Por Matías Rafide

Juan Mihovilovich no es un escritor fácil. Sus novelas son densas, de profundas reflexiones.  El asombro es una obra de intensidad narrativa. Más que exterioridades, exhibe diálogos y monólogos hondos y desconcertantes. Crea o describe interioridades, plenas de dramatismo, de suspenso y ansiedad.

Los hechos –la anécdota narrativa- son un ejemplo de patetismo y hondura sicológica.

Su prosa es concisa, de trazos breves, directa, sin extravíos lingüísticos. Exhibe notable dominio idiomático.

El sismo de febrero del año 2010 encontró a Juan Mihovilovich como Juez de Letras en Curepto, zona fuertemente golpeada por el terremoto.  Allí la mitad de las casas del pueblo, de estructura colonial, quedaron en ruinas, muchas de las cuales aún permanecen con sus muros caídos y las habitaciones aún sin reconstruir. En los primeros meses parecía un pueblo fantasma.  Hoy, lentamente, va saliendo adelante.

En la novela no se nombran personajes. Sólo un hombre y un perro con los protagonistas.  Todo lo demás es silencio, desconcierto, pavor, ansiedad.  Es un mundo fantasmagórico, como de ánimas en pena.  Ese universo, Mihovilovich lo capta y lo desmenuza con fuerza, sin contemplaciones.

El asombro es una novela para leer a sorbos, con hondura y dramaticidad.

Es una interesante y valiosa obra narrativa.

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EL ASOMBRO

Autor: Juan Mihovilovich

Novela 103 páginas. Simplemente Editores. 2013