En Revista Narrativas N°25 Abril/Junio 2012
NARRATIVAS: ¿Cómo resumirías tus comienzos literarios y el camino recorrido hasta ahora?
LILIAN ELPHICK: Creo que nací escribiendo. Siempre me gustó leer, actividad íntimamente comprometida con la escritura. Primero, era la poesía: Neruda, Parra, Machado, Aleixandre, Lorca, Hernández, y así… Luego, los cuentos, las novelas.
A los veintitantos asistí al taller de José Donoso. En la entrevista, me preguntó si había leído a los rusos. Le dije que había leído principalmente a Chejov y, para darme ínfulas, agregué que ya había leído Ulysses, de Joyce, en su idioma original. Y no era mentira. Viví en Nueva York a los 20 años y saqué toneladas de libros de la biblioteca de la Universidad de Columbia.
Escribí poesía hasta los 23 años. Creo que mis textos más breves, los narrativos, lo demuestran. No creo en la tríada aristotélica lírica-épica-dramática. Ahora, en 2012, no podemos hablar de géneros puros.
N.: Tu trabajo literario se centra sobre todo en el relato, y dentro de este se diría que tienes una especial predilección por el microrrelato. ¿Qué posibilidades te ofrece el texto hiperbreve frente a otros géneros más extensos?
LE.: Como te decía en el último párrafo de la pregunta anterior, el microrrelato o microcuento me ofrece volver a la poesía sin etiquetarme de poeta (y aquí me río). La verdad, me gusta escribir verticalmente, reducir la anécdota y el bla bla de los personajes. Alguna vez dije que los grandes macrorrelatos ya están escritos; las novelas utópicas latinoamericanas, el famoso boom, las «grandes obras», en general. La idea de lo mínimo me parece atractiva en estos tiempos de fugacidad cibernética. Ahora, y esto lo recalco, lo mínimo no es sinónimo de fácil. He visto textos pútridos en Tweeter y otras redes sociales que generan sólo chiste, una risa a medias. Lo mínimo es concentración, es apuñalar al otro sin que se dé cuenta; es el aleph.
N.: Tus microrrelatos a veces parecen más bien propuestas, invitaciones, ideas primigenias que el lector debe continuar, de lo que se deduce que te interesa ante todo un lector activo, consciente de su papel, que participe en el relato más que lo lea como simple receptor.
LE.: Claro, por supuesto, el microrrelato no necesita del lector-hembra (machista concepto de Cortázar, al cual amo); al contrario, éste debe funcionar con la ayuda del lector/a. En una entre-vista que me hizo la Internacional Microcuentista me referí a la teoría del iceberg, de Hemingway. Lo más importante nunca se cuenta. Es el lector/a quien debe desentrañar la historia profunda (partiendo de la base de que existe una historia superficial, como el texto de los zapatitos de bebé del propio Ernest).
Y está, también, la intertextualidad, en donde el lector/a deberá conocer el texto N°1 para poder interpretar la reelaboración del texto N°2.
N.: Diriges la revista de literatura Letras de Chile. ¿Qué puntos de conexión pueden existir entre las tareas propias de dirigir una revista con las aparentemente más libres y atrevidas de la escritura propiamente dicha?
LE.: Se trata de una página web que nació el año 2002-2003. Ha tenido varios editores y, actualmente, somos tres los que editamos contenidos: los escritores Diego Muñoz V. y Miguel de Loyola, y yo.
Letras de Chile es un sitio destinado a la difusión de la literatura chilena, pero también de otros países. Como corporación cultural y sin fines de lucro, Letras de Chile intenta darle cabida al trabajo literario de sus propios socios/as y público joven (estudiantes secundarios y universitarios). Se difunden textos, concursos, noticias, comentarios, etc.
Personalmente, soy socia de esta corporación desde el 2000. Participé de su directorio durante muchos años y hemos organizado lecturas públicas gratuitas, congresos, foros, y otras actividades relacionadas con el fomento del libro y la lectura. No soy una escritora de trono, por así decirlo. Siempre he estado ligada a la programación de actividades culturales y literarias. Entonces, la conexión es muy grande, entre mi quehacer particular y los otros quehaceres.
N.: Entre otros proyectos digitales que ofreces en la red, mantienes un blog donde das cabida a diversos textos escritos por Alejandra Pizarnik. ¿Qué influencia dirías que han tenido la obra de esta escritora en tu trabajo y en tu actitud frente a la literatura?
LE.: Bueno, ese blog de Pizarnik no lo actualizo hace mucho tiempo. Hay, sí, muchos textos y algunos míos colados en algún rinconcito. Pizarnik es un referente importante. Su modo escritural, su posición frente a la realidad y su actitud lúdica hacia lo superreal. La entrega total a lo literario, al mundo ficticio, como Cortázar y Kafka, por nombrar a algunos. Ella es una de las escritoras que me estremece y me conmueve. Me saca del centro para ser periferia.
N.: En otro de tus blogs, Por la matria, haces especial hincapié en la literatura escrita por mujeres. ¿Dirías que hay alguna diferenciación de fondo y de planteamiento entre la literatura que escriben o han escrito hombres y mujeres?
LE.: Me preguntas algo ultra complejo. Tengo un ensayito dando vueltas en internet; quizás ahí se encuentren respuestas.
N.: ¿Qué hay en la cabeza de Lilian Elphick antes de ponerse frente a una hoja en blanco? ¿Cómo concibes tus historias?
LE.: En primer lugar, las historias no las concibe Lilian Elphick, sino los múltiples seres que la viven. Me gusta pensar como Julio Cortázar y su intersticio o zona escritural. No hay nada racional en la génesis de una historia. Aflora, simplemente, en la intuición y en la sincronía. Luego, viene el vómito. Por último, la corrección, el tijereteo.
N.: Como lectora, ¿cuáles serían tus preferencias en el terreno de la narrativa en castellano y tus autores favoritos?
LE.: Últimamente, devoro libros de microrrelatos; antologías y autoriales: Ana María Shua, Pedro Guillermo Jara, Raúl Brasca, Luisa Valenzuela, Muñoz V., Barros, Aguilera, Sánchez.
En novela y cuento me quedo con Diamela Eltit, Cortázar, Rulfo, Poniatowska, Borges, y mil más.
N.: Por último, ¿en qué proyectos literarios está ahora trabajando Lilian Elphick?
LE.: Estoy trabajando en mi cuarto libro de microrrelatos.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…