Poemas escritos entre agosto y septiembre de 2017.
Por Iván Quezada
Una mujer
¿Y si le pregunto a ella qué sucedió con ella?
Sólo decirle quiero repetir tu nombre
como una cascada con sus gotas de agua
Recordarle su amor eterno que se detuvo en el tiempo,
las veces en que observé su sueño
creyendo que yo soñaba su belleza
Iba por mis habitaciones como una pregunta
que se le hace a los pájaros
y como una fugaz lumbre
su rostro cruzaba la noche
Me dejó en el silencio suficientes metáforas
para tantas vidas, aunque sólo el lienzo del pasado
para dibujar su alegría que jamás conocí
Este día
El día pasó por el cedazo de la sabiduría:
aprendí a no pensar en mí mismo
Ya perdí todo mi tiempo,
no tiene sentido vivir
como si aún me quedase
Bastaba con ausentarme
de mis deseos
para flotar en mi mente,
el universo entero
convertido en una capa
Ahora no soy yo quien siente
la fugacidad de existir,
sino una conciencia eterna,
que de tanto vivir siempre
una misma experiencia,
encontró los nombres para cada cosa
y las letras para cada sonido
Le pregunto por mí y a pesar
de su locuacidad guarda silencio,
a lo más consigo una sonrisa
en su rostro inexistente
No importa, si quiero puedo suplantarla
y solazarme con la desaparición
de mi identidad
Los momentos ya no tienen límites,
las personas dejan de ser importantes
Era mentira que alguna vez o siempre hubo cambios,
pero quizás suceda uno en el próximo parpadeo
o quizás no
Carezco de expectativas y miedos
cuando no pienso en mi estúpida grandeza
Mi más profunda experiencia en este mundo
será como hacer gestos ante un espejo
que sólo me refleja de espaldas
A Poli Délano
Nunca estuve en un bombardeo,
pero tuve que sacar a los amigos
de debajo de los escombros
y sepultarlos lejos de las ruinas
Un día todos los amigos
serán fantasmas
en ciudades iluminadas
con guirnaldas
y nadie perderá el tiempo
en últimas palabras
Un fantasma me tocó el hombro
Un fantasma me tocó el hombro
en la calle
Creo que era una mujer,
lo hizo para recordarme
que estoy solo, viejo y cansado
como un adolescente…
¿O fue por otro motivo?
Difunta
Nada ha cambiado
desde la última vez en que te recordé
Siguen pasando las desechas horas
como las camas de un hospital
abandonado
Y sin embargo
descubro que el tiempo
ya te olvidó
¿Con qué derecho moriste
antes de conocerte?
Eras el día a día,
la certeza de que un minuto
seguía a otro
Tu rostro fugaz
en una pantalla virtual
fue toda tu señal de vida
y al final también
la de tu muerte
Eras
como correspondía
bella
Te miré un tiempo
para contarme una historia
de amor con final feliz
Eras la fruta del sur,
la luz originaria
en el fin del mundo,
la primera mujer
en los bosques devastados
Madre de hasta quienes
la amaban,
de sus maridos
y de los amantes que soñaba,
un día simplemente alguien escribió
su epitafio y apagó para siempre
el computador
La cámara del olvido
La cámara del olvido no existe,
es una expresión que no significa nada
Alguien quizás dirá conviene escribir
un recuerdo,
a pesar de que quien introduce su cabeza
en la cámara del olvido
no ve su propio rostro
ni escucha sus palabras
La oquedad perfecta es la ausencia
de una persona en su misma conciencia
Nadie se convierte en alguien,
sus manos entrelazadas
con las manos de la niebla
los gestos ajados en el pergamino
de un día que se sustrajo al sol y la luna
Mi semblante o el de cualquiera
es nada más que un error del lenguaje
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…