José Luis Pincheira Gutiérrez es Coronel de Carabineros y docente. Su profesión le ha permitido conocer y apreciar muy bien el país, tanto en su naturaleza como en sus habitantes. Asiduo lector, ha comentado varios libros de Juan Mihovilovich.

EL AMOR DE LOS CARACOLES

Autor: Juan Mihovilovich
Novela, 208 páginas.
Simplemente editores, 2024.

Por José Luis Pincheira

Es un libro maravilloso. A pesar de que a poco leer cueste continuar, por la desoladora crudeza de las vivencias del narrador, seguir el recorrido resulta imprescindible. Cómo no hacerlo si por contraste a la amargura te puedes encontrar feliz corriendo “detrás de mariposas amarillas surgidas de los bosques sin saber cómo”. (pág. 22).

Cautiva emocionalmente escuchar la voz de niños expresando su parecer ante los hechos de una vida cruel y dolorosamente punzante que transcurre frente a sus ojos. El engaño, la ausencia de afectos, los vicios adictivos, la violencia física, vista con los ojos de Pablo y de su hermano dan paso, gracias a que son niños, al contacto imperecedero con Laura, Clarita y Lautaro, del mismo modo, niños de amor eterno e infinito. Imposible leer sin interpretar como ellos, que ciertos hechos son la explicación y “la razón, de que las garzas aniden en la laguna”. (pág. 31).

Las conmovedoras experiencias familiares trascienden la búsqueda de explicaciones a los accidentes, enfermedades, el encierro y la muerte. Como los pueblos en el tiempo han buscado explicarse en mitos los efectos desgarradores de los deseos irrefrenables, felizmente aquí, en este libro, son niños los que interpretan estas vivencias y resulta la única forma posible de sobrellevarlos y sanarse.

Toca en lo profundo cuando sientes en la despedida de unas criaturas familiares del preso, la manifestación simbólica por excelencia de la libertad, que se aleja apabullante en cada pequeño paso fuera de la celda. Asimismo, las respuestas de aquel, esclavo de la soledad, a una vida inaprensible, luego de cumplido el plazo carcelario, ahora convertido en el sabio guía de sus nietos que lo adoran. Cómo comienza a doler el paso del tiempo inclaudicable.

Los caleidoscopios de una vida surrealista que traspasa límites terrenales dejan pasmado en el relato, cuando se hace tangible el gesto elegante y delicado de un ramo de modestas flores, (vale la pena sentir su perfume y saber cuáles son, pág.76), arrancadas de la ladera del cerro y la vera del camino por manos humildes o, en “una sonrisa dulce que revitaliza el alma” (pág. 61).

La aspereza desgarradora del relato de las experiencias de Nicanor, Leticia, Pablo y, principalmente de su hermano, por nombrar solo algunos, se cruza con aproximaciones religiosas que nos satisfacen y nos consuelan en la construcción de niños que, en su fantástica desaprensión, explican el pago por ver lo imposible. Don Manchu es testimonio fiel de este sacrificio por su osadía.

Pablo, Laura y su hermano, conscientes del costo del tesoro del buque “Oriflama”, que navega por las aguas de su pueblo de brisas suaves, solo confirman sus historias, ya no tan fantásticas.

Es imposible comentarlo sin invitar a leerlo. Sin embargo, resulta imprescindible mencionar que en el libro “El amor de los caracoles” existe una puerta al secreto de lo desconocido, el sentir sin pensar adquiere presencia tangible en la relación silenciosa e imperturbable de unos seres que, despreciados por su ausencia de cerebro, poseen la definición de la vida. En palabras de Laura “el amor solo se expresa” (pág.131) adquiere presencia sólida y tangible como una gigantesca roca de cuarzo soñada.

En un momento del libro escuchará que “nos perdemos en el recuento de nuestra historia y al final no queda historia alguna”. (pág.151).

Creo, esperanzado, que con este libro Juan Mihovilovich construye una realidad que, junto a su lenguaje, nos depara mayores aventuras en el futuro.

José Luis Pincheira Gutiérrez es Coronel de Carabineros y docente. Su profesión le ha permitido conocer y apreciar muy bien el país, tanto en su naturaleza como en sus habitantes. Asiduo lector, ha comentado varios libros de Juan Mihovilovich.