Blanquita
De niña, era la más buena y la más obediente. Con la adolescencia llegaron nuevas búsquedas, tatuajes y emociones. Conoció nuevas amistades, pero nunca dejó de ser la más linda del reino, la favorita del espejo mágico.
Nacimiento
Nací a los quince años, a la edad en la que otras princesas ya disfrutan de una vida adulta. Nací reviviendo otras vidas. Fui bosquejo y boceto de varios artistas que no me hicieron nacer. Blanquita es mi nombre. Blanquita soy. Blanquita vine. Blanquita moriré. Moriré en febrero cuando otros nazcan o se enamoren. Nací como alguien que cae. En paracaídas.
Querida Blanquita
Antes de irme, quiero darte unos consejos de supervivencia en tiempos difíciles:
Huye de las jaurías, de los gatos, de las ancianas, y, sobre todas las cosas, nunca aceptes nada de un extraño.
No comas manzanas. De ningún tipo. Especialmente si están envenenadas.
La vida es corta: hazte ese tatuaje y experimenta con tu peinado y el color de tu pelo, uñas y todo lo que puedas colorearte.
No esperes sentada ni de brazos cruzados al apuesto príncipe que te rescatará. Nadie tiene que rescatarte: es tu vida y tomas decisiones.
Lee libros de aventura y sé la heroína de tu propia historia.
Huye del reino. Lejos. Empieza una nueva vida sola y ríe cada mañana.
La vieja madrastra te perseguirá y te pondrá a prueba. No le temas. Sé tú misma y disfruta de cada pequeña batalla: todas te enseñarán algo.
Desconfía de quienes te dicen cómo tienes que vivir tu vida.
Cumple tus propósitos, sin olvidarte de disfrutar el camino.
Ponte tu mejor vestido hoy: la gran ocasión es estar viva.
Te amo
Mamá
Blanquita y el cocodrilo
Cuando se mudó a su nueva casa, fue al baño y allí estaba: blanco, ciego, descansando en el piso de damero. Tan largo como la bañera antigua. No la vio, pero la sintió. Y la asustó con sus dientes enormes, sus ojos rojos y un rugido que ella nunca olvidaría. Corrió aterrorizada y se metió en la cama, se tapó hasta la cabeza y allí se quedó paralizada. Toda la noche con pesadillas en las que esa criatura blanca la devoraba, la desmembraba y disfrutaba de su carne como alimento.
Al día siguiente, Blanquita se mudó de nuevo con los enanitos.
Nunca más entró al baño.
Triste vida
Hubo un pájaro negro que soltó sus plumas casi sobre mi cara.
Blanquita y los pájaros
-Yo solo quería ser testigo de la lluvia de estrellas. Los pájaros no me permitieron ver nada más que plumas negras aleteando furiosas sobre mi cabeza.
Avisos Clasificados
Increíble oportunidad
Vendo manzana sin uso y poderes extraordinarios. La ofrezco intacta, con la urgente necesidad de un cambio de vida. Sólo trato en persona en el bosque encantado. Preguntar por Blanquita.
Receta para un microrrelato
Advertencia: al tratarse de una receta genérica (no una fórmula mágica), le puede agregar o quitar elementos y utilizarlos de otro modo. La clave es que el texto funcione y funcione bien. Y funcione donde deba funcionar.
Ingredientes
- Brevedad, cantidad necesaria (puede oscilar entre la nada y una página, página y media de extensión)
- Conflicto, un atado
- Narratividad, una cucaracha sopera y abundante
- Concisión, una pizca
- Lenguaje preciso, cantidad necesaria
- Intertextualidad, 200 gramos
- Elipsis, una cucharadita
- Condensación
- Carácter proteico
- Ironía, sarcasmo, humor, una pizca para sazonar
Instrucciones
- Batir a punto nieve la narratividad con la brevedad y el conflicto hasta que se produzca un cambio en el personaje.
- Mezclar de manera envolvente con la elipsis hasta obtener una masa suave a la vista y afilada a la lectura.
- Agregar el carácter proteico en dosis pequeñas, sin que se pierda coherencia.
- Cocinar a fuego lento en horno a 180° hasta que esté doradito y eleve.
- Mantenga la complicidad con el lector.
- Para saborizar, puede agregar una pizca de ironía, humor o sarcasmo. A gusto, pero sin exagerar.
- Presentar en una página en blanco en la que su microrrelato se luzca. Puede jugar con el espacio y experimentar con las formas.
Con la práctica, se sentirá cada vez más seguro y podrá experimentar más.
Dé rienda suelta a la imaginación y no se olvide de las palabras que son la materia de la que están hechos nuestros ingredientes: deben ser de buena calidad así no destiñen ni arruinan nuestro microrrelato.
¡Manos a la obra!
Ildiko Nassr. Nació en Río Blanco, (Jujuy, Argentina, 1976). Ha publicado los siguientes libros de microrrelatos (Placeres cotidianos, 2007 y 2011), (Animales feroces, 2011), (Ni en tus peores pesadillas, 2016), (Placeres cotidianos, edición corregida y aumentada, colección breves y extraordinarios, 2017), (Los hermanos mayores, 2017), (Urgencias, disimulos y rutinas, 2019) (Algo que acecha, 2021) y (Los invisibles, 2023).
Sus microrrelatos han sido incluidos en las mejores antologías del género y traducidos a diversos idiomas, como el alemán, el griego, el francés, el húngaro, el italiano, etc.
Ama la literatura, los perros, las montañas, el bordado y el chocolate.
Justito hoy leí un artículo acerca de lo poco que reconocemos y divulgamos a nuestras y nuestro autores. Este "valdiviano"…