Sun Axelsson nunca olvidó a sus amigos chilenos

Por Omar Pérez Santiago

La escritora sueca Sun Axelssson tenía una envidiable formación intelectual, -profesora y periodista de la Universidad de Estocolmo-, hablaba español, francés, griego, inglés, además de sueco.

Era generosa, era vital,  una mujer libre,  muy moderna y muy actual. Dio vueltas por el mundo y en 1960 vivió un año en Chile, y trabajó en Universidad de Chile y fue amiga de los mejores escritores chilenos, como Pablo Neruda, Jorge Teillier, Enrique Lihn, Jorge Edwards y  Violeta Parra.

Publicó el año 1962  un libro sobre su viaje a Chile, Eldens vaggar, donde relata su amor y desamor con Nicanor Parra, y su encuentro con los escritores  chilenos. Para el golpe militar de Pinochet en 1973  publicó su libro Terror en Chile. Sus novelas en los años 80, son originales y son divertidas y tratan sobre una escritora, como ella, sensible, viajadora y sensual, también como ella.  La segunda novela de la trilogía, titulada Lobos de miel (Honungsvargar, 1984) fue llevada al cine. Tradujo a numerosos poetas chilenos, a quienes ella nunca olvidó y siempre llevó en su corazón.

Grecia era otro de sus mundos. Allí fue amiga de Leonard Cohen.

Carlos Geywitz tradujo dos de las novelas de Sun Axelsson: Estación de la Noche (RIL, 1995,) y  Las Orillas de la eternidad (RIL Editores, 2003). 

Recuerdo a Sun Axelsson una tarde en los interiores del Moderna museet en Estocolmo cuando ella bajó a saludar a escritores chilenos que visitaban Suecia. La invité a Malmö, a una lectura poética que organizamos con la editorial Aura Latina en el teatro Victoria. La fuimos a buscar a la estación de trenes y almorzamos en un restaurante italiano.  El teatro Victoria estaba lleno esa tarde, recuerdo, y estaba lleno de mujeres jóvenes y feministas que la admiraban. Muy coqueta, pidió un camerino para ella sola. Cuando ella salió a escena, las jóvenes mujeres feministas de Malmö se levantaron para aplaudirla. Después nos fuimos con otros escritores a una alegre fiesta en un local cerca de la Stortorget de Malmö. Algunas veces paré en su departamento en Estocolmo, mientras hablábamos de todo, rodeada de escritores y artistas y acompañada de su fiel pareja, el escultor Michael Piper.

En 1998 recibió la merecida condecoración Gabriela Mistral de parte del gobierno de Chile por su labor de difusión a la literatura chilena.

Ella nunca olvidó a sus amigos escritores chilenos y nosotros tampoco.

 

Ahora he dado cuerda a todos los relojes

Han estado parados muchos años.

Ahora quiero que pase el tiempo

y que la alegría se quede quieta.

Ahora la angustia tiene otros nombres.

Hay mucho que ha cambiado

y se llama de otra manera.

Mucho es lo mismo __como tu mano abierta

y mi puño cerrado.

Yo espero donde el camino empieza

y espero donde acaba.

Entre esos dos puntos he tensado una cuerda.

En ella hago equilibrios yendo

de un lado a otro.

Principio y fin son también lo mismo

Aunque con otros nombres.

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Traducción de Francisco Uriz

Foto: Ewa Rudling/Scanpix