Crónica literaria de Eddie Morales Piña
En esta crónica abordaré tres libros que me llegaron hace algunos meses. No son textos que correspondan a lo literario, propiamente tal, a pesar de que este concepto hoy está ampliado a diversos ámbitos. Todo lo escrito es literatura. Sin embargo, nosotros sabemos que lo referente a la literario tiene que ver con una de las formas de expresión estética que existen. Es decir, la creación mediante el lenguaje en una particular forma de ser. Es la apropiación estética del mundo. Los tres libros de los que daré sucinta cuenta están focalizados en otro formato escriturario. Son textos que transitan por los géneros referenciales de cierto modo.
En primer lugar, dos libros que se denominan Caleta de Sabores. Un rescate del patrimonio culinario costero de la Región de Valparaíso y Kinan’m: gastronomía haitiana en el paisaje alimentario de la Región Metropolitana. Ambos textos tienen que ver con un área específica que a todos les encanta, la gastronomía o lo culinario. Hoy en día se ha extendido un tipo de programas de televisión donde se presentan concursantes a preparar platos -a veces, sin tener mucho conocimiento- u otros donde se van invitando comensales a disfrutar de la divina comida, aunque a veces no es para tanto, también con personas que no siempre han andado por los senderos de lo culinario. Sin ser sibarita, todo aquello que diga razón con los platos llevados a la mesa convenientemente preparados nos son interesantes, más aún si se pudieran degustar. Este tema de la cocina es relevante desde diversos órdenes. Es una forma de la cultura de un país. Hay un programa de televisión donde un escritor e historiador mexicano recrea en conjunto con un chef y, previamente, explicado el contexto, los platos preferidos de distintas personalidades del ámbito de la cultura azteca como Sor Juana Inés de la Cruz, Frida Kahlo, Pancho Villa o Pedro Infante. Precisamente, hace años atrás, descubrí un pequeño libro que decía relación con Sor Juana. Sin duda, se trataba de la Décima Musa de México, sor Juana Inés de la Cruz, y el librito mostraba el recetario de la poeta colonial con una serie de exquisiteces de mano de monja que ella preparaba en el convento. En mis clases de literatura colonial en la universidad donde Sor Juana tenía un lugar especial, comentaba este libro relacionándolo con un concepto utilizado en aquellos tiempos que se denominaba las labores de mano. Cocinar formaba parte de este constructo de época. Muchas veces estuvo a punto de decir a los estudiantes vayan a preparar se ha dicho estas recetas, aunque tal vez hubieran tenido problemas con algunos de sus ingredientes.
Caleta de sabores. Un rescate del patrimonio culinario costero de la Región de Valparaíso fue publicado en 2013 y sus autores son Alicia Gentschev, Andrés Moscoso, Carolina Carstens y Karin Müller. El texto gira en torno a lo culinario costero de Valparaíso, específicamente a las caletas de San Antonio, Quintay, Valparaíso, Quintero, Horcón y Papudo. El título está muy bien escogido, pues hace referencia a un espacio relacionado con lo marítimo en su núcleo gramatical, mientras que el complemento señala de qué se trata este topoi. Son lugares de sabores, de degustación de platos cuyos componentes son extraídos de la mar. El subtítulo apunta a que se trata de un rescate, precisamente de un patrimonio cultural culinario. En consecuencia, el libro es un texto de investigación acerca de la realidad culinaria sobre la base del estudio sociocultural y antropológico de las caletas y de quienes las trabajan y producen lo gastronómico. Allí aparecen los platos que a Pablo Neruda -y a mí- nos harían tener no sólo un placer culinario sino estético. La comida consiste en esta simbiosis. El texto es muy interesante, pues rescata, además, el habla de los caleteros: Yo creo que el pescado frito es el más típico, sí, la merluza, porque en mi casa siempre hay merluza, siempre ha habido merluza…
Kinan’m: gastronomía haitiana en el paisaje alimentario de la Región Metropolitana está referido a lo culinario de los migrantes de Haití. Los autores e investigadores son Daniel Egaña, Carolina Carstens, Alicia Gentschev y Jean Claude Pierre-Paul y fue publicado en 2021.Este libro es muy significativo por cuanto como país nos hemos abierto a otros sabores. En verdad, esto viene desde hace décadas. Recuerdo cuando me invitaron a comer comida china por primera vez, por ejemplo, y quedé maravillado. O a degustar y a conocer los platos árabes que son increíbles. Cada país tiene su peculiaridad gastronómica, he probado la peruana, la italiana o la japonesa. En este libro se aborda lo culinario haitiano. Se describen las tradiciones gastronómicas de la población haitiana migrada a Chile. Es también al igual que el anterior, una exhaustiva investigación que da cuenta -entre múltiples aspectos socioculturales y de sociología alimenticia- de cómo reproducir en nuestro país una comida peculiar cuando no están los ingredientes principales. En los dos libros aparece el nombre de la socióloga Carolina Carstens Riveros, hija de nuestro amigo escritor Carlos Carstens. En el referido a la comida de Haití está el nombre de Jean Claude Pierre-Paul, trabajador social, que probablemente tiene que ser hermano del poeta y médico haitiano, Jean Jacques Pierre-Paul. En síntesis, dos libros sumamente interesantes para quienes les gusta saber del saber culinario.
En segundo lugar, un librillo, como dice el colofón, titulado Texto y textil hilvanan Cerro Cordillera. Crónicas de ensueño, publicado en 2024. Es un libro novedoso, pues corresponde a la muestra de una serie de coloridas imágenes textiles basadas en la lectura a voz alzada de una obra memorística del escritor Carlos Carstens referida al Cerro Cordillera de Valparaíso. Las mujeres bordadoras dieron sentido icónico a las resonancias de la lectura de la obra del autor mencionado, resultando una serie de ilustraciones bordadas, al igual que las arpilleras, de lo que Carstens relata en sus crónicas de ensueño. Me gustó la relación que se hace en el título entre texto y textil. La palabra texto proviene de textum que significa tejido. El textum -texto- es un entramado. Es decir, un tejido lingüístico. La relación con textil es evidente. Un bordado es un entramado de otra índole, pero también es un texto en tanto configura una imagen, un icono, de una realidad, en este caso, de un espacio y tiempo -el cronotopo de Mijail Bajtin- del Cerro Cordillera en Valparaíso donde el sujeto que hace memoria -Carstens- plasma lingüísticamente, mientras que las bordadoras hacen lo mismo a través del bordado estilo arpillera.
El diálogo entre el libro –textum, el sustrato de las imágenes- y la labor -laboris, labores de mano, como decían las monjas coloniales- de las bordadoras es significativo y concluyente. Quienes quieran conocer este librillo -un término también clásico-, les recomiendo que se pongan en contacto con el autor primario -Carlos Carstens-, quien con su libro de memorias del Cerro Cordillera provocó la segunda creación de las bordadoras: María Inés Soto, Marianela Orrego, Ivette Dennet, Cecilia Viarklumds, Carla Tapia, Erica reyes, Ana María Palomino, Venchy Belmar, Ximena Vergara, Fresia Contreras, Carolina Cornejo y Vicky Espinoza.
En definitiva, tres obras que van al rescate de diversas formas de aprehender nuestro medio natural, nuestra realidad, nuestro patrimonio.
(VV.AA. Caleta de Sabores. Un rescate del patrimonio culinario costero de la Región de Valparaíso. Valparaíso. 2013. 118 pág.// VV.AA. Kinan´m: gastronomía haitiana en el paisaje alimentario de la Región Metropolitana. Valparaíso. 2021. 130 pág.// VV.AA. Texto y textil hilvanan Cerro Cordillera. Crónicas de ensueño. Valparaíso.2024. snp.)
Durísimo cuento. Atento a las obras de este autor valdiviano.