Por Leonidas Troncoso
Artículo que entra en la coyuntura del Primer Encuentro Internacional de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, que desarrollará Letras de Chile en noviembre de 2017, en Santiago.
Para algunos, la ciencia ficción es un subgénero de lo que actualmente se conoce o acepta en literatura, como género de fantasía o género fantástico. Para otros, como yo, la literatura de anticipación o ciencia ficción es un género literario en sí mismo.
Mientras la discusión sigue y tratamos de ponernos de acuerdo, la ciencia ficción está más vigente que nunca, sobre todo la chilena, la cual, aunque algunos no lo crean, existe y es muy buena.
Así lo demuestran al menos la discreta, pero permanente publicación de obras enmarcadas en la literatura de anticipación de nuestro país, como Flores para un ciborg de Diego Muñoz, Synco de Jorge Baradit, La segunda Enciclopedia de Tlon de Sergio Meier y Años Luz de Marcelo Novoa, solo por mencionar algunos ejemplos.
No obstante lo anterior y a pesar de la constante renovación de nombres y narraciones que protagonizan la modesta, pero no menos interesante, ciencia fricción criolla, existe un nombre que siempre aparece entre las preferencias de los lectores y escritores de este género o subgénero literario, cuyas principales características son los relatos plagados de viajes intergalácticos, el desarrollo de la inteligencia artificial, la vida extra terrestre, el control de las máquinas por sobre los seres humanos, etc., etc. etc. Ese nombre es Los Altísimos.
Quizás, una de las razones que explica la vigencia de Los Altísimos, su incombustible actualidad, es su rol como punto de inflexión, casi fundacional, de la literatura de anticipación en Chile. Si bien es cierto que la novela del escritor y periodista nacido en Curepto, Hugo Correa, no es la primera en su especie, publicada en nuestro país, su aparición en el año 1951 significó un verdadero hito, el cual alcanzó su máximo reconocimiento en las palabras de uno de los maestros de la ciencia ficción, el afamado escritor norteamericano, Ray Bradbury.
Como era de esperar, lo anterior trajo consigo la silenciosa canonización de Los Altísimos como ejemplo de literatura de anticipación casi a nivel mundial, lo cual se vio reforzado aún más, por el hecho de que el propio Bradbury presentara el trabajo de Hugo Corea en una de las revistas de ciencia ficción más prestigiosas del mundo, como lo es The Magazine of Fantasy & Science Fiction.
Sin embargo y más allá del justo reconocimiento que han hecho los entendidos en la materia y que nadie podría discutir, lo cierto es que actualmente Los Altísimos, novela que ha sido traducida en varios idiomas, mantiene su inagotable frescura y vigor, casi fundamentalmente por su contenido, por su esencia, por ser precisamente y en palabas de su propio autor, una clásica novela de ciencia ficción.
Hoy, a más de 60 años de su primera edición, Los Altísimos sigue ofreciendo al lector inquieto un mundo literario apasionante, propio de la mejor literatura de anticipación, pero cada vez más real, más contemporáneo, más vivencial, más cercano, donde los robots ya están entre nosotros, los viajes al espacio no son una gran novedad y la vida extra terrestre está a la vuelta de la esquina.
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El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…