Eduardo Contreras por esta novela estuvo integrado por los escritores Raúl Argemí y Fernando López y Lorenzo Lunar.

Reproducimos más abajo el texto de la presentación de la novela a cargo de Geovannys Manso.

 

Muerte en la campaña: un texto de ayeres y neblinas
Por Geovannys Manso

fantoches-2El Premio Latinoamericano de Novela Negra “Fantoches 2017”, le correspondió a una novela breve: Muerte en la campaña, del chileno Eduardo Contreras Villablanca, que hoy publica en Cuba Ediciones La Piedra Lunar, y en Colombia Ediciones Isla de Libros.

Ustedes seguramente recordarán el comienzo de Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”.

Cito el comienzo de la novela de Gabriel García Márquez, porque, tal y como ocurre allí, en Muerte en la campaña no hay respiro para el lector. Apenas transcurrido el primer párrafo, tenemos el primer diálogo:

“-Antonio, disculpa que te llame a esta hora, es que…mataron al Chino”

Y cuando transcurre una nueva oración, aparece el segundo diálogo:

“-¿Me escuchaste? Dicen que fue un accidente, pero yo creo que lo asesinaron”.

Aún no llegamos a la mitad de la página y, estadísticamente, ya tenemos:

-dos personajes protagónicos.
-un muerto: cuyo nombre es el Chino Daniel
-y una sospecha de asesinato…

Luego, las 100 páginas de Muerte en la campaña, se encargarán de conducirnos por un laberinto de turbulencias políticas, enfrentamientos, ascensos y caídas, anhelos de poder y una enorme cuota de barbarie, elementos que se van enhebrando paso a paso, capítulo tras capítulo.

Daniel Arancibia, el Chino, es asesinado durante la campaña presidencial donde se enfrentan candidatos de todas las tendencias políticas. Antonio Feger, amigo del Chino, debe resolver este misterio, mientras se desarrolla una encarnecida batalla por el poder político en un país que el autor “hipotéticamente” ha llamado Chile.

Muerte en la campaña despliega un argumento que se va enrareciendo, enturbiando. Tal y como podemos suponer, una campaña presidencial no es un sitio transparente, un lago de límpidas aguas; sino un infernáculo, un monstruo que lanza tentáculos, rizomas, fuerzas tremebundas, arrasando con todo aquello que se interponga en su camino. Penetrar esos laberintos, signados por la contaminación moral y ética, te puede dañar, te puede contaminar, te puede provocar la muerte.

fantoches-3Construida en tres capítulos y un breve epílogo, Muerte en la campaña. Como advertía al principio, es un texto narrativo que se construye sin ensimismamientos, sin excesivas introspecciones, sin planos que nos puedan conducir a la abulia. Cada parte de cada capítulo es un signo de interrogación abierto que nos conduce al próximo, sin escalas, sin entrampamientos.

En la página 10 aparece un personaje que me gustaría resaltar: aparece Cuba. Casi todos los personajes, protagónicos o secundarios han tenido, en su pasado, un vínculo muy preciso con la isla: efectivo, político, de diversa índole. Por tanto, desde su aparición temprana, Cuba jugará un papel protagónico en su trama, tornándose en un punto hacia donde confluyen y de donde emergen sustancias y pasiones que hierven y condensan en sus páginas.

La memoria y el pasado son esenciales para comprender Muerte en la campaña. Son ellos: la memoria y el pasado quienes se adueñan del presente en la novela. Son ellos: la memoria y el pasado, de donde emergen los verdaderos significados, los verdaderos hallazgos y conflictos que robustecen su trama. Más allá del presunto Chile “hipotético” anunciado por su autor, llegamos a percibir una realidad y una verdad que nos atenaza. Nos preguntamos entonces ¿ficción o realidad? Si consentimos que estamos, únicamente, ante una ficción deslumbrante, festejamos la capacidad de su autor para conducirnos por un entramado riguroso y consecuente; pero si llegamos a advertir que si no la totalidad, al menos una parte de esta historia puede contener y apresar la realidad de un país, de un continente, entonces percibimos la perturbación, el sobresalto, el estupor que pueden provocarnos este centenar de páginas, acosadas por un vértigo que crece y crece como un huracán, arrasando cualquier posibilidad de sosiego.

Eduardo Contreras Villablanca ha construido un texto riguroso que nos contrae de principio a fin, un relato asaeteado por la neblina de un ayer que se trastoca en hoy y donde cada uno de sus personajes: el chino, Antonio, la bellísima Marcia, en nerd Sebastián, la cubana Blanca Rosa, así como los personajes tenebrosos que los asedian, propician un equilibrado tono a ratos gansteril, a ratos terrorífico, que nos conmueve y nos deja insomnes.

Agregar que Muerte en la campaña será leída y releída con sumo beneplácito por sus infinitos lectores futuros: cubanos, colombianos, chilenos y de otras latitudes, es decir lo obvio, pues su eficacia narrativa no puede traducirse sino en lectores apasionados y sedientos.

Por lo tanto, acompaño a Antonio Feger, lo envidio, mientras se aleja junto a la sensual Blanca Rosa, bajo el intenso calor de nuestra isla, hacia su apartamento, donde quizás encuentre, el gran misterio que todos añoramos en nuestras magras vidas sobre la tierra…