Por Osmari Reyes García

 

Las olas con que sueño

No hay voz que se pronuncie ni bandera que se alce ni lluvia de valientes.
Cuando todo termina queda un rincón asombrado que no dice espera,
que no dobla la rabia para que no se quiebre,
ni al llanto sereno de madre que nace,
ni al arrepentimiento de prolongada piedad desconocida.

Soplo de vida o muerte.
Deforme compañía del llanto que transita al dolor que se reitera.
Basta,
dice el rostro que me invento mas no puedo evitar nuevos fracasos.

Soy el hambre que despierta trampa irremediable,
los argumentos vacíos del final que nunca forja,
la esperanza de la noche y de las olas con que sueño.

He vuelto al mundo que antes conocía inmenso
y a no ser por lo incierto que me salva
lo demás es lamentable.

Palabra escrita desde la razón que aterra

Me acerco al llanto que sueña otro pacto de olvido.
Al nudo en mi garganta que nunca ofende a mis desvelos.
A la palabra escrita desde la razón que aterra.

Me acerco quizá a alguna forma resignada,
a alguna cicatriz que sólo espera renacer
o transitar libre de culpas.

Me acerco a lo intangible,
a mis ancestros que me ignoran,
al soplo que no quita mis espantos.

Me acerco sereno, doloroso,
con más angustias que palomas en vuelo
y comparto lo que siempre pudo ser el infinito incontenible.

Escapo otra vez de los reclamos,
de la mínima sentencia que enloquece,
de los días que golpean inclementes
para verte regresar sin ademanes.

No habrá mancha que se atreva a alcanzar tus años

Nos vemos una de estas tardes
allí donde germinan las semillas de lo eterno,
allí donde tu rostro es mediodía,
allí donde el adiós no existe.

No hay razón que convenza en las palabras
Algo inatrapable regresa para contarnos sus secretos.
Algo que pudiera ser entre muchas cosas empuñadura,
pero los rostros blanquean el mediodía trayendo calma
como estampida de tiempo acumulado
para mostrarnos que hay un mundo que crece en los lugares invisibles
o un mundo invisible que a veces nos convence de correr sin miedo.

Busco entre la hierba hasta descubrir la forma de evocarte,
aunque nadie entienda que hablo del faro abandonado,
de la pobreza,
del frío.

Armo sílaba a sílaba la espesa complicidad del que calla en lo que dice.
Palabras que insinúan la torpeza de mis manos que nunca te alcanzan.
Sólo palabras como trono o guillotina.
Quiero envolverte en ellas aunque te resistas,
aunque como dijo la poetisa las palabras no son nada.

Al compás del sueño

Han pasado muchos pueblos frente a sus ojos,
muchas noches frente a sus ansias,
muchas sombras frente a sus días.

Han pasado las frases que buscan al mayor de los olvidos
pero queda ella habitando las formas imprecisas,
el misterio profundo en la mirada,
el poema que bordea los abismos.

Nada me devuelve al beso que me despierta deshabitado
entre los intentos de abrazar tu ángel que en la tarde canta
y parece que llora la muerte o el regreso.

Ha pasado la tarde que escapa hipnotizada.

Huye de la lluvia que vuelve a mezclarse con el polvo
para esparcir los nombres en el penúltimo de los escalones.

Quedaron muchas preguntas colgadas a su imagen
y yo con el temor de almohada
acaricio sus cabellos que ondulan al compás del sueño.

Trampa

Desperté sorprendido por un sueño
de esos que aplastan al misticismo que antecede al insomnio.
Desperté víctima de otros desvelos que nada traen consigo,
ni la invicta cordura que se marcha a custodiar la vigilia innombrable.

Después del oscuro monólogo emergieron respuestas,
tormentas,
bailes
y amaneciendo todo volvió a ser humo.

Compré un día que se desprende y disfraza lo inerte de dulzura extinta.

Me incliné hacia la prudencia para mantenerme a salvo.

Construí mi casa entre tiempo y mensajes,
con la suavidad de las olas,
al borde del apremio,
asombrado del derrame de las horas que ríen
mientras la realidad se escapa.

 

Osmari Reyes García (Mayarí, 1972). Es Licenciado en Educación en la especialidad de Informática y Máster en Ciencias de la Educación. Se desempeña como profesor de computación, pero su verdadera vocación es la poesía, la cual constituye el eje central de su vida, teniendo como referente la lectura de poetas universales con diversos estilos. Es miembro del Taller Literario Nicolás Guillén Batista de la CTC, auspiciado por la Casa de la Cultura de Guaro en Holguín. Obtuvo mención en el concurso León de León en 2017, ese año presentó un poemario para la Beca Sigifredo Álvarez Conesa donde fue seleccionado en su provincia. En 2018 alcanzó premio y mención en el concurso anteriormente mencionado. Textos suyos han sido publicados en la revista digital Letralia, Tierra de Letras y su libro Como ráfaga de viento está en proceso de edición en la editorial Pentian en Estados Unidos.