Max Valdés Avilés, Editorial Vicio Impune, 155 páginas
Por Ramiro Rivas
Max Valdés Avilés es novelista, cuentista y editor. Ha publicado los volúmenes de cuentos Mimí agoniza en la buhardilla de los bohemios y Ni un rumor en la oscuridad. Su labor novelística la conforman los relatos Una mañana de más; El ciervo herido; Manuscrito sobre la oscuridad y El ladrón de cerezas.
Despertarás en un sucio amanecer habría que catalogarlo en el género de novela policial o novela negra. Como es de conocimiento, la novela negra surgió o se revalidó en los convulsos años del macartismo norteamericano. Autores imprescindibles de esa época fueron Dashiell Hammet, Raymond Chandler y una seguidilla de escritores que dieron visibilidad a este género literario que, en sus inicios, se lo catalogó como subgénero.
En Chile su desarrollo fue más tardío y esporádico. Creemos que con la irrupción de Ramón Díaz Eterovic, este género literario tuvo un nuevo florecimiento. La saga de más de veinte novelas publicadas por Eterovic, con su incomparable detective Heredia, reflotó esta modalidad escritural con nombres importantes como José Román, Luis Sepúlveda, Roberto Ampuero, o el propio Roberto Bolaño que incursionó con un par de novelas policiales. Como asegura Ramón Díaz, este género literario ha pasado a ocupar el lugar de la novela social. Lo que es efectivo. A años luz del realismo socialista de la generación del 38, la novela negra ha pasado a ser la encargada en denunciar y exponer el deterioro de la sociedad chilena.
Max Valdés ha incursionado con bastante éxito en este formato literario. La trama de esta historia detectivesca, trata del asesinato del joven Armando Capó, empleado de una financiera de dudosa reputación. Empresa que funciona en el límite de la legalidad. Su propuesta consiste en inversiones en capital de riesgo y otros servicios oscuros, como préstamos usureros, lavado de dinero y corruptela al más alto nivel, todo avalado por un deteriorado sistema político. Un clan y una sociedad mercantil apta para todo negocio y emprendimiento ilícito.
El personaje central del relato corresponde a Gregorio Capó, padre del joven asesinado, que reside y trabaja en Buenos Aires. Alejado de su hijo hace más de quince años, viaja a Chile a investigar el alevoso crimen de su hijo. El panorama que descubre en el país es un intrincado mundo empresarial, en donde su hijo ha sido manipulado para trabajar en una organización delictual que no trepida en la explotación de menores, el lavado de dinero y el narcotráfico.
Gregorio Capó, ante la sospechosa actitud del inspector de policía Mario Benavides, encargado de dilucidar el caso, emprende su propia investigación, labor que lo llevará a transitar por un oscuro mundo delictual de una élite económica dirigida por siniestros personajes que no vacilan en recurrir al asesinato y la corrupción de la policía.
La novela está bien estructurada. Su articulación narrativa se ciñe a los cánones del género, la llamada novela negra o policial. Trama que se sustenta en lo arquetípico de esta corriente literaria, es decir, la criminalidad, la corrupción, el delito de cuello y corbata que se oculta tras la fachada de grandes empresas que funcionan desentendiéndose de la legalidad.
La galería de personajes expuestos resultan convincentes y verosímiles. Mediante un lenguaje directo, desprovisto de florituras, la historia se desarrolla con gran vertiginosidad, atrapando al lector hasta la última página. Max Valdés demuestra conocimiento de la novela policial, construyendo una novela creíble y atrayente.
La voz narrativa, en este tipo de novelas, es sumamente importante. Max Valdés emplea el estilo indirecto libre, que según el teórico James Wood, “permite ver cosas a través de los ojos y el lenguaje de los personajes, pero también de los ojos y el lenguaje del autor. Habitamos en la omnisciencia y la parcialidad a un tiempo”. Esto permite la realización de una impersonalidad objetiva, sin recurrir al narrador omnisciente tradicional. Este estilo y modo narrativo ignora todo de los personajes y funciona cono si se tratara de una primera persona apenas audible.
Existen desenlaces plausibles y ambiguos. En este relato el cierre de la trama no dilucida con propiedad el causante o el ejecutor del asesino del joven empleado Armando Capó. El padre, que ha ejercido el oficio de investigador indirecto del delito, descubriendo en los últimos tramos de la pesquisa al o los criminales de su hijo, deja en suspenso el nombre de los culpables. Transfiriéndole esta deducción al lector, después de haber expuesto a todos los involucrados en la muerte del joven. Grupo de individuos, conformado por gerentes, empleados y secretarias, que resultan, unos más que otros, sospechosos del crimen. Desenlace premeditadamente ambiguo que permite al lector cerrar la historia.

En la librería del GAM hay ejemplares. Libertador B. O´Higgins 227